
Un equipo de investigadores ha desarrollado un drone innovador que utiliza una antena de polilla para detectar olores con una precisión sin precedentes. Según informó Daigo Terutsuki, de la Universidad de Shinshu en Japón, este dispositivo, conocido como “drone biohíbrido”, es capaz de rastrear olores de manera más eficiente que los sensores eléctricos convencionales. Sin embargo, su capacidad actual está limitada a la detección de una feromona específica emitida por las polillas hembra.
De acuerdo con los detalles publicados, el drone incorpora una antena extraída de un gusano de seda macho (Bombyx mori), que está biológicamente diseñada para identificar el bombykol, una sustancia química que actúa como feromona sexual en esta especie. Esto permite que el drone localice el origen del olor con mayor rapidez y precisión que los sensores electrónicos, los cuales suelen ser más lentos y menos efectivos en este tipo de tareas.
Limitaciones actuales y avances en el diseño

El medio New Scientist detalló que, aunque el drone ha demostrado ser altamente eficaz en la detección del bombykol, su utilidad práctica es limitada debido a que solo puede identificar este compuesto químico en particular. No obstante, los investigadores consideran este desarrollo como una prueba de concepto que podría abrir la puerta a aplicaciones más amplias en el futuro.
El diseño del drone ha evolucionado significativamente desde su prototipo inicial. Según explicó Terutsuki, la versión más reciente incluye una cubierta en forma de embudo sobre el sensor, lo que mejora la direccionalidad de la detección. Además, el drone está programado para realizar rotaciones con pausas periódicas, lo que le permite crear un mapa más detallado de los olores en su entorno. Estas mejoras han duplicado su alcance, pasando de dos metros en el prototipo original a cinco metros en la versión actual.
Aplicaciones futuras y desafíos técnicos
Aunque el drone biohíbrido aún se encuentra en una etapa experimental, los investigadores tienen grandes expectativas para su desarrollo. Según explicó Terutsuki, el equipo planea explorar el uso de sensores biológicos derivados de mosquitos, que están naturalmente adaptados para detectar olores emitidos por mamíferos. Este avance podría permitir la creación de drones autónomos capaces de localizar a personas atrapadas bajo escombros tras desastres naturales, como terremotos.
Sin embargo, antes de que estas aplicaciones puedan materializarse, el proyecto enfrenta varios desafíos técnicos. Uno de los principales problemas es la corta vida útil de las antenas biológicas, que se deterioran rápidamente. Además, el gel conductor utilizado para conectar las antenas a los componentes electrónicos se seca en aproximadamente cinco horas, lo que limita el tiempo operativo del dispositivo. Resolver estas limitaciones será crucial para que el drone pueda ser utilizado en situaciones reales.
Contexto y relevancia del proyecto

El uso de sensores eléctricos para la detección de olores es una práctica común en diversas industrias, como la detección de fugas de gas. Sin embargo, estos sensores presentan desventajas significativas, como su lenta respuesta y el tiempo que requieren para reiniciarse entre mediciones. Según explicó Terutsuki al medio New Scientist, estas limitaciones dificultan su integración en drones diseñados para rastrear olores de manera autónoma.
El enfoque biohíbrido del equipo de la Universidad de Shinshu representa un avance significativo en este campo, al aprovechar las capacidades naturales de los insectos para superar las limitaciones de la tecnología actual. Aunque el proyecto aún está en sus primeras etapas, su potencial para aplicaciones prácticas, como la búsqueda y rescate, lo convierte en un desarrollo prometedor en el ámbito de la robótica y la biotecnología.
Innovación en la intersección de biología y tecnología
El drone biohíbrido desarrollado por el equipo japonés es un ejemplo destacado de cómo la biología puede integrarse con la tecnología para resolver problemas complejos. Al utilizar una antena de polilla, los investigadores han creado un dispositivo que no solo imita, sino que también mejora las capacidades sensoriales de los insectos en ciertos aspectos. Aunque todavía queda un largo camino por recorrer antes de que esta tecnología pueda ser aplicada en el mundo real, los avances logrados hasta ahora subrayan el potencial de la robótica biohíbrida para transformar la forma en que abordamos desafíos como la detección de olores y la búsqueda de supervivientes en situaciones de emergencia.
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