Sergio Dalma: "Nunca he sido partidario de la independencia de Cataluña"

El cantante catalán se presentará el 17 de marzo en el Gran Rex de Buenos Aires y recorrerá el país con su último trabajo "Vìa Dalma III"

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El catalán Josep Sergi Capdevila Querol, más conocido como Sergio Dalma (53), se encuentra de paso por Argentina para presentar su último trabajo, en el que reversiona clásicos de la música italiana.

Más allá de lo que significa para las generaciones nuevas conocer estas canciones que son parte de la historia de la música, y para los que las conocieron volver a escucharlas, su trabajo va más allá, ya que se crió en la casa de sus padres escuchándolas y ahora pudo llevarlas a un disco. En palabras simples, el sueño del pibe.

Con este nuevo material y sus grandes éxitos de siempre. el artista estará en marzo próximo en el teatro Gran Rex de Buenos Aires y luego en Córdoba, Rosario y Mendoza, entre otros puntos del país.

Sin embargo, y a pesar del gran momento profesional y personal que atraviesa, no deja de expresar su descontento y hasta tristeza con el conflicto en Cataluña y las consecuencias del mismo.

-¿Qué te genera lo que está sucediendo en España? 

-Yo creo que es una sensación de mucha pena, de mucha impotencia, no tan solo como artista sino que te estoy hablando como personaje de calle, con esa impotencia que sientes ante los políticos por no haber encontrado, o incluso no haber buscado, ese diálogo. Cuando es lo que les hemos pedido la ciudadanía. Es algo terrible que ha dividido a la sociedad catalana. Ese miedo de decir por qué hemos llegado a este punto.

-¿Estás a favor de la independencia de Cataluña?

-No. Yo nunca he sido partidario de esa independencia. Sí he sido partidario de que la gente se pudiera pronunciar a través de un referéndum pactado y que fuera legal, porque creo a día de hoy que todavía no se sabe de estos siete millones de catalanes, hasta qué punto podría ser popular esa independencia, cuanta gente la querría. Llegar a este punto es lo que no ha querido nadie, llegar a esas imágenes que se han dado a nivel internacional y, sobre todo, a esa fractura de la sociedad y que esos polos fueran más lejanos y más opuestos. Los extremos se han alejado demasiado y eso es preocupante. Sobre todo esa sensación de impotencia de no ver qué final puede haber y que sea un final positivo.

-Paso a tu música. ¿Qué es lo que más disfrutaste de realizar "Vía Dalma III".?

-Es un reto, un buen reto. Es un desafío enfrentarte a canciones como "Volare"o "Yo que no vivo sin ti", de las que han hecho muchas versiones gente muy diversa y decir cómo las hago yo, con qué tipo de arreglo. Con Claudio, el productor, empezamos sobre mis giros, buscando en mi personalidad y creo que lo hemos conseguido.

-¿Te da miedo que te etiqueten como romántico y que no puedas salir de ese género?

-La gente siempre tiende a etiquetar, pero no solo hay esas baladas que hablan de amor, también hay temas rítmicos que le cantan al amor. Casi siempre me he considerado un cantante pop donde, evidentemente, la temática siempre ha sido el amor y el desamor.

-Desde "Esa chica es mía" hasta hoy…

-Hasta hoy. Ha sido siempre una trayectoria donde he intentado mostrar una cierta coherencia en lo que hago, una evolución, el trabajar con nuevos autores, con nuevos productores, pero siempre siguiendo esa línea.

-Es fácil llegar, difícil mantenerse. ¿Cómo hacés?

-Eso siempre lo ha dicho la gente que lleva muchos años y ahora te das cuenta que es así efectivamente. Yo empecé a los 16 años cantando en orquestas, luego cantando jingles para radios, para televisión y ya en el 89 grabo mi primer disco "Esa chica es mía" sin imaginar llegar hasta aquí. Ahora echo la vista atrás y digo: "qué privilegio seguir trabajando de esto", lo que era mi vocación tan prematura se ha convertido en mi carrera y en mi hobby.

-¿Es una carrera que te gustaría que siga tu hijo?

-No. Nunca lo he pretendido. Quiero que sea libre y que elija lo que quiera. Él tiene su trabajo en hotelería y veo que está feliz así. Esa manía que tenemos los padres de imponer cosas a nuestros hijos, o aquello que no pudimos hacer me parece un disparate. Creo que ante todo tienen que ser felices y disfrutar la libertad de elegir lo que ellos quieran y tú apoyarlos.

¿Qué es lo más sacrificado que hiciste por tu profesión?

