
Una investigación experimental revela que elefantes africanos adaptan sus señales corporales para conseguir objetivos concretos, desafiando la idea de que la comunicación gestual compleja solo existe en los primates.
En el corazón de Zimbabue, un grupo de diecisiete elefantes demostró la capacidad de comunicarse mediante gestos intencionales para transmitir objetivos a interlocutores humanos atentos. Este comportamiento, documentado en un estudio publicado por la Royal Society, amplía los límites de la cognición animal, hasta ahora reservados exclusivamente para los primates.
El estudio destacó que estos animales utilizan gestos de manera intencional y adaptan sus señales a diferentes situaciones sociales. La sofisticación comunicativa observada resulta extraordinaria.

El equipo de científicos, en el que participaron Vesta Eleuteri, Lucy Bates, Yvonne Nyaradzo Masarira, Joshua M. Plotnik, Catherine Hobaiter y Angela S. Stoeger, realizó los experimentos en la Reserva Jafuta y el Victoria Falls National Park entre marzo y mayo de 2024. Los elefantes estaban acostumbrados a convivir con humanos y solamente recibían entrenamiento positivo. Si los elefantes no conseguían el objetivo, modificaban la conducta de inmediato, buscando nuevos métodos para lograrlo.
Resultados, análisis gestual y conclusiones
Durante el experimento, cada elefante enfrentó tres casos: recibir todas las manzanas que deseaba, solo una parte o una bandeja vacía. Para evitar que el aprendizaje social alterara los resultados, cada elefante interactuó en sesiones separadas. Todo el proceso fue grabado minuciosamente para un análisis profundo.
Se documentaron 313 gestos de 38 diferentes en 51 pruebas. Más de la mitad se dirigieron específicamente a los experimentadores humanos, una fracción menor a la bandeja con manzanas y ninguno a la vacía.

Este patrón refuerza que la comunicación gestual depende tanto de un receptor atento como de la posibilidad de obtener una recompensa. Los elefantes solo gesticulaban cuando una persona estaba presente y atenta. Al detectar desatención, detenían los gestos, evidenciando una adaptación precisa al contexto social.
La insistencia también varió según la situación. Si solo recibían una parte de su recompensa, los elefantes intensificaban sus gestos; ante una bandeja vacía, los esfuerzos cesaban por completo. Mostraron capacidad de innovación, ya que ante el fracaso de un gesto, probaban otros distintos.
Esta flexibilidad y creatividad en la comunicación supera lo documentado fuera de los grandes simios, sugiriendo que la vida social compleja y la alta capacidad cognitiva favorecen estas conductas, incluso en especies evolutivamente distantes.
Implicaciones y ética
Las conclusiones abren nuevas líneas para la ciencia del comportamiento animal. Se planea realizar pruebas similares con elefantes en libertad para observar si esta forma de comunicación ocurre también cuando interactúan con otros elefantes.

Además, los científicos buscan identificar gestos referenciales que señalen objetos o expresen deseos específicos, lo que podría aportar información crucial sobre formas elementales de “lenguaje” en especies no humanas.
La Royal Society aconseja extender estas investigaciones a otras especies sociales con repertorios complejos de señales, para identificar factores evolutivos comunes detrás de conductas comunicativas avanzadas. Este descubrimiento reaviva el debate sobre el origen del lenguaje y la cognición compleja, mostrando que habilidades similares pueden emerger bajo presiones sociales.
El experimento siguió estrictos estándares éticos y obtuvo la aprobación de la Universidad de Viena, cumpliendo todas las directrices internacionales de bienestar animal. Los elefantes vivían en condiciones semi-cautivas y solo recibían entrenamiento positivo, lo que minimizaba cualquier riesgo de estrés o frustración.
Desafíos a futuro

Este estricto cuidado garantiza que los resultados reflejen las verdaderas capacidades cognitivas y sociales de los elefantes, y no respuestas condicionadas. Los autores recomiendan cautela al interpretar estos hallazgos, pues se basan únicamente en elefantes semi-cautivos y no se pueden generalizar a poblaciones salvajes ni a otras especies.
La flexibilidad gestual, la innovación en la comunicación y la necesidad de un interlocutor atento son algunos de los hallazgos clave que transforman la comprensión de la inteligencia animal.
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