Charles Koch buscará ayudar a los reclusos a reintegrarse a la sociedad después de salir de prisión

Por Michelle Ye Hee Lee

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Vista exterior de la cárcel “La Modelo” de Managua (Nicaragua) (Archivo)
Vista exterior de la cárcel “La Modelo” de Managua (Nicaragua) (Archivo)

Un nuevo proyecto financiado por el multimillonario industrial Charles Koch está rastreando y monitoreando a 1.100 reclusos en cuatro estados con el objetivo de reintegrarlos con éxito a la sociedad tras su puesta en libertad.

A través del proyecto denominado "Calles Seguras y Segundas Oportunidades", un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Florida estará evaluando a los ex reclusos durante 15 meses después de su liberación, un período volátil que, a menudo, lleva a su reincidencia. El proyecto está en su fase piloto, con una inversión inicial de USD 4 millones. Los investigadores van a probar la efectividad de un nuevo modelo de reinserción con planes individualizados para ayudar a los reclusos a encontrar patrones de afrontamiento y pensamiento sanos, oportunidades de empleo adecuadas y compromiso social positivo.

En el marco del programa, durante los últimos seis meses, los investigadores han estado entrevistando a hombres y mujeres que actualmente están en 48 cárceles de áreas rurales y urbanas de Texas, Florida, Pensilvania y Kentucky.

Un interno en la prisión estatal de Corcoran, en California (Reuters)
Un interno en la prisión estatal de Corcoran, en California (Reuters)

La revisión del sistema de justicia penal es una de las principales prioridades de la red Koch. La plataforma aboga por un cambio en el sistema de justicia penal para priorizar la rehabilitación y reducir la reincidencia, en lugar del castigo. Durante años, la red ha presionado por el apoyo bipartidista para la reforma del sistema judicial penal, y se ha asociado con Van Jones, un ex funcionario de la administración Obama y comentarista político de CNN, para la causa.

Apoyan el First Step Act, un proyecto de ley bipartidista que apunta a reducir la tasa de reincidencia financiando programas de capacitación educativa y vocacional, tratamiento de salud mental y programas de rehabilitación para reclusos. La medida fue aprobada por la Cámara en una votación de 360-59, pero su destino sigue siendo incierto en el Senado.

"Los programas de rehabilitación son muy importantes para las personas que se encuentran en los sistemas penitenciarios federales, ya que pueden salir de la prisión menos problemáticos, menos traumatizados y más capacitados, educados y capaces de reintegrarse con éxito en la sociedad para que no vuelvan allí", comentó Mark Holden, consejero general y vicepresidente de Koch Industries, que una vez fue un oficial correccional.

Con la investigación realizada a través de "Calles Seguras y Segundas Oportunidades", los funcionarios de la red dicen que quieren transformar la forma en que se ejecutan los programas de reingreso en las comunidades de todo el país.

"Lo que estamos tratando de hacer es preparar a los presos para que vuelvan a la sociedad y se conviertan en miembros productivos y contribuyentes, con la esperanza de vivir una vida productiva y cuidar de sus familias", indicó Doug Deason, un empresario de Dallas y donante de la red Koch en el consejo asesor de "Calles Seguras y Segundas Oportunidades".

Después de entrevistar a los presos que se preparaban para la liberación, los investigadores encontraron que estos prisioneros se sentían abrumadoramente optimistas sobre sus posibilidades de rehabilitación en la vida fuera de prisión, pero generalmente tenían altos niveles de trauma. Casi el 70 por ciento de las personas del programa informó haber visto a alguien gravemente herido o asesinado. La mitad de los reclusos había visto o manipulado cadáveres, y algunos presos varones confirmaron haberlo hecho hasta una docena de veces.

La mayoría de ellos informó haber tenido un amigo cercano o una familiar que había sido asesinado, y el 58 por ciento informó haber tenido un trastorno por consumo de drogas.

Según Carrie Pettus-Davis, profesora de la Universidad Estatal de Florida e investigadora principal, las personas con síntomas traumáticos no tratados son más propensas a convertirse en amenazas impulsivas y erróneas hacia sí mismas y hacia otros, lo que podría llevar a un acto delictivo y de reincidencia. También podría afectar su capacidad para navegar en las leyes que limitan a los delincuentes de las oportunidades de empleo, vivienda y educación.

"A pesar de todas las orientaciones y aspiraciones positivas, esta población también está lidiando con algunas circunstancias muy difíciles", dijo Pettus-Davis. "Hay una gran cantidad de trauma representado tanto para hombres como para mujeres. Una vez que las personas son encarceladas, debemos asegurarnos de responder apropiadamente a las experiencias de trauma psicológico".