La materia fecal de los científicos ya no se irá al Océano Antártico

Por Kaleigh Rogers: traducido por Daniela Silva

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Una letrina en el campo de la bóveda de Siple en Antártida. De archivo: WikiMedia Commons
Una letrina en el campo de la bóveda de Siple en Antártida. De archivo: WikiMedia Commons

Las focas y los pingüinos estaban expuestos a "altos niveles de bacterias fecales".

Vivir en la Antártida trae consigo muchos retos, y uno de ellos es ver qué se hace con la popo. Ha sido una situación permanente para los científicos que pasan periodos largos en el continente. Sin embargo, una estación de investigación operada por Australia ahora está planeando cambiar su estrategia para desechar la caca. Y su solución de alta tecnología podría ayudarnos a prepararnos para las visitas a otros entornos remotos, como Marte.

La estación de investigación de Davis alberga alrededor de 120 expedicionarios en los meses de verano y está ubicada en una pequeña isla frente a la Antártida, donde los científicos estudian desde microbios hasta el cambio climático. Esos 120 cuerpos producen una cantidad considerable de desechos humanos. Hasta 2005, la popo era tratada utilizando un proceso de dos pasos antes de ser liberada en el océano, pero hace 12 años, la planta secundaria de procesamiento se rompió. En los años posteriores, los desechos humanos en Davis no han sido tratados, los han diluido con agua y liberado en el mar.

Esto técnicamente está a la altura de las normas del Tratado Antártico, pero Australia llevó a cabo una evaluación ambiental en 2010 para asegurarse de que no estaba teniendo un impacto negativo, y se dio cuenta de que su sistema no era de calidad. La popo líquida no se disolvía muy bien una vez que llegaba al océano, entonces se acumulaba, y resultó en una "acumulación de contaminantes fecales, metales pesados y contaminantes orgánicos persistentes", que expuso a los pingüinos y a las focas locales a "altos niveles de bacterias fecales", según la División Antártica Australiana. También llevó al desarrollo de resistencia a antibióticos en poblaciones microbianas locales.

Estación Davis, en 2005. Image: WikiMedia Commons
Estación Davis, en 2005. Image: WikiMedia Commons

Para solucionar el problema, la AAD está construyendo una planta de tratamiento de aguas residuales de $1.5 millones de dólares que transformará los desechos humanos en agua tan limpia que se podría beber, para después verterla en el mar. En primer lugar, los residuos serán tratados con microbios que se descompondrán, y luego se filtrarán para eliminar los residuos sólidos (que luego se convertirán en pasteles compactos y secos de popo y se enviarán a Australia para desecharlos). Los residuos líquidos pasarán por un tratamiento avanzado que incluye la desinfección ultravioleta y de ozono, la ultrafiltración, cloración, filtración de carbón activado y osmosis inversa, de acuerdo con la AAD.

"Queremos liderar las naciones antárticas mediante la creación del mejor sistema de tratamiento posible y esta planta es un salto significativo para la forma en que manejamos los residuos en nuestras estaciones", dijo en un comunicado de prensa, Rob Wooding, gerente general de soporte y operaciones de AAD. "Si bien no hay planes actuales para usar el agua purificada para beber, nos aseguraremos de que el agua que descargamos en el medio marino tenga un impacto insignificante".

En el futuro, Wooding dijo que los desechos líquidos reciclados podrían ser usados para la limpieza y otras tareas. Es una buena noticia para el ecosistema local (sobre todo para los pingüinos que se alimentan de bacterias fecales), pero también es una oportunidad para probar la tecnología en otra área donde los desechos humanos son una tarea difícil como en los viajes espaciales.

Para misiones más largas en el futuro, para Marte y más allá, los investigadores del espacio están buscando maneras en que los desechos humanos no sólo se puedan desechar, sino que también se puedan reutilizar. Un investigador está estudiando el uso de levadura para transformar la orina en materiales útiles como el plástico, por ejemplo.

Tener una planta de tratamiento de residuos de alta tecnología en uno de los lugares más mundanos de la Tierra ofrecerá una gran oportunidad para probar la nueva tecnología y ver cómo podríamos algún día darle a nuestra popo un mejor uso.

Publicado originalmente en VICE.com