Todas las batallas de Jane Bowles: la escritora que no se rindió ante los prejuicios

Un repaso por la vida y la obra de la gran escritora norteamericana: su romance con Paul Bowles, el encuentro inspirador con Louis-Ferdinad Céline, su escritura intermitente y su creciente desconsuelo

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Por Soledad Hessel

Jane Bowles
Jane Bowles

Descubrir nuevos autores suele ser uno de los pasatiempos favoritos de los lectores curiosos. Una novela, un ensayo, una obra de teatro, una pintura, muchas veces, cualquiera de ellos, permite llegar a las palabras de alguien que se desconocía hasta el momento. Y así fue como, personalmente, descubrí a Jane Bowles. Una obra de teatro, en una sala del under de la Ciudad de Buenos Aires, inspirada en su universo poético me mostró a esa autora escondida detrás de la trascendencia mundial de su marido y de sus propios dolores y decepciones.

Jane Auer nació el 22 de febrero de 1917 en la ciudad de Nueva York. Habiendo crecido en el seno de una familia judía de clase media acomodada y en la meca americana de los escritores de principios del siglo pasado, el futuro literario de la joven Jane —quien a los quince años decidió ser escritora luego de un encuentro con Louis-Ferdinad Céline en un barco— parecía ser promisorio, pero la vida tiene extrañas maneras de jugar con las personas y la salud suele ser la carta más usada para truncar destinos.

El viaje en el que Jane conoce a Céline es el regreso luego de una larga estadía en Europa —una clínica suiza fue el poco glamoroso y literario albergue que la cobijó— tras un accidente que destrozó una de sus rodillas. Las complicaciones que siguieron a este episodio terminaron en una cirugía que inmovilizó para siempre la articulación y dejó fija su pierna. Este fue el primero de varios problemas de salud que fueron minando de a poco la estructura psíquica de la autora, llevándola en algunos momentos de su vida a una profunda depresión y un bloqueo creativo que la sumió en un largo mutismo artístico.

Jane Bowles
Jane Bowles

Su definición sexual no le generó grandes problemas en una época en la que estas elecciones, al menos en los espacios donde Jane se movía, no eran criticadas. Se enamoró de numerosas mujeres y sus conquistas fueron calificadas en ocasiones como "extravagantes". Su fuerte atracción por el sexo femenino no impidió que al poco tiempo de conocer al compositor y poeta Paul Bowles —quien era abiertamente bisexual— se casara con él en 1938 y vivieran una de las historias de amor más firmes y duraderas del mundo literario.

Uno podría pensar que un amor tan fuerte sería la rama a la cual Jane se aferraría en sus momentos de zozobra, pero fue esta relación y el desarrollo de la carrera como escritor de su marido junto al reconocimiento internacional que este recibió por su obra lo que terminó de derrumbar a la Jane escritora que era, simplemente, la única Jane y por ende la debacle fue total.

La vida en común del matrimonio Bowles se desarrolló en varios países adonde se mudaron a lo largo de su relación y esta vida nómade, los viajes y los lugares donde se establecieron fueron de gran inspiración para la escritora y en muchas ocasiones las ciudades por donde paseaban o aquellas en las que se instalaban durante varios meses fueron los escenarios elegidos como escenografías para sus obras.

No sólo los espacios físicos por donde transita Jane Bowles son reflejados en sus textos. Sus relaciones, en algunos casos emocionalmente violentas y vertiginosas, sus emociones desbocadas y casi imposibles de manejar, los sentimientos que le despertaban las personas que conocía, impregnaban el carácter de sus personajes, pudiendo verse en muchos casos un fiel reflejo de la autora en la mirada de los protagonistas de sus cuentos hacia la realidad que los circunda.

Paul y Jane Bowles, fotografiados por Cecil Beaton
Paul y Jane Bowles, fotografiados por Cecil Beaton

Ingresar al universo literario de Jane Bowles es descubrir un mundo en el cual la soledad emocional es un elemento constitutivo de toda vida narrada por ella. Los personajes de Bowles (sin importar edad ni género) luchan contra la angustia de no sentirse acompañados en lo interior a pesar —en muchos casos— de estar rodeados de gente. Los sentimientos afloran de manera casi enfermiza, amparándose en situaciones estresantes, arriesgándose a ser considerados enfermos, histéricos, desquiciados. Sus protagonistas son personas que luchan para salir de un encierro mental, para poder decir lo que les pasa y ser, al final, comprendidos. Aunque este final de color de rosa no llega nunca y la falta de comprensión hace que los desenlaces de estas historias no sean tales: la vida sigue siendo la misma, con los mismos dolores y sufrimientos. Quienes han sido parte de estas historias siguen su vida —ficcional— como si nada hubiera ocurrido.

