En las últimas horas se conoció que otra de las diez vacunas en estudio para prevenir el nuevo coronavirus que se encuentra en Fase III mostró resultados alentadores. Se trata de una de las producidas en China, por el laboratorio Sinopharm.
El lunes, la farmacéutica Pfizer había anunciado que su vacuna contra el COVID-19 es “eficaz en un 90%”, según el primer análisis intermedio de su ensayo de Fase III, la última etapa antes de pedir formalmente su homologación.
Ahora, Sinopharm, informó que su vacuna también obtuvo datos muy alentadores. A diferencia de Pfizer, cuyos resultados surgen de ensayos clínicos, las conclusiones se basan en la observación después del uso de emergencia. “Aunque el primero tiene mayor autoridad académica, el segundo también es un estudio de control”, explicó el especialista Tao Lina al Global Times.
Desde que comenzaron los estudios, con la fórmula desarrollada por China National Biotech Group, en colaboración con el Instituto de productos Biológicos de Beijing y la farmacéutica estatal china fueron inoculadas 100 mil personas y hasta ahora ninguna presentó reacciones adversas. Entre ellos -la mayoría de los voluntarios son empleados de China National Petroleum Corporation, China Petrochemical Corporation y de la tecnológica Huawei- hay 56 mil que realizaron viajes al exterior y ninguno contrajo el virus.
Pero, ¿qué tecnología aplican quienes trabajan en este desarrollo? Se trata de una de las vacunas que utiliza virus inactivado, una versión muerta del germen que no produce enfermedad pero genera anticuerpos y que ya se utiliza en varias vacunas como las de la gripe, hepatitis A, polio y la rabia.
La desarrollada por investigadores de Sinopharm, es la primera vacuna en utilizar un inmunógeno proteico. Esencialmente, es una vacuna COVID-19 inactivada con virus completo, un enfoque diferente de lo que están haciendo otros candidatos avanzados.
Consultado por Infobae, el biólogo y doctor en ciencias Federico Prada explicó que “la tecnología aplicada en esta vacuna consiste en la utilización de virus inactivado obtenido de pacientes de Wuhan, que fue aislado en células vero en cultivo”. “Esa amplificación fue inactivada y utilizada para realizar clarificada, es decir como si estuviera purificado el virus y usada para la inmunización”, agregó el director de la licenciatura Bioinformática y la licenciatura en Biotecnología de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE).
Y tras señalar que “es una técnica más antigua, pero puede tener excelentes resultados”, ahondó: "La célula vero básicamente es “la fábrica de virus que se utiliza in vitro para amplificar el nuevo coronavirus aislado de los pacientes. Son células que pertenecen a epitelio de riñón de mono verde africano y es una célula que se utiliza mucho en el laboratorio a nivel de investigación, pero a nivel farma biotech, es decir farmacéutico y biotecnológico a nivel industrial se la utiliza como una excelente línea celular para amplificar distintos tipos de virus, y en especial en el nuevo coronavirus funciona muy bien y es una de las herramientas que existen hoy en día para poder propagar el virus de manera in vitro”.
Una publicación de la revista Jama de agosto de este año daba cuenta de que “esta vacuna COVID-19 inactivada tuvo una tasa baja de reacciones adversas y demostró inmunogenicidad, pero la evaluación a largo plazo de la seguridad y la eficacia requerirá ensayos de Fase III”.
La vacuna se encuentra en Fase III con diversos estudios en Emiratos Árabes Unidos, con 45 mil voluntarios; Baréin, con 6 mil; Perú 6 mil, además de en Marruecos, Pakistán, Serbia y Jordania.
En la Argentina, Fundación Huésped dio inicio la Fase III luego de que a fines de agosto el Ministerio de Salud acordara con el gobierno chino el testeo en el país de esta vacuna. Se trata de un estudio aleatorizado, lo que significa que cada uno de los 3 mil voluntarios serán seleccionados para recibir al azar la vacuna o un placebo, es decir, una sustancia inerte.
A su vez, la prueba utiliza una técnica de doble enmascaramiento, en donde ni la persona voluntaria ni el equipo investigador saben si recibió la vacuna o el placebo, controlado con placebo, en grupos paralelos para evaluar la inmunogenicidad o la capacidad de activar el sistema inmune y la seguridad de una vacuna inactivada, tecnología aplicada por esta vacuna candidata.
“Estamos muy contentos con esta posibilidad, es un esfuerzo conjunto con la compañía farmacéutica Sinopharm, el laboratorio argentino Elea, Fundación Huésped organizando el estudio y la red Vacunar que va a disponer el uso exclusivo de 3 centros exclusivos para que se acerquen los voluntarios”, explicó Pedro Cahn, prestigioso médico infectólogo y director científico de Fundación Huésped, había manifestado ante la consulta de Infobae en oportunidad de que se conociera el inicio del ensayo en el país.
“Es una vacuna de virus inactivado, como es por ejemplo la de la hepatitis A, la de polio y la de la rabia, es decir vacunas que son absolutamente seguras desde ese punto de vista porque no contienen elementos de virus vivo”, precisó el asesor clave del Presidente en la lucha contra el nuevo coronavirus en la Argentina.
El Instituto de Productos Biológicos de Beijing, uno de los participantes de los trabajos, es un instituto precalificado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es el principal fabricante de vacunas de China y el único instituto que cuenta con la aprobación regulatoria de Bioseguridad Nivel 3 para la fabricación de vacunas a base de cultivo de virus. Fue el primer instituto del mundo en empezar pruebas clínicas para una vacuna contra el COVID-19 en abril y también en empezar las pruebas de Fase III -en junio- en los Emiratos Árabes Unidos y más recientemente en Perú, Marruecos y la Argentina. También realiza ensayos con empleados del conglomerado petrolero PetroChina. El presidente de Sinopharm, Liu Jingzhen, predijo que la vacuna estaría en el mercado en diciembre 2020.
El patrocinador del estudio en la Argentina son los laboratorios Elea-Phoenix, una empresa de capitales nacionales fundada en el año 1939 que desde sus comienzos se dedicó a la investigación y desarrollo de terapias para la salud humana, priorizando la calidad y accesibilidad. A su vez, Fundación Huésped coordinará la investigación, que será llevada adelante en tres de los centros del grupo Vacunar.
Diferencias con las de la Universidad de Oxford y Pfizer
"Las tres vacunas tienen tecnologías distintas”, comenzó a explicar Prada acerca de qué mecanismo utiliza cada una para generar inmunidad en la persona vacunada.
“La vacuna de la Universidad de Oxford y AstraZeneca utiliza adenovectores recombinantes de chimpancé que portan la información genética para producir proteínas del nuevo coronavirus dentro del cuerpo humano”, resumió, en tanto “la de Pfizer es una estrategia basada en ARN mensajero, que es una molécula que almacena información y que tiene la capacidad dentro de una célula también de ser ‘el molde de la producción de las proteínas del virus’”.
Es decir, que si bien en la vacuna que se está probando en el Hospital Militar no se está utilizando un virus para producir las proteínas del SARS-CoV-2, como es el caso de la de Oxford, “se está utilizando una molécula para producir las proteínas que se necesitan para generar la inmunización y la generación de memoria dentro del organismo vacunado”.
Por último, “la vacuna de Sinopharm tiene una tecnología más antigua, que utiliza virus aislados y escalados un vitro para generar la materia prima con la que se vacuna a las personas, previamente habiéndolo inactivado”.
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