Este miércoles, Tamaulipas despertó de nuevo con la noticia de un enfrentamiento, lo que escandalizó a los habitantes, quienes aún encaran el luto de la masacre de los 15 civiles asesinados el pasado 19 de junio.
Las alarmas se activaron minutos después por la circulación de mensajes vía WhatsApp que advertían sobre un toque de queda, que si había alguien en la calle lo secuestrarían. Se compartieron cadenas con amenazas a maquiladoras para que cerraran sus operaciones. Los mensajes eran firmados por presuntos miembros de Los Metros, facción del Cártel del Golfo.
El gobierno estatal lo tenía claro: Eso no se trataba de un accidente, eso lo había hecho alguien que quería lanzar un mensaje y aterrorizar.
Las autoridades han dicho que estos mensajes —con información falsa— tienen el objetivo de generar confusión y temor entre la población, y sólo favorecen a quienes, desde el anonimato, pretenden causar zozobra y desestabilización social.
Ayer, a 72 horas del multihomicidio al azar de 15 personas, en redes sociales circularon videos de enfrentamientos en las colonias Cumbres, San José, Los Muros y Jarachinas del Sur, entre elementos de la Policía Estatal y presuntos miembros del Cártel Del Golfo.
En Cumbres, policías estatales lograron interceptar una camioneta, en la que viajaban presuntos criminales, quienes se internaron en un terreno baldío y les dispararon a los policías. Una hora después de la persecución ocurrió la captura.
En medio del escenario de violencia, los elementos de seguridad también informaron sobre la detención de cuatro hombres que presuntamente participaron en la masacre del pasado sábado, así como de la liberación de 18 personas que estaban privadas de la libertad.
Los imputados integran la célula criminal de Los Ciclones, del Cártel del Golfo. El mismo día del enfrentamiento, las autoridades habían detenido a un sujeto, quien se encuentra hospitalizado. Éste aseguró que Miguel Lizardi, alias el Maestrín había ordenado el ataque para “calentar la plaza”.
Las masacres perpetradas durante los últimos días en México, que han dejado más de una treintena de muertos en diferentes puntos de su geografía, regresan al país a los recuerdos más siniestros de un pasado que creían haber dejado atrás, pero que, a tenor de lo ocurrido, se encontraba simplemente oculto por otros asuntos.
Organismos nacionales e internaciones han venido alertando desde el año pasado, la tendencia a la alza de matanzas. De acuerdo con Causa en Común, en su informe Galería del Horror: atrocidades registradas, de enero a mayo del 2021 se registraron 239 masacres, cifra que se había ido desvaneciendo en la agenda mediática frente a otros asuntos como la pandemia del coronavirus.
Sin embargo, las señales de que la crisis de seguridad se iba agravando, eran evidentes. Apenas sólo cuatro horas antes de que el presidente, Andrés Manuel López Obrador, visitara Zacatecas (al centro norte de México) el pasado sábado 19 de junio, a las 06:00 horas el Centro de Coordinación Integral de Control de Mando y Comunicaciones recibió una llamada que alertaba sobre el hallazgo de tres hombres colgados en un puente del municipio Villa Coss.
Los cadáveres, que se mecían con una soga al cuello, se encontraban semidesnudos y con rastros de que se trataba de policías. Para el medio día, los cuerpos habían sido descolgados, y el discurso presidencial transcurrió sin ninguna explicación de lo sucedido.
Ese mismo día, en la frontera norte del país, las facciones del Cártel del Golfo, Los Ciclones y los Escorpiones decidieron entrar a la ciudad de Reynosa, Tamaulipas, base de operaciones de Los Metros, otra célula del CDG. Los gatilleros barrieron sus armas largas a15 personas elegidas al azar: civiles que perdieron la vida sin deberla ni temerla.
Las tragedias, que se apilan unas a otras en México, agregaron a su lista otra escena de horror: en Salvatierra, Guanajuato siete personas fueron acribilladas al interior del taller de motos Peneiker, y entre las víctimas se encontraban dos menores de edad.
El ataque ocurrió cerca de las 18:30 horas. Los tripulantes de una camioneta roja,irrumpieron en el negocio en la comunidad San Nicolás de los Agustinos, y asesinaron con armas largas de los presentes.
Dos de ellos eran menores de edad, de 16 y 17 años, estudiantes del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos de Guanajuato. Otras dos víctimas formaban parte del club de motocicletas Los Caballeros del Asfalto. Se presume, los gatilleros pertenecerían al Cártel de Santa Rosa de Lima.
El periodista y experto en seguridad, Óscar Balderas, asegura que el crimen ha roto la tregua que pidió el gobierno federal y dio un manotazo que ha causado muchas muertes en los últimos días.
Para Balderas, la polarización política podría jugar a favor de los narcos y no de los ciudadanos, el eslabón más débil en esta lucha.
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