
La Agencia Espacial Europea (ESA) publicó este lunes un nuevo video que muestra la evolución de dos grandes grietas en el glaciar Pine Island en la Antártida, el cual comprende aproximadamente el 10% de la capa de hielo al occidente del continente. Los satélites Copernicus Sentinel 1 y 2 de la ESA capturaron el suceso.
La grabación, tomada el 18 octubre, evidencia la rapidez con la que las fisuras se están extendiendo. A modo de comparación, la agencia espacial superpuso las grietas a un mapa de París y Manhattan para ayudar a comprender su magnitud. Cada una de ellas tiene una distancia de 20 kilómetros, mientras que el distrito de Nueva York es de 59 kilómetros, lo que significa que juntas, las grietas abarcan dos terceras partes de la ciudad.
Mark Drinkwater, Jefe de la División de Ciencias de la Tierra y de la Misión en la ESA, informó a través de un comunicado que “estas nuevas divisiones aparecieron muy poco después del gran desprendimiento del iceberg B46 del año pasado. El monitoreo invernal del Sentinel-1 de su extensión progresiva indica que un nuevo iceberg de proporciones similares pronto se desprenderá."
La ESA dijo que sus satélites han proporcionado previamente imágenes con las que comparar los cambios en estos glaciares. Gracias a ello, es posible rastrear los cambios en la velocidad del flujo de hielo, monitorear la migración de la línea de puesta a tierra y el desarrollo de fracturas y grietas que finalmente conducen a eventos de desprendimiento de iceberg.

Pine Island es una de las muchas corrientes de hielo antártico, pero es de especial interés para los científicos porque las observaciones han demostrado que está cambiando rápidamente. Es una de las principales arterias de hielo en la Antártida occidental, descargando cantidades significativas de hielo en el océano.
Este glaciar también está reforzado por una gran plataforma de hielo flotante, que está adelgazando y del que surgió un enorme iceberg a finales de 2018, nombrado por los científicos como B46. Dicha formación de hielo, tenía aproximadamente 226 kilómetros cuadrados de tamaño.
Fue a inicios de 2019, poco después de que B46 se desprendiera, cuando la ESA detectó las dos grietas adicionales en el glaciar.
Desde principios de la década de 1990, el flujo de hielo flotante del glaciar Pine Island ha aumentado dramáticamente hasta alcanzar valores que exceden los 10 metros por día. Su frente flotante, que tiene un espesor promedio de aproximadamente 500 metros, ha experimentado una serie de eventos de desprendimiento en los últimos 30 años, algunos de los cuales han cambiado abruptamente la forma y la posición del iceberg.
Estos cambios han sido mapeados por satélites de la ESA desde la última década del siglo XX, con deprendimientos en 1992, 1995, 2001, 2007, 2011, 2013, 2015, 2017 y 2018.
Recientemente, la frecuencia de los eventos de desprendimiento de Pine Island ha aumentado. Se observa que el glaciar pierde mayor masa debido a una combinación de eventos que involucran un fuerte derretimiento basal, donde las corrientes oceánicas cálidas erosionan la parte inferior de la formación de hielo.
A medida que éste adelgaza y produce otros icebergs, el glaciar se ve imposibilitado para reponer el hielo perdido. Esto contribuye directamente al aumento del nivel del mar.

El glaciar ha estado perdiendo hielo dramáticamente en los últimos 25 años. Debido a su ubicación remota, los satélites juegan un papel crítico en la medición y monitoreo de los movimientos en el Antártico, mostrando la periodicidad de los desprendimientos.
Los satélites de la ESA han proporcionado previamente imágenes para monitorear los cambios en el glaciar. Con fotos rutinarias de Copernicus Sentinel-1 durante este año, ha sido posible rastrear el desarrollo de las fracturas y grietas que conducen a estos desprendimientos.
Las nuevas grietas encontradas son una nueva señal de alarma que reiteran lo que científicos han venido advirtiendo desde hace décadas: el peligro de que se derrita por completo el continente. Al respecto, en este mes un estudio reveló que los ríos subterráneos podrían acelerar los desprendimientos y derretimiento de los hielos de ese continente. Aunque las causas de la aceleración del fenómeno siguen en estudio, un análisis de imágenes satelitales mostró que estos cursos de agua influyen en la separación de esas capas heladas.
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