La belleza del día: “Las malas madres”, de Giovanni Segantini

En tiempos de incertidumbre y angustia, nada mejor que poder disfrutar de imágenes hermosas

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"Las malas madres", de Giovanni Segantinique, en la Galería Belvedere, de Austria
"Las malas madres", de Giovanni Segantinique, en la Galería Belvedere, de Austria

El italiano Giovanni Segantini (1858-1899) fue uno de los máximos exponentes del divisionismo, una variante del puntillismo, que se caracterizó por la seeparación de colores en puntos o líneas individuales que interactúan entre sí en un sentido óptico.

Nacido en el antiguo Imperio austríaco, en el Tirol, en una familia humilde, tuvo una infacia difícil tras la muerte de sus padres a los 8 años. Durante un tiempo vivió con familiares en Milán, y luego fue enviado a una casa comunitaria, donde un maestro reconoció y alentó por primera vez su talento.

Si bien se formó en Milán y alllí comenzó a realizar sus primeros trabajos y recibir sus primeros premios, fue en la ciudad de Brianza donde pudo desarrollar los temas que comenzarían darle notoriedad: la vida del campo. Durante esta etapa centrada en la pintura de género bucólica realizó sus primeras obras maestras, que se encuentran en museos de todo el mundo.

Sin embargo, fue cuando se mudó a la región montañosa de Graubünden en Suiza en 1886, luego a Engadin en 1894, cuando finalmente encuentra su “voz”, a partir del divisionismo con toques simbolistas, especialmente mediante el uso de alegorías. De este período resulta Las malas madres, que se encuentra en la Galería Belvedere, de Austria.

Esta obra es la segunda de una serie que lleva ese nombre, inspirada en el Nirvana, a partir de un poema de Luigi Illica, uno de los libretistas de Giacomo Puccini.

Es gracias a esta obra, que fue aclamada por la Secesión vienesa y comprada por el gobierno austríaco, que Segantini ingresó al grupo de destacados exponentes del simbolismo europeo. Sin embargo, en Italia recibió numerosas críticas ya que consideraban que interpretaba el poema de manera errónea.

Tanto el poema como esta pintura describen el progreso de madres culpables de negligencia infantil (o algo peor) a través de un purgatorio budista representado por el valle frío, lúgubre y sin hojas en primer plano.

Después de pagar así por sus pecados, finalmente alcanzarán el Nirvana, un paraíso budista, representado por la lejana cadena montañosa, inspirada en los Alpes suizos cerca de St. Moritz.

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