¿Podríamos hablar, en el caso de Jane Bowles, de una subjetividad, de las experiencias personales y particulares de su vida, como musa inspiradora? ¿Es la literatura en nuestra escritora una suerte de catarsis, de puerta de escape de los aspectos dolorosos y traumáticos de su vida?

Jane Bowles
Jane Bowles

Bowles tuvo a lo largo de su vida relaciones conflictivas con su madre —quien no logró llevar adelante una relación con su única hija al morir el padre de Jane cuando esta era una niña entrando en la adolescencia—, esta relación se ve reflejada en las relaciones materno-filiales que la escritora refleja en sus escritos. No hay madres comprensivas y amorosas en la literatura de Bowles, son poco empáticas, caprichosas, egoístas.

Así mismo, podemos ver que las relaciones entabladas entre los personajes son de antagonismo hacia el protagonista o entre dos figuras centrales. Puntos de vista encontrados, discusiones que no llevan a ninguna parte, ni siquiera a una pelea definitiva, desencuentros, son moneda corriente y repetida. Si bien la mayoría de las historias que Jane Bowles narra son sobre mujeres, algunos de sus cuentos hablan sobre hombres a los que podemos identificar con las mismas características. Relaciones profundas donde el amor y la pasión se entrometen causando mayor dolor y angustia, encuentros amorosos en su mayoría homosexuales que son vistos desde el afuera como monstruosos.

“Dos damas muy serias” y “Juego de damas”, de Jane Bowles
“Dos damas muy serias” y “Juego de damas”, de Jane Bowles

La obra cumbre y más reconocida de Jane Bowles es la novela Dos damas muy serias publicada en 1943 (en castellano por Anagrama en 2009). La recepción inicial por parte de la crítica fue desfavorable. Rechazada por algunos, considerada por otros como inacabada y defectuosa. Algunos, muy pocos, vieron en ella el gran talento de su autora y la originalidad de una historia y una forma de narrar que se anticipó a su época. Bowles era ante todo una persona adelantada a su tiempo. Las críticas negativas la destrozaron y la gran recepción que fue teniendo posteriormente la novela no logró curar esas heridas que la hicieron iniciar un camino en busca de un estilo literario diferente, más directo, una forma de narrar que no era la suya y que no lograba llevar adelante. Este camino no la llevó hacia la aceptación y el reconocimiento de los críticos que tanto anhelaba sino hacia el inicio de ese bloqueo artístico que la acompañaría de forma más o menos intermitente hasta el final de sus días.

En esa búsqueda de darle a su escritura un enfoque más directo y menos elusivo escribe una obra de teatro que representará para ella un enorme desafío y que se convertirá en una obra de culto: Verano en la glorieta (incluida en la antología Juego de damas editada por Eterna Cadencia en 2012). A pesar de la gran recepción, Verano en la glorieta estuvo en cartel pocos meses tras su estreno, lo que decepcionó a la autora y nuevamente se sintió incomprendida. Para esta época el bloqueo artístico se hacía cada día más evidente, y ante la desesperación y desesperanza que esto le producía, Jane Bowles amenazó en más de una ocasión con abandonar para siempre la escritura.

Emilio Sanz de Soto, Pepe Carleton, Truman Capote y Jane y Paul Bowles (Tanger 1949)
Emilio Sanz de Soto, Pepe Carleton, Truman Capote y Jane y Paul Bowles (Tanger 1949)

Lamentablemente fue su cuerpo el que, una vez más, tomó las riendas y tras sufrir un accidente cerebro vascular en 1957, la salud de Jane se resintió aún más. Con una grave afasia y problemas en la vista tuvo que hacer un gran esfuerzo para poder volver a leer y escribir, sus planes de llevar adelante otra obra de teatro la acompañaron durante varios años más, pero las dificultades eran cada vez mayores. Murió en mayo de 1973 luego de años en los cuales sus obras fueron reconocidas por críticos, colegas y público, pero esto no logró resarcir su dolor por la imposibilidad de volver a escribir.

Su obra fue relegada, olvidada, despreciada en algunos casos. Tenemos la gran fortuna de vivir el momento en el que Jane Bowles es finalmente reconocida como lo que fue: una gran escritora que reflejó a través de su obra la desolación de las personas que viven una vida construida a partir del desasosiego y la imposibilidad de encontrar una salida, una escritora que veía claramente a sus congéneres y pudo mostrarlos sin tapujos, sin medias tintas, con un talento excepcional.

 

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