A nivel mundial, se calcula que entre el 1% y el 2% de la población de los países en vías de desarrollo sufre una herida crónica a lo largo de su vida. La prevalencia de ese tipo de heridas está aumentando con el incremento de la población que envejece porque la curación de las heridas se asocia negativamente con la edad.
Como tratamiento para las heridas, se está volviendo a investigar la terapia con gusanos o terapia larval. También se la conoce como terapia de desbridamiento con gusanos o terapia larvaria. Ya era utilizada por comunidades indígenas y por médicos durante la Segunda Guerra Mundial.
Un equipo de investigadores del Reino Unido estudió cuál es la percepción del personal de enfermería sobre la terapia larval. Implica la utilización deliberada de larvas de mosca vivas, de calidad médica, para el proceso de curación, desinfección y desbridamiento de las heridas.
Los gusanos pueden aplicarse en apósitos sueltos (de confinamiento) o en bolsas (de contención). Según el equipo liderado por Yammi Nigam de la Escuela de Atención Médica y Social, de la Facultad de Medicina de la Universidad Swansea en el Reino Unido, “la terapia con gusanos o terapia de desbridamiento larvario es un tratamiento reconocido y eficaz, pero subutilizado, para el tratamiento de heridas de difícil curación y úlceras infectadas”.
En los Estados Unido, la autoridad regulatoria de medicamentos, conocida por su sigla en inglés FDA, había aprobado en 2004 los gusanos de grado médico como “dispositivo médico” para heridas crónicas o que no cicatrizan.
En el Reino Unido, la terapia con gusanos está disponible bajo prescripción del Servicio Nacional de Salud. Allí el tratamiento de las heridas es predominantemente dirigido por el personal de enfermería.
Como los informes anecdóticos y la literatura publicada sugieren que el personal de enfermería puede ser reacias a utilizar la terapia, los investigadores del Reino Unido quisieron evaluar cuáles era los sentimientos y las opiniones.
La primera etapa del estudio fue un grupo de discusión realizado para debatir la terapia con gusanos y las opiniones de los enfermeros clínicos especializados. Luego, se lanzó una encuesta anónima en línea a través de la revista Nursing Times y se distribuyó a través de las redes sociales dirigida a todas las enfermeras. Por último, se realizaron entrevistas en profundidad con enfermeras especializadas y generalistas.
Los investigadores encontraron que el conocimiento de la terapia con gusanos en el personal de enfermería fue muy alto. Un desglose de los resultados mostró que la intervención era mucho más valorada por los enfermeros especialistas en heridas que por los no especialistas.
Los enfermeros que no estaban especializadas mostraron un mayor nivel de reticencia a la hora de administrar la terapia, y casi un tercio de esos enfermeros encuestados afirmaron que los gusanos les resultaban repugnantes y que la idea de la terapia les erizaba la piel. Las entrevistas en profundidad revelaron que la falta de conocimientos sobre la terapia con gusanos era una de las principales preocupaciones.
Los investigadores escribieron en la revista Journal of Wound Care que “las enfermeras especializadas en heridas son más propensas a adoptar la terapia con gusanos que las que no lo son, que manifiestan un grado variable de recelo”. Señalaron que el estudio pone de manifiesto la necesidad de mejorar la educación y la formación en terapia con gusanos para todo el personal de enfermería. Sostuvieron que esa terapia puede ayudar a tratar a los pacientes con heridas de difícil curación.
Los gusanos pueden aplicarse al tejido infectado para que se den un festín con las bacterias y las células muertas de las heridas crónicas. Además de limpiar la herida, las larvas aumentan las posibilidades de curación. Aunque pueda dar un poco de asco, se trata de una antigua terapia se ha utilizado desde la Antigüedad, pero cayó en desgracia cuando se descubrieron los antibióticos.
Los gusanos también se utilizaron durante la Guerra Civil estadounidense para prevenir la gangrena. Y en las trincheras francesas de la Primera Guerra Mundial, los médicos observaron que las heridas con gusanos tenían menos probabilidades de infectarse y se curaban más rápido, por lo que los soldados corrían menos riesgo de morir por sus heridas.
Por el problema del aumento de la resistencia a los antibióticos por superbacterias, ha resurgido el interés por la terapia con gusanos. Los gusanos no se comen directamente el tejido dañado. Lo que hacen es liberar saliva que contiene enzimas que descomponen las bacterias y las células muertas. Esas enzimas también aumentan la producción de sustancias químicas en el sistema inmunitario que ayudan a eliminar las bacterias.
Las larvas se crían especialmente en un laboratorio con huevos que han sido tratados para eliminar las bacterias. Sin este tratamiento, los gusanos pueden introducir infecciones en la herida. Los gusanos se colocan en la zona lesionada y se cubren con una gasa. Aunque las larvas son igual de efectivas cuando están sueltas, cubrirlas con un apósito reduce la ansiedad del paciente de que las criaturas parecidas a los gusanos puedan estar arrastrándose por su cuerpo.
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