Los adolescentes necesitan dormir más: ¿podrá la escuela empezar más tarde para ayudarlos?

La mayoría de los estudiantes de la escuela secundaria no logra dormir las ocho horas diarias que se aceptan como mínimo recomendado. A diferencia de la infancia, tras la pubertad, las personas se levantan más tarde. Y ahora las nuevas tecnologías hacen que, también, se acuesten más tarde

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Tres de cada cuatro estudiantes del secundario no duermen las 8 horas que la Academia Nacional de Medicina del Sueño de los Estados Unidos recomienda como mínimo. La combinación de una hora muy temprana de ingreso a la escuela con la presencia generalizada de las pantallas durante la noche generaliza la falta de sueño entre los adolescentes.

La mayoría de los adolescentes no duerme las 8 horas que se consideran necesarias como mínimo
La mayoría de los adolescentes no duerme las 8 horas que se consideran necesarias como mínimo

Henry Nicholls, autor de Sleepyhead: The Neuroscience of a Good Night's Rest, advirtió en The New York Times: "Como mínimo, el sueño insuficiente reduce la atención y afecta la memoria, lo cual dificulta el progreso estudiantil y baja las calificaciones. De manera más alarmante, la falta de sueño suele causar problemas anímicos y emocionales, lo cual aumenta el riesgo de enfermedades mentales. La falta de sueño crónica también favorece un riesgo mayor de obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión, enfermedad cardiovascular y cáncer".

La mayoría de las escuelas comienzan las clases 8:30, y algunas, a las 7:30
La mayoría de las escuelas comienzan las clases 8:30, y algunas, a las 7:30

A diferencia de los niños, los adolescentes no se levantan temprano naturalmente, debido a los cambios en el modo en que el cerebro humano responde a la luz a medida que las personas crecen. Y tampoco se acuestan temprano, un hábito que las nuevas tecnologías han empeorado.

Nicholls citó un informe del Pew Research Center según el cual el 95% de los menores entre 13 y 17 años tiene acceso a un smartphone y una encuesta del Centro para el Control de Enfermedades (CDC) que reveló que el 43% de los estudiantes de la escuela media pasan más de tres horas de gaming en las noches de los días hábiles. "Dados los atracones que estimulan Netflix, YouTube y otros, y la presión por alimentar las redes sociales como Facebook, Instagram y Snapchat, el tiempo total de pantalla de los jóvenes probablemente supera las seis horas diarias", agregó el experto.

La falta de sueño puede causar desde bajas en las notas hasta riesgo de problemas mentales
La falta de sueño puede causar desde bajas en las notas hasta riesgo de problemas mentales

Eso es particularmente nocivo para el sueño, no solo porque roba tiempo al descanso, sino porque la luz azul que emiten los LED, los televisores, las tabletas y los celulares "suprime la secreción corporal de serotonina, la hormona que indica que es hora de dormir". Además de poner límites a las horas de pantalla de sus hijos, los padres podrían establecer una moratoria de luz una hora antes del momento de dormir.

Según datos de 2015, el 86% de los estudiantes secundarios comenzaban las clases a las 8:30 de la mañana, y el 10% antes de las 7:30. Advirtió Nicholls que "sacar a un adolescente de la cama a las 6 para que llegue a la escuela, es el equivalente de despertar a un adulto a las 4 de la mañana. El cerebro estará en su punto más bajo de actividad en el ciclo de 24 horas".

La luz azul de las pantallas bloquea la producción de serotonina (Getty Images)
La luz azul de las pantallas bloquea la producción de serotonina (Getty Images)

La opinión del autor no suena sola. En 2014, la Academia Nacional de Pediatría de los Estados Unidos recomendó que las escuelas medias no abrieran sus puertas antes de las 8:30; también la Asociación Nacional Médica y el CDC apoyaron la propuesta.

"Cambiar las horas de operaciones de una institución tan central para la comunidad no es fácil", reconoció Nicholls. "Requiere fuerte liderazgo y ajustes en el transporte escolar y en los servicios como las guarderías y los clubes extracurriculares. Pero a pesar de esas turbulencias, hacer un cambio así daría rédito en el largo plazo".

Concluyó con una comparación descarnada: "Es inconcebible que una escuela esté abierta con asbestos en los cielorrasos, sin calefacción en invierno o con ratas en la cocina. Comenzar las clases antes de las 8:30 de la mañana debería ser igualmente inaceptable".

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