Ley Camila: Bebés sustraídos por padres, el riesgo más alto de la violencia vicaria

Por José Narro Céspedes*

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Lo que viven las niñas y los niños cuando son bebés hasta los primeros 8 años, puede moldear gran parte de su vida. (Foto: Twitter @NarroJose)
Lo que viven las niñas y los niños cuando son bebés hasta los primeros 8 años, puede moldear gran parte de su vida. (Foto: Twitter @NarroJose)

El imperativo de protección de las niñas, niños y adolescentes cobra una importancia prioritaria cuando el ser a proteger es un bebé, lactante o menor vulnerable por razones de salud, como puede ser que padezca alguna enfermedad crónica cuyos cuidados sean especializados, algún síndrome o padecimiento que implique atenciones puntuales o la condición de pertenencia a cualquier espectro del autismo.

La etapa de los menores conceptualizado como “la primera infancia” ha sido un concepto que la neurociencia y las ciencias médicas estudian debido a la importancia de los primeros años de vida para el desarrollo físico, cognitivo, lingüístico y socioafectivo (Center on the Developing Child Harvard University). De este modo, lo que viven las niñas y los niños cuando son bebés hasta los primeros 8 años, puede moldear gran parte de su vida.

Dice HUMANIUM que las primeras experiencias son las que sientan las bases de la arquitectura neuronal del niño/a y determinan la robustez o debilidad de su capacidad de aprendizaje, de su salud y del comportamiento que adoptarán en la vida, se trata del momento en que el cerebro se desarrolla en las funciones primarias.

Algunos organismos internacionales como la UNICEF señalan que este periodo va de los 0 a los 5 años mientras que en nuestro país, la Estrategia Nacional para la Primera Infancia la define como el periodo de vida hasta antes de los seis años, momento en que las niñas y niños en México finalizan el primer ciclo de enseñanza y transitan hacia la educación primaria.

Las primeras experiencias son las que sientan las bases de la arquitectura neuronal del niño/a. Foto: Cuartoscuro
Las primeras experiencias son las que sientan las bases de la arquitectura neuronal del niño/a. Foto: Cuartoscuro

Si bien, la violencia vicaria afecta a las madres de menores que han sido sustraídos por sus propios progenitores, el maltrato psicológico y negligencia infantil que constituye una sustracción durante la primera infancia es aún más grave.

He tenido conocimiento del indignante caso del bebé Leonardo, sustraído a los 5 meses de los brazos de su madre, estando en edad lactante y según la Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Pública: “Un recién nacido es capaz de mirar y fijar la mirada en los ojos de las personas, en especial de su madre. A los 3 meses logra la sonrisa social; a los 6 meses ya tiene risa social: mira a los ojos, sonríe y se ríe espontáneamente en presencia de personas (sin estimulación táctil o sin cosquillas), no es la risa refleja frente a objetos o animales. Alza las manos, le gusta que lo carguen”.

¿Cómo le va a ser posible desarrollar herramientas sanas a un bebé que fue trasladado por su padre a un sitio en Ecatepec, donde yace solo, apenas con cuidados de la abuela tras una puerta atrancada? La madre de Leonardo ha sido una extraordinaria sobreviviente que pudo guardar las fuerzas cuando el padre de su hijo la agredió recién dada de alta por la cesárea del menor, momento en que las suturas de su cuerpo se abrieron y sangró. Su madre tiene la custodia del bebé y a pesar de ello, no se ha logrado salvar a Leonardo.

Leonardo hoy ya tiene 6 meses y cada día que pasa es tiempo crítico. Leonardo fue robado de su madre en Aragón, Gustavo A. Madero y trasladado a Ecatepec, en donde el progenitor y sustractor tiene familiares que laboran como policías de la Fiscalía del Estado de México y secretarios del Poder Judicial local. Han amenazado a la madre del pequeño de muerte, le han hecho trasladarse y ni el Estado ni la Ciudad ha logrado protegerlos.

La ley Camila se trata sobre el impedimento que tienen los infantes cuando son apartados los primeros meses de vida de sus madres. EFE/Mario Guzmán/Archivo
La ley Camila se trata sobre el impedimento que tienen los infantes cuando son apartados los primeros meses de vida de sus madres. EFE/Mario Guzmán/Archivo

Camila fue sustraída cuando tenía 4 meses y la historia tiene un paralelismo doloroso: cuando Cynthia decide abandonar a Carlos, éste último respondió arrebatándole a la menor. Han pasado 8 años desde que sucedió y hoy Camila quiere volver a casa, la ley que lleva su nombre es un homenaje a su historia así como a todos los bebés a los que han maltratado al impedirles guardar los primeros meses con sus madres.

Se trata de una reforma a la Ley General de Niñas, Niños y Adolescentes para reconocer el vínculo materno filial como un derecho fundamental en la primera infancia, pues si bien, la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres reconoce que ambos tienen derecho a la maternidad y paternidad, el derecho que prevalece y se antepone ante éstos es el derecho de las infancias a la seguridad, sano desarrollo, estabilidad y salud.

Es así que los bebés tienen una etapa crítica de apego con las madres en la que puntualmente quien cargó en su vientre y puede amamantar es quien debe ser protegida por la ley para brindar los cuidados necesarios en tranquilidad física, económica y social.

En memoria de Cecilia Monzón, activista brutalmente asesinada y abogada defensora de mujeres víctimas de violencia vicaria que demandaron pensión alimenticia y custodia de sus niños, me despido con la frase que ella misma citó: “Tu deber es luchar por el derecho; pero el día en que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha por la justicia.”

*Senador de la República por el Estado de Zacatecas, en representación del partido Morena

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