La guerra del papel de Daniel Ortega: Nicaragua, a punto de quedarse sin sus principales diarios

Como parte de su política de censura y persecución a los medios, el presidente prohibió la importación de papel para periódicos

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Daniel Ortega y la planta impresora del diario La prensa, el más antiguo de Nicaragua, donde apenas queda papel para cerca de dos meses
Daniel Ortega y la planta impresora del diario La prensa, el más antiguo de Nicaragua, donde apenas queda papel para cerca de dos meses

A las seis de la tarde la rotativa de La Prensa es un enorme monstruo dormitando. La Goss Urbanite, con casi 50 años de vida y 18 módulos de rodos y piñones ocupa un enorme galerón que a esa hora permanece en penumbra. Al fondo, una veintena de bobinas de papel se apilan unas sobre otras. Son las últimas que quedan.

La Prensa, con 93 años de vida, es el periódico más antiguo de Nicaragua y podría estar viviendo sus últimos meses. Al menos en su versión impresa. Su agonía no obedece a la cruenta y global batalla entre lo digital y lo impreso, ni siquiera a la crisis económica que golpea a todas las empresas. Su verdugo tiene nombre y apellido: Daniel Ortega. Y su método de ejecución es el ahogamiento por retención del papel y la tinta que le da vida.

En la misma situación está El Nuevo Diario, otro periódico de circulación nacional, y el diario popular Hoy.

Desde septiembre pasado el gobierno de Daniel Ortega decidió retener el papel, la tinta y demás insumos que importan los medios impresos. "Son órdenes de arriba", dicen los funcionarios de Aduana cuando se les pide explicación.

El diario La Prensa, el más antiguo de Nicaragua, publica cada día el número de semanas durante las que el régimen de Ortega ha retenido los insumos para su impresión. (Cortesía de La Prensa)
El diario La Prensa, el más antiguo de Nicaragua, publica cada día el número de semanas durante las que el régimen de Ortega ha retenido los insumos para su impresión. (Cortesía de La Prensa)

"Lo que quieren es que la gente no tenga acceso a la información. Ellos tienen una gran cantidad de medios que pintan una realidad a como ellos quieren", explica el periodista Eduardo Enríquez, quien durante 20 años ha sido jefe de Redacción de La Prensa. "Hemos tenido que reducir el tamaño de las ediciones. De 36 páginas pasamos a 24 y ahora a 12 para alargar un poco más la vida con el papel que hay en inventario".

El papel periódico ya se agotó. Los diarios han sobrevivido hasta ahora recurriendo a otros tipos de papel que tenían en sus imprentas para otras publicaciones. Un papel más caro. De esta forma los nicaragüenses reciben unos periódicos enflaquecidos que por ahora aparecen en papel semi bond. Después usarán las reservas de papel satinado que marcará la etapa terminal de los impresos. Luego vendrá la muerte. Este proceso podría durar unos dos meses, dependiendo de las peripecias que haga cada medio para sobrevivir.

Douglas Carcache, subdirector de El Nuevo Diario, dice que han tratado de comprar a otras empresas que importan papel para otros fines y todas se negaron porque dicen estar advertidas por el gobierno que no pueden venderle papel a El Nuevo Diario y La Prensa.

La Policía acosa las instalaciones de El Nuevo Diario. (Cortesía de El Nuevo Diario/Nicaragua)
La Policía acosa las instalaciones de El Nuevo Diario. (Cortesía de El Nuevo Diario/Nicaragua)

Carcache reconoce que la retención del papel ha sido un duro golpe para su diario. "Sufrimos un doble golpe, por un lado la retención del papel y por el otro la crisis económica que afecta a todas las empresas. Hay empresas que han cerrado o han reducido sus presupuestos de publicidad y mercadeo".

El Nuevo Diario redujo drásticamente su paginaje y tirajes, y cerró Q´Hubo, un tabloide popular de la misma empresa de medios. "Decidimos priorizar al diario tradicional, porque en esta época la gente tiene interés en lo que está pasando y los medios tradicionales son el referente de credibilidad", señala Carcache.

A partir de la ola de protestas que comenzó en abril del año pasado y la violenta respuesta del régimen de Ortega, los números en los medios de comunicación comenzaron a crecer. Las tiradas de los impresos se agotan rápidamente y la lectura en la web se duplicó. "Es curioso", reflexiona Carcache, "estamos en la mejor época para hacer periodismo pero estamos en la peor época para la libertad de expresión".

