Una mujer entrevistó a 100 violadores condenados en la India

Por Vidhi Doshi

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“India contra la violación” (Archivo)
“India contra la violación” (Archivo)

En la India muchos los consideran "monstruos".

Madhumita Pandey tenía solo 22 años cuando fue a la cárcel de Tihar, en Nueva Delhi, para entrevistar a los violadores condenados. Durante los últimos tres años ha entrevistado a 100 de ellos para su tesis doctoral en el Departamento de Criminología de la Universidad Anglia Ruskin del Reino Unido.

Todo comenzó en 2012, primero como un proyecto piloto, y meses después de que se conociera la propagación de una banda llamada Nirbhaya (intrépido, según la traducción) que se dedicaba a violar y a asesinar mujeres. Una joven estudiante de medicina fue atacada de camino a casa después de ver Life of Pi con un amigo, y murió días más tarde.

Según la Oficina Nacional de Registros de Delitos, 34.651 mujeres han sido violadas en 2015, la cifra más alta jamás registrada.

Nirbhaya hizo que miles de indios salieran a las calles para protestar contra la cultura generalizada de la violación y la violencia contra las mujeres. Ese mismo 2012 los especialistas en género clasificaron a la India como el peor lugar entre los países del G-20 para una mujer.

"Todo el mundo pensaba lo mismo: ¿por qué esos hombres hacían eso? Son monstruos, porque ningún ser humano podría hacer algo así", dijo Pandey, que en esa época estaba en Inglaterra terminando su maestría.

En 2015 fueron violadas 34.651 mujeres en la India. (Archivo)
En 2015 fueron violadas 34.651 mujeres en la India. (Archivo)

Las protestas forzaron una conversación nacional sobre la violación, un tema que todavía genera un gran estigma en la India. Pandey, que creció en Nueva Delhi, y vio una nueva luz tras el caso de Nirbhaya, no podía dejar de pensar en qué inducía a esos hombres a actuar de esa manera.

Pasó varias semanas conversando con violadores en la prisión de Tihar, en Delhi. La mayoría de los hombres que conoció allí no tenían educación; solo un puñado se había graduado de la escuela de secundaria. Muchos eran desertores de tercer o cuarto grado. "Cuando fui a investigar, estaba convencida de que estos hombres eran monstruos, pero al hablar con ellos se comprende que no son extraordinarios, son realmente personas comunes, y actúan así debido a su crianza y a su pensamiento".

En los hogares indios, incluso en las familias más educadas, las mujeres suelen ser vistas en los roles tradicionales, explicó Pandey. Muchas mujeres ni siquiera llaman a sus maridos por su nombre. "Como experimento llamé a algunos amigos para preguntarles cómo su madre llamaba a su padre. Las respuestas que recibí fue cosas del tipo 'escuche' o 'padre de Ronak' (nombre del niño)".

"Los hombres aprenden a tener ideas falsas sobre la masculinidad y las mujeres aprenden a ser sumisas, y eso sucede en la misma casa. Todo el mundo hace que parezca que hay algo mal con los violadores. Pero son parte de nuestra propia sociedad. No son extranjeros que han sido traídos de otro mundo", apunta Pandey.

“Amputen su herramienta de violación”, “La justicia demorada es justicia denegada”. (Archivo)
“Amputen su herramienta de violación”, “La justicia demorada es justicia denegada”. (Archivo)

Pandey afirmó que oír a algunos de los violadores hablar le recordó las creencias que comúnmente se escuchaban en su propia casa. "Después de hablar con ellos, esos hombres tienen el poder de hacerte sentir lástima por ellos. Como mujer, casi olvidas que estos hombres han sido condenados por violar a otra mujer… En mi experiencia, muchos de ellos no se dan cuenta que lo que han hecho es una violación y no entienden qué es el consentimiento".

"Entonces te preguntas ¿son estos hombres o es la gran mayoría?", apostilla.

En la India, la sociedad es muy conservadora. La educación sexual se deja fuera de la mayoría de los planes de estudio escolares. Los legisladores sienten que esos temas podrían "corromper" a la juventud y ofender los valores tradicionales. "Los padres ni siquiera dicen las palabras "pene", "vagina", "violación" o "sexo". Si no pueden superar eso, ¿cómo pueden educar a los niños?", se pregunta ella.

En las entrevistas, muchos hombres dieron excusas o justificaciones por sus acciones. Muchos negaron la violación. "Solo hubo tres o cuatro que dijeron que se estaban arrepintiendo, otros habían encontrado una manera de justificar sus acciones, neutralizarlas o culpar a la víctima".

“Basta de violaciones”, “No a la violencia contra las mujeres” (Archivo)
“Basta de violaciones”, “No a la violencia contra las mujeres” (Archivo)

Un caso en particular, el participante número 49, expresó remordimiento por violar a una niña de cinco años. "Dijo que se sentía mal y que arruinó su vida porque ya no era virgen y porque nadie se iba a casar con ella. Luego dijo que él la aceptaría y que estaba dispuesto a casarse con ella cuando saliera de la cárcel", comentó.

La respuesta sorprendió tanto a Pandey que se sintió obligada a averiguar sobre la víctima. El hombre había revelado los detalles del paradero de la chica durante la entrevista. Cuando encontró a la madre de la niña, supo que la familia ni siquiera se había enterado de que el violador de su hija estaba en la cárcel.

Pandey publicará su investigación en los próximos meses, aunque hay mucha gente que se opone a que esas historias se hagan públicas. "Ellos piensan que soy otra feminista más. Suponen que una mujer que hace investigaciones como estas va a malinterpretar las ideas de los hombres. ¿Cómo empezar con alguien que piensa así?", finaliza.