
La Defensora del Pueblo de Ucrania, Liudmila Denisova, ha trasladado este martes tras un encuentro con el alto comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Filippo Grandi, que son ya más de 1,3 millones de sus ciudadanos -incluidos 223.000 niños- los que han sido deportados a Rusia contra su voluntad.
“El tema clave del diálogo con el jefe de ACNUR ha sido la deportación forzosa de más de 1.300.000 ucranianos a Rusia, incluidos 223.000 niños”, ha contado Denisova, quien ha añadido “que mucho antes de la invasión militar”, “Rusia ya estaba preparándose para deportar a ciudadanos ucranianos a su territorio”.
Denisova ha alertado que Moscú “no se detendrá” y seguirá llevando a cabo estas deportaciones pues cuentan con capacidad suficiente para reubicar a estas personas. “El 33% de estos lugares en Rusia aún no están llenos”, ha señalado argumentando disponer de “evidencias documentales” que lo acredita.
En ese sentido, Denisova ha reclamado a las autoridades rusas que permitan el acceso sin trabas a estas personas a los defensores internacionales de Derechos Humanos, tal y como marca el Consejo de Naciones Unidas, informa Ukrinform.
En lo que respecta a la situación de los menores, la Defensora del Pueblo ha puesto de relieve algunas de las trabas que han padecido muchos de los niños, que en ocasiones huyeron de la guerra “sin representantes legales”, o incluso han sido devueltos a Ucrania tras permanecer un tiempo en algunos otros países europeos.
Por su parte, Grandi ha lamentado que actualmente ACNUR no tiene acceso a los ucranianos que han sido desplazados a Rusia, a pesar incluso de los acuerdos con la Cruz Roja Rusa, que gestiona la transferencia de ayuda humanitaria y alojamiento temporal en cuatro regiones del país.
Por ello, Grandi ha pedido que esas “evidencias documentales” de las que ha hablado Denisova sirvan para reforzar las pruebas del secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, en sus conversaciones con el Kremlin.
Crisis migratoria

La guerra, a la que Rusia insiste en llamar una “operación militar especial”, ha desatado una de las peores crisis humanitarias en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Desde que Rusia invadió a su vecino el 24 de febrero, más de 6 millones de personas han salido de Ucrania, de las cuales Polonia ha aceptado a más de 3,3 millones, Rumania a más de 900.000, Hungría a 605.000, Moldavia a 463.000 y Eslovaquia a 421.000, según la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados.
Vlad Gheorghe, un rumano del Parlamento Europeo que dirige un grupo en Facebook desde Rumania llamado Unidos por Ucrania que reúne recursos para los refugiados, dice que las necesidades de estos han cambiado desde que comenzó la crisis. Ahora necesitan soluciones permanentes de empleo, educación y atención médica.
“En la UE no estamos preparados para este tipo de crisis, y deberíamos haberlo estado”, le dijo a la agencia AP en un correo electrónico el viernes. “Además, hay una necesidad continua de apoyo económico y donaciones de comida, productos de higiene (y) ropa”.
“La crisis de refugiados no acaba incluso si la paz llega ahora”, señaló, y agregó que muchos refugiados no tienen un hogar al cual regresar debido a la destrucción causada por la guerra, pero que le ha impresionado el nivel continuo de apoyo de la sociedad civil a lo largo de la crisis.
(Con información de Europa Press y AP)
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