El himno nacional de Colombia fue escrito en 1850, pero solo 70 años después, el 18 de octubre de 1920 fue oficializado. ¿Por qué? Resulta que tras décadas de intentos y concursos para dar con alguien con la inspiración suficiente para crear este símbolo patrio, no hubo ninguno que generara tal aceptación como el que conocemos hoy, cuyo autor fue el expresidente Rafael Núñez.
Pero Núñez —presidente en cuatro periodos distintos— no imaginó que su escrito de mitad del siglo XIX fuera a convertirse en el himno nacional. Al menos no cuando tomó la pluma y el papel. En ese entonces, siendo apenas secretario de Gobierno de la provincia de Cartagena, lo que hizo fue escribir una oda para conmemorar el aniversario 39 de la ‘ciudad heroica’, publicada en el periódico La Democracia.
Tres décadas después, a petición del director de teatro José Domingo Torres, la oda, ya musicalizada, fue interpretada en la Plaza de Bolívar durante la celebración del 20 de julio. No obstante, tuvo poca acogida. Esa, quizá, fue la razón por la que tres años más tarde, en 1833, Rafael Núñez la editó y publicó en la revista Hebdomadaria, en sus números 3 y 4.
La oda de Núñez tuvo una nueva oportunidad en 1887, cuando José Domingo Torres acudió al maestro italiano de música Oreste Síndici para que compusiera la canción con motivo de la celebración de la Independencia de Cartagena, como cuando el expresidente, apenas siendo un secretario de Gobierno, publicó por primera vez la obra.
En un principio, el italiano rechazó la oferta. Pero, ya luego, cambió de decisión por petición de su esposa. Para inspirarse, cuenta la historia, se desplazó a su hacienda en el municipio de Nilo, Cundinamarca, en donde una vez compuesto, y frente a un árbol de tamarindo, se entonó por primera vez dicha versión del Himno Nacional.
El 11 de noviembre, como estaba acordado, el himno fue interpretado por un coro de niños en el Teatro de Variedades de la escuela pública de Santa Clara, contiguo al convento, y al observatorio Astronómico, en el barrio La Catedral en Bogotá, en donde fue un éxito.
Lo que hizo Rafaél Núñez, presidente de la época, fue invitar a Oreste Síndici a presentar la oda de su autoría, ya musicalizada, como el “himno nacional” de Colombia el 6 de diciembre de 1887, aunque fue solo mediante la Ley 33 del 28 de octubre de 1920, sancionada por el presidente Marco Fidel Suárez, que se declaró oficialmente el himno como un símbolo patrio.
Aquí les dejamos el himno completo:
CORO
¡Oh gloria inmarcesible!
¡Oh júbilo inmortal!
¡En surcos de Dolores
el bien germina ya!
ESTROFAS
I
¡Cesó la horrible noche!
La libertad sublime
derrama las auroras
de su invencible luz.
La humanidad entera,
que entre cadenas gime,
comprende las palabras
del que murió en la cruz.
II
“¡Independencia!” grita
el mundo americano;
se baña en sangre de héroes
la tierra de Colón.
Pero este gran principio:
“El rey no es soberano”,
Resuena, y los que sufren
Bendicen su pasión.
III
Del Orinoco el cauce
se colma de despojos;
de sangre y llanto un río
se mira allí correr.
En Bárbula no saben
las almas ni los ojos,
si admiración o espanto
sentir o padecer.
IV
A orillas del Caribe
hambriento un pueblo lucha,
horrores prefiriendo
a pérfida salud.
¡Oh, sí! De Cartagena
la abnegación es mucha,
y escombros de la muerte
desprecia su virtud.
V
De Boyacá en los campos
el genio de la gloria
con cada espiga un héroe
invicto coronó.
Soldados sin coraza
ganaron la victoria;
su varonil aliento
de escudo les sirvió.
VI
Bolívar cruza el Ande
que riega dos océanos;
espadas cual centellas
fulguran en Junín.
Centauros indomables
descienden a los Llanos,
y empieza a presentirse
de la epopeya el fin.
VII
La trompa victoriosa
en Ayacucho truena;
y en cada triunfo crece
su formidable son.
En su expansivo empuje
la libertad se estrena,
del cielo americano
formando un pabellón.
VIII
La Virgen sus cabellos
arranca en agonía
y de su amor viuda
los cuelga del ciprés.
Lamenta su esperanza
que cubre losa fría,
pero glorioso orgullo
circunda su alba tez.
IX
La patria así se forma,
Termópilas brotando;
constelación de cíclopes
su noche iluminó.
La flor estremecida,
mortal el viento hallando,
debajo los laureles
seguridad buscó.
X
Mas no es completa gloria
vencer en la batalla,
que el brazo que combate
lo anima la verdad.
La independencia sola
al gran clamor no acalla;
si el sol alumbra a todos,
justicia es libertad.
XI
Del hombre los derechos
Nariño predicando,
el alma de la lucha
Profético enseñó.
Ricaurte en San Mateo
en átomos volando,
“Deber antes que vida”,
con llamas escribió.