Cáncer ligado a implantes de seno: un problema mayor del que imaginamos

Por Michelle Malia; traducido por Juan Regis

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Los casos aún son contados, pero los doctores necesitan conocer este tipo de cáncer antes de que se expanda.

Hace poco informamos de un extraño cáncer llamado linfoma anaplásico de células grandes asociado con implantes de seno (BIA-ALCL, por sus siglas en inglés). Técnicamente no es cáncer de seno, pero sí un tipo de linfoma que crece en el tejido que rodea los implantes de seno texturizados. En un estudio publicado en JAMA Surgery, los investigadores advierten que este tipo de cáncer podría no ser tan inusual como se cree. Afirman que no se ha investigado ni diagnosticado lo suficiente y que falta mucho para entender cómo funciona.

Los profesores y cirujanos del Colegio de Medicina de la Universidad Estatal de Pensilvania reunieron 115 investigaciones sobre BIA-ALCL para realizar el estudio. Después, analizaron 95 casos incluidos en la literatura para darse una mejor idea de cómo se desarrolla el cáncer, cómo y cuándo se diagnostica, y cómo se puede tratar de la forma más efectiva. Las investigaciones concluyeron que este tipo de cáncer crece a un promedio de 10 años después de la colocación de los implantes, y es casi exclusivo en las mujeres con implantes texturizados. La áspera superficie de los implantes provoca inflamación crónica —causa común de los linfomas— que convierte las células T en células malignas.

El primer caso de BIA-ALCL se registró en 1997, pero en las últimas dos décadas se ha diagnosticado con mayor regularidad. Se calcula que una de cada 30 mil mujeres con implantes de seno desarrollará cáncer, pero este índice podría no reflejar la realidad. Nuevas investigaciones muestran que es más común y "sugieren que la incidencia podría estar más cercana a un caso por cada 4 mil", afirman los investigadores.

"Nuestra meta principal de la investigación era difundir información a otros proveedores sobre esta extraña entidad —cirujanos no plásticos– que suelen tratar pacientes con problemas de seno", dice Ahsley Leberfinger, cirujano plástico con residencia en el Centro Médico Milton S. Hershey de la Universidad Estatal de Pensilvania y uno de los autores del estudio. "Esperamos que el incremento de la información ayude a prevenir un diagnóstico erróneo o tardío".

Por lo general, las mujeres se dan cuenta de que algo no está bien con sus senos cuando uno luce más grande que el otro. Esto es porque han desarrollado un seroma —acumulación de fluido debajo de la piel— alrededor de uno de los implantes.

"En el pasado, las mujeres iban con el cirujano plástico, les sacaban el implante pero nunca se tomaba una prueba del fluido", dice Dino Ravnic, asistente cirujano del Colegio de Medicina de la Universidad de Pensilvania y autor principal del estudio. Pero una vez que el paciente presenta un seroma, el doctor debe ordenar lo que se conoce como CD30, la única prueba que puede detectar el cáncer en el fluido. Cuando se diagnóstica el cáncer en una etapa temprana, el paciente tiene gran posibilidad de lograr una recuperación total. De los 359 casos de BIA-ALCL registrados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos, sólo nueve pacientes han fallecido.

Sin embargo, los doctores que no conocen esta enfermedad podrían tratar el tumor como cualquier otra linfoma, a pesar de que el BIA-ALCL necesita medidas diferentes. Se requiere cirugía, no quimioterapia o radiación, es decir, remover los implantes y el tejido o la cápsula que los rodea. "Cuando los doctores desconocen que el linfoma proviene del implante suelen ordenar quimioterapia o terapia de radiación", dice Roberto Miranda, patólogo del Anderson Cancer Center, donde ha ayudado a diagnosticar más de 30 pacientes con BIA-ALCL. "No hacen cirugías, el método principal para tratar el BIA-ALCL".

En el caso de otros linfomas no es tan peligroso si el tumor tiene márgenes positivos —es decir, las células que quedan en el cuerpo después de que el tumor ha sido removido— porque la quimioterapia, radiación o inmunoterapia se encargan de eliminar dichas células. Pero ya que los pacientes con BIA-ALCL no suelen recibir tratamiento después de que el cáncer y los implantes han sido removidos es crucial que todas las células cancerígenas se retiren. "En este tipo de cáncer, los márgenes son esenciales", dice Miranda. "Tienen que ser absolutamente negativos, porque si el cirujano deja rastros de la enfermedad, ésta va a reaparecer".

Es común que la enfermedad sufra una metástasis y se expanda más allá de los senos, pero cuando esto sucede es casi seguro porque no se diagnosticó al paciente correctamente, permitiendo que la enfermedad progresara, dice Miranda. Se trata precisamente del error que Ravnic espera poder ver cada vez en menor cantidad.

Algunos cirujanos plásticos aún ofrecen implantes texturizados porque es menos probable que se muevan dentro del tejido o provoquen pliegues visibles debajo de la piel. Ravnic, quien también es cirujano plástico por la Universidad de Pensilvania, dejó de recomendar a sus pacientes implantes texturizados. En términos de BIA-ALCL, los implantes lisos son una opción más segura: de los 203 casos reportados a la FDA, sólo 28 de los pacientes tenían implantes lisos y 175 texturizados.

Los investigadores esperan que la proliferación de información sobre BIA-ALCL provoque una ola de investigaciones necesarias para entender mejor la enfermedad y promueva un mejor cuidado de los pacientes en general. Los doctores deberían explicar a sus pacientes los riesgos de los implantes de seno y requerir revisiones anuales, dice Ravnic. Aún más importante, esperan que sus investigaciones arrojen diagnósticos más rápidos y precisos. La meta, como pasa con las demás enfermedades, es lograr una tasa de supervivencia del 100 por ciento.

Publicado originalmente en VICE.com