
Mudarse, ajustar el presupuesto y renegociar prioridades se volvió parte de la rutina para millones de familias en Colombia. Detrás de esas decisiones cotidianas hay una transformación silenciosa pero profunda, vivir en arriendo ya no es una etapa transitoria, sino la forma de habitar predominante para una porción cada vez mayor de los hogares del país.
Las cifras lo confirman. Según la Encuesta Nacional de Calidad de Vida (ECV) del Dane, en 2025 el 40% de los hogares colombianos reside en vivienda arrendada. Siete años atrás, en 2018, esa proporción era del 34%. El salto no es menor y refleja una combinación de factores económicos, demográficos y sociales que cambiaron la relación de los hogares con la vivienda propia.
Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel

El encarecimiento del costo de vida ha sido uno de los detonantes más visibles. En noviembre, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) registró una inflación anual de 5,3%, y dentro de la canasta los arriendos, tanto efectivos como imputados, volvieron a tener un peso significativo en el aumento de los precios. Este dato adquiere especial relevancia porque la inflación de cierre de año es la base sobre la cual se ajustan los cánones de arrendamiento para el año siguiente, en este caso 2026.
Pero, el fenómeno no se explica solo por los precios. Comprar vivienda se volvió más difícil. Los gremios de la construcción advirtieron que la oferta de vivienda nueva es cada vez más limitada, una situación que se prolongó durante más de un año y medio. Camacol señaló que, aunque el sector muestra algunas señales de recuperación, persisten obstáculos estructurales, tasas de interés aún altas, mayores costos de construcción y un acceso restringido a subsidios, especialmente para vivienda de interés social.
Ese contexto empujó a muchos hogares a optar, o resignarse, por el arriendo. Una encuesta sobre el mercado inmobiliario realizada por El Libertador, firma especializada en seguros de arrendamiento, muestra que uno de los principales frenos para comprar es la dificultad de reunir la cuota inicial, que puede alcanzar cerca del 30% del valor del inmueble, sumada al costo del crédito hipotecario.

A esto se suma la caída en las ventas de vivienda VIS entre 2023 y 2024, que redujo la disponibilidad de inmuebles nuevos a precios más accesibles. “También está la fuerte caída de las ventas de vivienda VIS entre 2023 y 2024, que redujo la oferta de vivienda nueva accesible, además de nuevas dinámicas laborales y de estilo de vida, como una mayor movilidad, el teletrabajo y la necesidad de flexibilidad”, explica Paola Suárez, vicepresidenta de Mercadeo en Seguros Bolívar y del ecosistema inmobiliario El Libertador–Ciencuadras.
El estudio planteó, además, que el arriendo no siempre es una elección forzada. Para muchos hogares, especialmente jóvenes, representa una decisión consciente, permite adaptarse con mayor facilidad a cambios laborales, evita compromisos financieros de largo plazo y ofrece una movilidad que la vivienda propia no siempre garantiza.
Ese cambio se refleja también en el perfil de quienes arriendan. Hoy predominan hogares encabezados por personas entre 25 y 45 años, con ingresos medios y pertenecientes, en su mayoría, a los estratos 2 y 3. Son personas con empleo formal o ingresos independientes demostrables, que priorizan ubicación y funcionalidad sobre la propiedad.
El tamaño de los hogares también se redujo. El 64% de los arrendatarios vive en hogares de una a tres personas, con un crecimiento sostenido de los hogares unipersonales. En ciudades como Cali, este tipo de vivienda ya representa el 23% del total, una señal clara de cambios demográficos y culturales. Las preferencias inmobiliarias se han ajustado a esa nueva realidad.

Los apartamentos entre 50 y 100 metros cuadrados, nuevos o de baja antigüedad, concentran la mayor demanda. Se buscan espacios adaptables al trabajo remoto, zonas comunes y, cada vez más, la posibilidad de convivir con mascotas, el 67% de los hogares que arriendan considera este aspecto como un criterio clave.
La presión del arriendo también se siente en los indicadores macroeconómicos. Camacol estimó que la división de Alojamiento y Servicios aportó 1,65 puntos porcentuales a la inflación anual, en parte porque el pago de vivienda representa el 21% de la canasta del IPC y más del 40% del gasto de los hogares más pobres.
En noviembre, el arriendo efectivo tuvo una variación mensual de 0,21%, mientras que el arriendo imputado aumentó 0,23%. Para el gremio, esta presión está directamente ligada a la caída sostenida de la oferta de vivienda nueva, que en octubre de 2025 se ubicó en 156.000 unidades, 14.000 menos que un año atrás.
Más Noticias
Cajas de compensación ampliarán su oferta con servicios para animales de compañía en el Sistema de Subsidio Familiar
La iniciativa busca integrar programas para mascotas dentro de la oferta social del sistema

Rigoberto Urán se vuelve viral junto a J Balvin tras concierto sold out en Bogotá: “No podemos parar la música”
El ciclista protagonizó un divertido video en los camerinos, mostrando su alegría y cercanía con el cantante mientras celebraban con amigos y familiares

Asociación de educación superior advierte sobre retos fiscales, pasivos pensionales y autonomía universitaria en debate por reforma educativa
ACREES llamó a la comunidad educativa a mantener una postura crítica frente a la reforma, al advertir límites presupuestales, pasivos pensionales superiores a 8 billones, cambios en el PIB y la necesidad de preservar autonomía e independencia institucional

En qué situaciones los colegios en Colombia no pueden negar el cupo a un estudiante, según la normativa vigente
La legislación educativa establece escenarios específicos en los que las instituciones públicas y privadas deben garantizar la continuidad escolar, incluso cuando existen situaciones académicas o disciplinarias, siempre que no se configuren causales formales previstas en la ley y los reglamentos internos