-Evidentemente que es difícil. Si yo tuviera otro hijo que me dice que se quiere dedicar a esto y tiene aptitudes, pues obviamente lo apoyaría. O si mi hijo lo hubiera hecho. Tampoco se lo voy a quitar de la cabeza. Para nada. Porque después de todos estos años considero que me ha dado muchas cosas buenas y sigo siendo muy feliz haciendo lo que hago. Claro que es un trabajo que tiene su esfuerzo, hay que ser una persona constante.  Creo que nunca puedes olvidar un conjunto de cosas como la humildad, la ilusión, la emoción, el respeto a la gente, a los medios, al público.

-¿Qué te sigue motivando?

-Pienso que el mejor trabajo está por llegar. Es una política que me incentiva y me ayuda a tener esas ganas de esforzarme. Siempre quieres más. Siempre quieres buscar, no aquella perfección, pero sí aquella superación. Pienso que es importante. Hoy en día está muy de moda lo de la zona de confort, no quiero residir allí, quiero seguir teniendo esos retos. Todavía hay un tiempo por delante para disfrutar y sobre todo para ilusionarte con nuevos proyectos.

-Con tantos viajes, con tantas giras. ¿Sentís que te perdiste algo a lo largo de los años?

-Sí. Posiblemente porque son muchas ausencias con tantos viajes, que a veces has perdido esos momentos importantes en tu familia, el crecimiento de tu hijo, en muchas cosas. Pero bueno, obviamente este trabajo es así y la gente que me quiere, que está a mi alrededor, así lo entiende. Por eso, cuando llego, dejo el papel de Sergio Dalma a un lado y hago de padre, de vecino, de amigo, de hijo.

-Sergio Dalma no es tu nombre verdadero…

-No. Mi verdadero nombre es Josep Capdevila. De hecho cuando yo tenía grabado aquel disco de "Esa chica es mía", el primero, pensábamos que Josep Capdevila era un nombre demasiado localista, incluso a veces difícil de pronunciar dentro ahí mismo de España y mi proyección estaba muy pensada para Hispanoamérica. Por eso buscamos un nombre artístico, elegimos Sergio que es mi segundo nombre y Dalma viene del pueblo de mi padre, que es un pueblo de la provincia de Lérida, Cataluña que es Maldá, jugamos con las letras y pensamos que Dalma tenía como ese sonido muy mediterráneo y fácil de pronunciar en todo el mundo.

-¿Algún defecto?

-Soy bastante exigente conmigo mismo, a veces de una forma exagerada. También soy una persona que me desilusiono aunque tengo la facilidad de enseguida volverme arriba. Creo que estas cosas vienen condicionadas por tu trabajo, por la presión, por el estrés, por el vértigo que te puede suponer el éxito. Bueno, ahí se da esa lucha entre la persona y el artista que, al final, entre uno y otro sacamos adelante.

-¿En algún momento te anestesió la fama, tus fans y las luces?

-Intenté que no. Cuando empecé mi carrera, aunque era una persona que tenía muy claro que esto era mi trabajo, cuando te alimentan un poco más de la cuenta el ego sí hay ese peligro de elevarte, pero creo que he tenido gente a mi lado que me han tenido la cabeza firme. Cuando eres más joven hay ese temor y ese pequeño intento, pero afortunadamente creo que he sido bastante sensato en ese aspecto.

-¿Qué tan peligroso es alimentar el ego?

-La fama a veces puede ser indigesta y eso es preocupante. Yo creo que cuando alguien tiene una carrera y todo un desarrollo no es justo que se mire por el mismo ojo, hay que ver esas diferencias. Un éxito puede estar al alcance de mucha gente pero un año de una serie de conciertos, un año tras otro, y tener a ese público tan fiel, no. Hay gente que me ha seguido desde "Esa chica es mía" hasta hoy. Es porque habrá habido una muy buena comunicación y realmente creo que siempre he tratado al público con mucho respeto y cariño porque creo que son puntales muy importantes en mi carrera.

-¿Qué te queda pendiente por hacer?

-No me gusta que queden cosas pendientes. Creo que a estas alturas de mi vida intento que eso no pase. Una cosa que tenía pendiente era ese homenaje a la música italiana, luego he podido hacerlo; también he trabajado en muchos escenarios que nunca hubiera imaginado. Quiero seguir teniendo esa ilusión y esa salud profesional y emocional para tirar adelante ahora con la gira que viene el año próximo. En el 2019 serán 30 aniversarios y vamos a ver qué podemos hacer. Y luego tener esa lucidez para saber cuál será el próximo proyecto para intentar sorprender a tu público. Creo que son suficientes metas como para sentirme verdaderamente a gusto.