
El sultanato de Brunéi, en el norte de la isla de Borneo, introdujo a partir de este miércoles severos castigos basados en la sharia o ley islámica, como la lapidación o la mutilación de extremidades, aplicados a diferentes delitos, como el robo, la homosexualidad o el adulterio.
La reforma del Código Penal, que fue anunciada por primera vez de manera oficial el sábado por el sultán Hassanal Bolkiah, no aparece en ninguno de los medios de comunicación de esta pequeña, pero próspera nación del Sudeste Asiático.
El nuevo ordenamiento incluye la lapidación por delitos homosexuales y adulterio; la mutilación de la mano o el pie por robo; la pena capital por blasfemia, difamar el nombre del profeta Mahoma y la apostasía; y la flagelación por aborto, entre otras.
La Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, señaló esta semana que la aplicación de estas leyes "supondría un serio retroceso de los derechos humanos en Brunéi".
"El nuevo Código Penal es brutal en su núcleo al imponer estos arcaicos métodos de castigo a actos que no deberían ser considerados crímenes", declaró hoy Phil Robertson, subdirector para Asia de Human Rights Watch.
Por su parte, el sultán, de 72 años y afamado por una vida opulenta y varios escándalos amorosos, defendió que la medida mantendrá "la paz y el orden" y tiene como objetivo "educar, respetar y proteger los derechos legítimos de todos los individuos de cualquier raza y fe".
El sultanato, próspero gracias a sus ingentes reservas de petroleo y gas, comenzó a introducir los castigos basados en la ley islámica en 2014, con una primera batería de enmiendas para las condenas menos duras.
Pero la exitosa campaña internacional de boicot contra el entramado de negocios bajo el patronazgo del sultanato, entre ellos una cadena de hoteles de lujo en Estados Unidos y Europa, conllevó a la suspensión temporal de la introducción de las penas más estrictas y castigos corporales, prevista para finales de 2016.
El actor estadounidense George Clooney renovó, en una columna publicada el jueves por el medio Deadline, el boicot contra los negocios de Brunéi, una llamada a la que se unieron posteriormente otros famosos, como el cantante británico Elton John, la comunidad en favor de los derechos homosexuales o diversos organismos políticos.
Aunque el actual Código Penal contempla la pena de muerte, Brunéi no ha realizado ninguna ejecución desde 1957 y la última sentencia data de 2017 por un delito de droga.
La nueva legislación se aplicará principalmente a los ciudadanos que profesen la fe musulmana, quienes representan el 70 por ciento de la población del sultanato, unos 300.000 nativos, aunque en algunos casos también se utilizará con extranjeros o fieles de otras creencias, en su mayoría budistas y cristianos.
Con información de EFE
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