Cómo aprovechar el enojo para ganar una negociación

Cómo un sentimiento no positivo puede prepararnos de mejor forma ante un desafío laboral, deportivo o personal

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Existen determinados sentimientos que definitivamente no cuentan con la mejor reputación. Probablemente vinculado al hecho de que hoy día no podemos permitirnos estar tristes o irritables, en parte gracias a la poderosa influencia de las redes sociales que obligan a mostrarnos perfectos a tiempo completo, el contexto actual lleva a priorizar ante todo un comportamiento en público marcado por las sonrisas y los buenos modales fruto de sentimientos positivos como la felicidad y la plenitud.

¿Pero qué sucedería si muchos de los sentimientos englobados dentro de la categoría de "indeseados" podrían llegar a ayudarnos a superar desafíos de la vida diaria y ser más exitosos a nivel profesional? Tal sería el caso del enojo, el cual según nuevos estudios se convertiría en una herramienta infalible dentro del competitivo mundo empresarial actual.

Más allá de que los manuales corporativos modernos desalientan a los líderes actuales a mostrar una actitud marcada por el enojo en el entorno laboral, en gran medida para evitar que dichos comportamientos sean imitados por personal de menor jerarquía, son incontables los ejemplos de verdaderos referentes del mundo empresarial que se caracterizaron por tener un carácter cuando menos, fácilmente cambiante.

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Tal es el caso del fallecido genio creativo detrás de los productos más emblemáticos de la firma Apple, el legendario Steve Jobs. Aquellos que tuvieron la oportunidad de formar parte de alguno de sus proyectos aseguran que su monumental personalidad y cambiante humor podían ser tremendamente inspiradores y devastadores al mismo tiempo.

Fue el mejor amigo de Steve Jobs, Sir Jony Ive, actual jefe de diseño de Apple, el que intentó justificar el comportamiento irascible de su mentor en una entrevista. "Steve tenía la habilidad casi infantil de realmente enfadarse muy rápidamente por algo, para que al poco tiempo se le pasara. En otras oportunidades cuando se encontraba realmente frustrado, su manera de hacer catarsis era lastimando a alguien. Creo que sentía tener la libertad y licencia de comportarse de esa manera" confesó Ive.

Al parecer, las normas de comportamiento en sociedad no aplicaban para Jobs y el hecho de haber sido una persona tan sensible probablemente le brindaba esa capacidad de poder herir al otro de forma tan efectiva. Pero el hombre que ha sido llamado el empresario más importante de la historia y el mejor CEO de nuestra generación, no es el único que se caracterizó por usar su enojo para capitalizarlo por el bien de la organización a su cargo.

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El actual presidente de los EEUU no forjó su reputación en base a su comportamiento políticamente correcto, pero son muchos los que aseguran que el hecho de haberse mostrado siempre de manera auténtica y frontal a lo largo de su carrera como empresario y figura del mundo del entretenimiento, terminó siendo uno de los motivos por los que pudo finalmente conquistar a los votantes durante la pasada elección presidencial.

Una de sus frases más reconocidas, asociada al exitoso reality show "El Aprendiz", lo pintaba frente a la opinión pública como un hombre de negocios implacable a la hora de dar por terminada una relación laboral sin futuro mediante dos palabras inconfundibles: "Estás despedido". Cumplido ya un año de su mandato como el presidente 45 del país del norte, su tono se ha ido vuelto más diplomático pero sin lugar a dudas conserva su talento innato a la hora de negociar de forma exitosa, en muchos casos recurriendo a tácticas vistas como agresivas por muchos.

Sentir enojo ante una situación que aparenta ser injusta o frente a algo que creemos que tenemos la responsabilidad de cambiar, puede ser altamente motivador en determinadas circunstancias. Puede motivar a las personas a luchar por un cambio positivo y ayudar a otros, siempre y cuando sea un sentimiento usado a consciencia y no se convierta el motor de todas nuestras acciones.

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Un flamante estudio llevado adelante por investigadores de la prestigiosa escuela Wharton de la universidad de Pensilvania se enfocó en el rol del enojo a la hora de encarar negociaciones y dentro de entornos altamente competitivos. Los hallazgos revelaron que la mayoría de los participantes generalmente potencian sus sentimientos vinculados a la ira a la hora de enfrentar un desafío con el obvio anhelo de triunfar.

"Las personas instintivamente eligen enojarse" dijo el profesor Maurice Schweitzer de la escuela Wharton al periódico financiero The Wall Street Journal. "Creen que los va a convertir en mejores competidores". Al parecer, los psicólogos coinciden en que el enojo y la ira son emociones de "acercamiento" que nos llevan a querer enfrentar o atacar algo para consecuentemente salir triunfantes.

El enojarse antes de encarar una negociación, competencia o mismo un evento deportivo nos prepara como guerreros para enfrentar de mejor forma un reto. Pero eso no significa que la estrategia deba ser aplicada a todo aspecto de la vida, dado que el enojo también puede perjudicar relaciones, generar distracciones, consumir energía y desviar la atención.

Es por eso que los especialistas elaboraron un listado de cinco medidas a tomar para sacar máximo provecho al enojo, sin dejar que afecte de forma negativa nuestra imagen o performance laboral.

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En primer lugar será fundamental mantener el control. Gritar, insultar o acusar a otros seguramente despierte sentimientos negativos sobre nuestra persona que no llevarán a nada. El descontento deberá ser expresado con mesura y de forma bien articulada.

En segundo lugar, elegir un buen momento será crucial. Es recomendable enojarse antes o apenas iniciada la negociación, no hacia el final de la misma dado que los resultados suelen no ser los esperados.

En tercer lugar será fundamental enfocarse en un objetivo. El expresar enojo por el simple hecho de desahogarse no llevará a nada beneficioso. Se debe identificar un beneficio a alcanzar para de esta manera poder capitalizar la ira y utilizarla como una herramienta productiva y constructiva.

En cuarto lugar se deberá confiar en que la estrategia funcionará. Las expectativas son fundamentales, por lo que si uno no cree realmente que el enojo lo llevará a mejor puerto, tal vez sea mejor tomar otro camino.

Por último será indispensable evitar recurrir al enojo si lo que se busca es encarar un desafío a nivel creativo. Según el profesor Schweitzer, "el enojo reduce la capacidad de concentración y no permite aprovechar la capacidad explorativa de nuestra mente". Lo más apropiado a la hora de tener los mejores resultados frente a una tarea de tipo creativo será recurrir al ejercicio físico o a un libro a película cómica para minimizar el enojo y la distracción.

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