Cuando el veterano tenista norteamericano Bobby Riggs invitó en tono provocativo y casi procaz a la mega campeona Billie Jean King a protagonizar la más famosa de las, hasta hace pocos días, tres versiones de la versión tenística de La Batalla de los Sexos, difícilmente hubiera imaginado que, medio siglo más tarde, habría una reversión del duelo absolutamente imprevista y enmarcada en un interminable y doloroso conflicto geopolítico.
Un poco de historia antes del presente oscuro.
En marzo de 1973, Riggs apabulló con un elocuente 6-2 y 6-1 a Margaret Smith (Court), por entonces la mejor tenista del planeta y varias veces ganadora de títulos de Grand Slam. Fue un partido desigual en el que la australiana se mostró muy incómoda por el barullo mediático provocado por su rival. La experiencia vivida en la localidad californiana de Ramona alentó a Riggs a ir por más. Ese más fue desafiar a quien es aún hoy la gran referencia de los derechos igualitarios del tenis femenino respecto del de los varones.
Una multitud llenó el Astrodome de Houston y millones siguieron la victoria de BJK en sets corridos.
En 1992, en Las Vegas, Jimmy Connors, próximo a retirarse, superó en sets corridos a Martina Navratilova, la más grande tenista mujer de todos los tiempos.
Por mucho empeño que pusieron los organizadores, lejos estuvieron de alcanzar la repercusión del match jugado en septiembre de 1973 en la gran ciudad texana. No casualmente el cine se encargó de contar aquella historia singular aunque bastante bizarra en lo deportivo. Lo hizo con Steve Carrell caracterizando a Riggs.
Hasta aquí, el lado brillante de la luna.
La “Batalla de los Sexos 2023″ tuvo lugar en el Négométal Open de Bourg-de-Péage, un torneo exhibición que contó con un partido entre el francés Yanis Ghazouani-Durand y la rusa Mirra Andreeva. Lejos de las versiones anteriores, este duelo entre un hombre y una mujer improvisado: el conflicto entre Rusia y Ucrania, invadido en febrero del año pasado, fue el origen de la curiosidad que se dio en Francia.
Marta Kostyuk (39° del mundo) es la otra protagonista de la historia. La tenista ucraniana fue invitada a la exhibición por la lesión de la croata Donna Vekic (23°) y sabía que podía llegar a jugar ante Andreeva (57°) si la rusa derrotaba a la francesa Varvara Gracheva (43°), algo que finalmente sucedió.
En principio, Kostyuk no tenía inconvenientes en enfrentarse a Andreeva, aunque después de recibir mensajes intimidatorios en las redes sociales decidió no presentarse. “Marta nos dijo que no se sentía cómoda por las amenazas y nadie la culpó”, explicaron desde la organización, que debía buscar de urgencia una rival para definir el cuadro femenino. Y no la encontró.
“Por razones que van más allá de nuestra voluntad y debido al contexto geopolítico que se vive en Ucrania, Marta Kostyuk decidió no competir. Lamentablemente, tenemos muy poco tiempo para encontrar un reemplazo así que tomamos la decisión de que compita nuestro jugador Yunis Ghazouani-Durand”, expresaron los organizadores.
La convocatoria a Ghazouani-Durand le cayó por sorpresa y en un primer momento pensó que se trataba de un chiste: “Estaba haciendo panqueques cuando a las 10:30 el director del torneo me dijo que Kostyuk se había bajado y había muchas chances de que tuviera que jugar con Andreeva, que probablemente era la única solución. Al principio pensé que era una broma, pero cuando vi los rostros de los organizadores me di cuenta que hablaban en serio”.
Así se originó esta nueva “Batalla de los Sexos”. De un lado, la rusa Andreeva, quien con solo 16 años ya es Top 60 y llegó hasta los octavos de final este año en Wimbledon; del otro lado, Ghazouani-Durand, de 23 años, 1145° del ranking y sin partidos ATP en su carrera (compite en el ITF World Tour). Después de una hora y 20 minutos de exhibición, el francés se quedó con este nuevo partido entre un hombre y una mujer por 7-5 y 6-2.
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