Según estimaciones de la inteligencia militar británica, Rusia llevó a cabo más de 5.400 ataques aéreos contra territorio ucraniano durante noviembre, siguiendo con la ofensiva al que calificaron como “una guerra de desgaste” orientada a impactar la infraestructura energética de Ucrania y provocar una crisis humanitaria con la llegada del invierno.
El Ministerio de Defensa británico detalló en su informe del sábado que la mayoría de estos ataques se efectuaron mediante aviones no tripulados, complementados por el lanzamiento de 90 misiles desde aviones de largo alcance, un patrón que se mantiene desde los dos meses anteriores.
“Rusia ha lanzado más de 5.000 proyectiles en cada uno de los últimos tres meses, con el objetivo de saturar la defensa aérea de Ucrania”, advirtió el ministerio.
El uso intensivo de drones, tanto armados como utilizados como señuelos, muestra la intención rusa de desgastar a las fuerzas ucranianas, que se ven sometidas a una presión constante y encuentran escaso alivio entre oleadas de bombardeos.
Ivan Fedorov, gobernador del óblast de Zaporizhia en Ucrania, mencionó que solo durante la noche del pasado 4 de diciembre, el Ejército ruso utilizó 588 vehículos aéreos no tripulados de diversas modificaciones (principalmente FPV) y 3 lanzacohetes múltiple autopropulsado y blindado MLRS sobre Novoandriivka y Dobropillia en Donetsk, y Charivne en Odessa fueron parte de la ofensiva.
El ritmo de lanzamiento de estos proyectiles, indica la inteligencia británica, depende en gran medida del clima y de “consideraciones geopolíticas”, y señalan que cada pausa suele ser seguida de intensos picos de actividad cuando mejoran las condiciones operativas.
A finales de noviembre, la inteligencia británica también advirtió sobre las “dificultades” que enfrentan los sistemas de defensa aérea de Rusia ante el avance de Ucrania en ataques con drones, logrando impactar objetivos de modo cada vez más “efectivo” incluso en zonas próximas a la línea de frente, según comunicó la cartera británica de Defensa en la red social X.
Los detalles señalan que los recientes ataques ucranianos “enfatizan las dificultades de los sistemas de defensa aérea rusos a la hora de proteger ubicaciones militares al alcance de las crecientes capacidades ucranianas en materia de aparatos aéreos no tripulados, particularmente así de cerca de la línea de frente”.
Uno de los ejemplos mencionados en el informe es el ataque ucraniano del 5 de noviembre, cuando Kiev utilizó drones y misiles para golpear una base rusa en las cercanías del aeropuerto de Donetsk, una zona bajo control ruso y empleada para almacenar, fabricar y lanzar drones contra posiciones ucranianas.
Las recientes estimaciones del Reino Unido surgen luego de que el premier británico Keir Starmer, y su homólogo noruego, Jonas Gahr Store, anunciaran en Londres la firma de un acuerdo de defensa que incluye una alianza naval con el propósito de “contrarrestar la amenaza submarina rusa”.
Este acuerdo bilateral, valorado en 10.000 millones de libras esterlinas (alrededor de 13.300 millones de dólares), se enmarca en el contexto de la creciente presencia de unidades submarinas rusas cerca de infraestructuras críticas en el Atlántico Norte, y en un incremento del 30% en el avistamiento de buques rusos en aguas británicas durante los últimos dos años, según datos del Ministerio de Defensa del Reino Unido.
El convenio estipula que las armadas británica y noruega, ambas integrantes de la OTAN, operarán conjuntamente una flota de al menos 13 fragatas Tipo 26, fabricadas en el Reino Unido y diseñadas específicamente para misiones antisubmarinas.
“Este acuerdo histórico con Noruega fortalece nuestra capacidad para proteger nuestras fronteras y la infraestructura crítica de la que dependen nuestras naciones”, aseguró Starmer durante la ceremonia de firma.
La nueva fuerza conjunta patrullará áreas estratégicas del Atlántico Norte, en particular las extensas aguas entre Groenlandia, Islandia y el Reino Unido, regiones consideradas esenciales para la defensa y la vigilancia de cables y oleoductos submarinos que transportan comunicaciones, energía y gas.
(Con información de Europa Press)
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