Sin propiedades y sin trabajo, así quedaron los creyentes que esperaban la segunda venida de Jesucristo en Sabanalarga, Atlántico

Muchos creyentes vendieron sus bienes y renunciaron a sus trabajos ante la supuesta llegada del Mesías. Los habitantes del municipio temen que esto traiga problemas entre los pobladores de Isabel López.

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Foto: Colprensa
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Un grupo religioso de Sabanalarga, Atlántico, fue noticia durante las últimas semanas después de que anunciaran que estarían esperando la segunda venida de Jesús que, según ellos, iba a ser el pasado jueves 28 de enero. Los creyentes llamaron la atención de medios de comunicación, curiosos, escépticos y de las autoridades que también llegaron al lugar para atender a las personas que con el paso del tiempo empezaban a sufrir las consecuencias del prolongado ayuno que estaban realizando.

Los seguidores del Dios del cristianismo llevaban semanas sin comer y estaban sometidos a un ayuno prolongado para purificar sus cuerpos ante, lo que llaman, la segunda venida de su salvador. Estos colombianos hacen parte de la Iglesia Cristiana Berea, quienes se reunieron desde hace días en la casa del pastor y creador de la secta, Gabriel Alberto Ferrer Ruíz.

Ferrer había anunciado el fin del mundo desde el mes de diciembre, mes desde el que al menos 20 de sus fieles seguidores empezaron a prepararse junto a él para que su Dios los encontrara libres de lujos y pecados.

Gabriel Ferrer, el pastor que hizo creer a sus seguidores que Jesús iba a llegar a raptarlos. Foto: Capturas en video, Twitter
Gabriel Ferrer, el pastor que hizo creer a sus seguidores que Jesús iba a llegar a raptarlos. Foto: Capturas en video, Twitter

Según EFE, Johnny Angulo, un familiar de algunos de los seguidores de esta iglesia, afirmó que “yo tengo dos tías y un sobrino dentro de esa iglesia, además de mi esposa, a quien excluyeron hace poco porque le dijeron que estaba contaminada ya que mi hijo no profesaba su fe”. El hombre manifestó que la preocupación por sus familiares se originó cuando empezaron a enviarle mensajes todos los días sobre la llegada de Jesucristo y cuando tomaron la decisión de vender todas sus pertenencias y renunciar a sus trabajos porque ya no los iban a necesitar.

Angulo detalló a la agencia de noticias, citada por El Espectador, que en todo el pueblo hay preocupación, pues aunque cuando terminó el 28 de enero los creyentes no realizaron ningún tipo de comportamiento extraño y, de hecho, se retiraron pacíficamente del sitio de congregación, el hecho de haber quedado sin sus cosas podría traer problemas entre los pobladores.

El hombre también habló con El Heraldo y manifestó que “esa iglesia ha afectado mucho a mi esposa. A ella le cambiaron la vida. Le comenzaron a prohibir cosas. Le decían que yo la podía contaminar porque no hacía parte de su religión. Según ella, cometió un pecado y la apartaron de la iglesia. Ahora no duerme, ni come. Tiene problemas mentales y está apartada hasta de nuestro hijo. No sé qué pasa allá adentro con la gente”.

“-A las 12 de la noche- no hubo cantos ni alabanzas ni oraciones en lenguas. No se emitió ningún sonido. Nadie asomó la cabeza. No se cayó una hoja. No pasó nada”, detalló el medio barranquillero, quien estuvo presente en medio del evento que tenía conmocionados a todos los atlanticenses.

Cabe recordar que, antes de que terminara el jueves, se temía que los creyentes se suicidaran al ver que el Mesías no había venido por ellos, pero Ferrer desde antes había anunciado que esas solo eran palabras de necios y que en su iglesia no se promovía el suicidio. “Los suicidas se van al infierno. Si alguna iglesia existió en Barranquilla o Colombia que ama la vida es Berea, porque nosotros somos templo del espíritu santo de Dios. No se equivoquen los suicidas. No somos suicidas. Estamos llenos de vida porque creemos que la vida le pertenece al señor”.

Sin embargo, el pastor no ha emitido ningún comunicado después de que sus proyecciones no se cumplieran y que sus seguidores se quedaran esperando algo que no sucedió. Los pobladores del lugar, según el medio regional, siguen atentos a los creyentes del lugar, pues ha sido extraño que reaccionaran de una manera tan calmada, cuando se esperaba un gran decepción.

El personero del municipio de Sabanalarga, Luis Fernando Moreno, manifestó a El Espectador que, “ellos (los creyentes), en términos generales, se encuentran bien y es nuestro deber como representante del Ministerio público garantizar sus derechos”. Durante el tiempo de vigilia el Icbf retiró del lugar a ocho menores de edad obligados a ayunar y las autoridades de salud prestaron atención a los feligreses que se descompensaron en el lugar, así como apoyo psicológico.

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