Tragedia de Chapecoense: así fueron los últimos minutos y las conversaciones del vuelo que enlutó al fútbol

El suceso conmocionó al mundo del fútbol: el vuelo 2933 de la aerolínea LaMia se estrelló en la jurisdicción de La Unión, Antioquia, el 28 de noviembre de 2016, cuando transportaba al equipo Chapecoense a la final de la Copa Sudamericana contra Atlético Nacional.

La nave se desplomó en el sector de Cerro Gordo, y se convirtió en una de las tragedias más graves del deporte: cobró la vida de 71 personas.

El vuelo 2933 de la aerolínea LaMia, conocido por su trágico final con el equipo de fútbol Chapecoense a bordo, había servido previamente a otros equipos de renombre, como Atlético Nacional y la Selección Argentina. Pese a los conflictos anteriores relacionados con problemas de combustible, la compañía continuó sus operaciones regulares en el mercado de vuelos chárter.

La continuidad de la operación de LaMia, incluso bajo sospecha, plantea interrogantes acerca de las medidas de seguridad y regulaciones de los vuelos chárter, en aquel entonces.

Un vuelo perteneciente a Lamía Corporation S.R.L (línea aérea Mérida Internacional de Aviación), con 73 pasajeros y cuatro tripulantes a bordo, se ha dirigido hacia el Aeropuerto Internacional José María Córdova, en Rionegro, Antioquia, procedente del aeropuerto internacional de Viru Viru en Santa Cruz, Bolivia.

La duración planeada del vuelo era de más de cuatro horas, el cual comenzó a experimentar dificultades una vez que ingresó en el espacio aéreo de Colombia. Comunicaciones registradas en la cabina revelan que se sugirió una modificación de la ruta original como medida preventiva ante la alerta de combustible que estaba enfrentando el chárter.

A pesar de las conversaciones y recomendaciones, la tripulación decidió proseguir sin detenerse a repostar, aunque en un inicio el piloto consideró desviarse hacia Bogotá para realizar un reabastecimiento, pero la maniobra no fue ejecutada.

El piloto Miguel Quiroga alertó de una falla en el combustible a bordo de la aeronave que comandaba, pero no llegó a declararse en situación de emergencia, un paso crucial para recibir asistencia inmediata. La tensión percibida en el diálogo con el Control de Tránsito Aéreo (ATC) de dicha localidad captó la atención de otros pilotos en pleno proceso de aproximación para aterrizaje.

Este es uno de los fragmentos recopilados por la Aeronáutica Civil en su informe final

LMI 2933: ‘Lima Mike India dos nueve tres tres dos uno cero en acercamiento y solicitamos prioridad para la aproximación ... se nos ha presentado un problema de combustible’

ATC: ‘O.K. atento entonces le daré vectores para proceder al localizador y efectuar la aproximación se estima aproximadamente en siete minutos iniciar las aproximaciones’

ATC: ‘Atento tengo una aeronave por debajo suyo efectuando la aproximación y adicional están efectuando la revisión de pista, ¿qué tiempo tiene para permanecer en su aproximación Lima Mike India?’

LMI 2933: ‘Estamos con emergencia de combustible ... por eso le pido de una vez curso final’

LMI 2933: ‘… Lima Mike India dos nueve tres tres está en falla eh total eléctrica total sin combustible’

ATC: ‘Pista libre y operable lluvia sobre la estación Lima Mike India dos nueve tres tres bomberos alertados’

ATC: ‘La señal radar se perdió no lo tengo notifique rumbo ahora.’

LMI 2933: ‘Vectores, vectores’

La desesperación fue notoria y únicamente, antes de perder el contacto completo, se escuchó al piloto mencionar una palabra cortada, que algunos atribuyen a que dijo: “Jesús”.

El comandante de Bomberos de La Unión, Alexander Mejía lideró la intervención junto a su padre, quien en su momento era el comandante en función, superando dificultades geográficas significativas. A pesar de los limitados recursos del escuadrón, fueron uno de los primeros en llegar al lugar del siniestro.

Mejía habló con Infobae sobre el hecho, destacando que el hallazgo de los sobrevivientes y las víctimas fue complejo, pues la oscuridad era plena en la zona y solo se guiaban por algunas señales de los locales y el mismo humo.

Los seis sobrevivientes emergen como héroes ante el infortunio y trascienden como la esperanza de un relato que quedó suspendido en la inminencia de un partido de fútbol. Su sobrevivencia se ha convertido en un testimonio del deseo inquebrantable de triunfar y el amor por el deporte que los mantenía unidos. El equipo, que viajaba lleno de sueños hacia la competición, enfrentó un rival inesperado que nunca pensaron encontrar.