Rusia estaría preparada para lanzar una contraofensiva con hasta 50,000 soldados, entre los que se incluirían efectivos de Corea del Norte, con el objetivo de expulsar a las fuerzas ucranianas de la región de Kursk, en el oeste ruso, según afirmaron fuentes militares ucranianas a ABC News. Esta operación marcaría un nuevo capítulo en la guerra, luego de que en agosto, por primera vez desde el inicio de la invasión a gran escala en 2022, las fuerzas ucranianas tomaran control de una porción de territorio en Rusia.
Desde la ofensiva de agosto, Ucrania ha consolidado su posición en Kursk, logrando un hito al controlar territorio ruso en un movimiento sin precedentes. Según las fuentes citadas, el objetivo de Moscú con esta contraofensiva es recuperar las áreas capturadas en Kursk, una región que se ha convertido en un punto estratégico de importancia para ambos bandos. La participación de soldados norcoreanos refuerza la cooperación entre Rusia y Corea del Norte, aunque aún se desconoce cuántos efectivos de Pyongyang tomarán parte en la operación.
El Pentágono se ha expresado sobre esta nueva colaboración militar. El portavoz de la institución, el general Pat Ryder, indicó que alrededor de 10.000 soldados norcoreanos ya están desplegados en Kursk. Sin embargo, aún no está claro si actuarán directamente en combate o si participarán en tareas de apoyo. “Si estas tropas participan en operaciones de apoyo al combate contra Ucrania, se convertirían en objetivos militares legítimos”, advirtió Ryder.
“Veremos exactamente cómo estas fuerzas se integran en las operaciones rusas y cómo se emplean en el campo de batalla”, declaró.
Para Ucrania, la operación en Kursk no solo representa una expansión territorial, sino que también funciona como una estrategia clave para capturar soldados rusos y fortalecer su posición en el plano diplomático. El ejército ucraniano ha logrado capturar a un número considerable de soldados rusos, lo cual podría servir para negociar intercambios de prisioneros.
Este cálculo cobra especial relevancia ante la posibilidad de nuevas conversaciones de paz, promovidas por el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. De concretarse estas negociaciones, la región de Kursk en manos ucranianas podría ser un recurso de gran valor estratégico en los diálogos.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, enfatizó en una declaración reciente la importancia de la operación en Kursk, describiéndola como una “fase muy importante de la guerra”. Zelensky subrayó que este avance demuestra que Ucrania puede llevar el conflicto hacia Rusia y mantener la presión sobre el Kremlin, una jugada que podría tener repercusiones tanto en el campo militar como en la arena política.
Por su parte, el comandante en jefe ucraniano, Oleksandr Syrskiy, también se refirió a la situación en Kursk en un mensaje en Telegram, donde resaltó la importancia de esta zona debido a la alta concentración de tropas enemigas.
Según Syrskiy, “si no fuera por la firmeza de nuestros soldados, estas decenas de miles de enemigos de las mejores unidades de choque rusas habrían atacado nuestras posiciones en direcciones clave en el este de Ucrania”. En este mensaje, Syrskiy explicó que el objetivo de Ucrania en este frente es claro: detener y destruir al enemigo en su propia tierra.