Durante la dictadura somocista, La Prensa sufrió cierres, acoso y al final de la guerra fue incluso quemada y bombardeada por aviones de los Fuerza Aérea. En enero de 1978, su director Pedro Joaquín Chamorro, fue asesinado por matones cuando se dirigía al periódico.

Los sandinistas también sometieron a La Prensa a censuras y cierres en los años 80. Sin embargo, fue la presidente de la Junta Directiva de La Prensa, Violeta Barrios de Chamorro, viuda del director asesinado, quien derrotó a Daniel Ortega en las elecciones de 1990. Esa derrota marcó el fin de la revolución sandinista.

“En ninguna dictadura nos habían retenido el papel como ahora”, dice Jaime Chamorro, director de La Prensa de Nicaragua. (Cortesía de La Prensa/Nicaragua)
“En ninguna dictadura nos habían retenido el papel como ahora”, dice Jaime Chamorro, director de La Prensa de Nicaragua. (Cortesía de La Prensa/Nicaragua)

"En ninguna dictadura nos habían retenido el papel como ahora", dice Jaime Chamorro, hermano de Pedro Joaquín Chamorro, y actual director de La Prensa. "En los años 80, cuando nos quedamos sin papel, el mismo gobierno nos vendía papel ruso. Tal vez porque les interesaban más los dólares", calcula.

El ahogamiento por retención de papel es casi la misma receta que aplicó el régimen de Nicolás Maduro a los impresos independientes en Venezuela. En diciembre pasado dejó de publicarse la versión impresa del diario El Nacional, uno de los pocos medios impresos que circulaban Venezuela, como consecuencia de las sanciones económicas y dificultades que el gobierno puso a la importación de papel.

El 18 de enero pasado, La Prensa dio un grito desesperado al publicar su portada en blanco con solo una leyenda al pie: "¿Se ha imaginado vivir sin información?" En el editorial de ese día acotó: "Con el secuestro de 92 toneladas de papel, tinta, planchas, goma, revelador y repuestos para la rotativa, el régimen pone en peligro la circulación de la versión impresa del Diario. La intención es clara, que en Nicaragua dejen de circular medios impresos independientes".

"Nosotros la vamos a luchar hasta que podamos y con todos los recursos legales que tenemos y vamos a seguir llevando las noticias a nuestros lectores. Estamos estudiando los ajustes que se pueden hacer para que dure el mayor tiempo posible", dice Chamorro.

El régimen de Ortega tomó las instalaciones del canal de TV 100%noticias. Una patrulla de la Policía permanece en las instalaciones desde hace más de cuatro meses. (Óscar Navarrete)
El régimen de Ortega tomó las instalaciones del canal de TV 100%noticias. Una patrulla de la Policía permanece en las instalaciones desde hace más de cuatro meses. (Óscar Navarrete)

Chamorro explica que en dos ocasiones han recurrido a las leyes. El tribunal aduanero ha fallado a favor de la liberación del papel de los medios, pero en Aduana se niegan a soltar el papel "porque es una orden de la Presidencia".

Internet es el refugio. El periodista Eduardo Enríquez asegura que La Prensa se viene preparando desde hace un par de años para que la plataforma digital tenga preponderancia, pero reconoce la importancia de la lectura del impreso en Nicaragua. "La gente sí lee en papel y lo busca. Lo que ha sucedido aquí es que el gobierno artificialmente ha bloqueado la entrada en papel. Si llegamos a agotar el inventario de papel que queda y no hay decisión del régimen de liberar el papel retenido, pasaríamos a cien por ciento digital. Eso enviaría al desempleo a mucha gente que no está directamente relacionadas con la generación de noticias: agentes, voceadores".

Eso plantea un dilema a los impresos en Nicaragua: ¿Cómo sobrevivir en digital en un país donde solo dos de cada diez personas tienen acceso a internet, el índice más bajo de Centroamérica? Tanto La Prensa como El Nuevo Diario iniciaron recientemente el cobro por lectura en la web como una forma de sobrevivir a estos malos tiempos. Sin embargo, Enríquez dice que con la cantidad de suscriptores que tiene el diario hasta ahora es insuficiente para mantenerse, si llegara a desparecer el impreso.

La retención del papel a los medios impresos es parte de un panorama más sombrío. Se inscribe en una ofensiva que el régimen de Ortega sostiene contra los medios independientes. Durante esta crisis un periodista, Ángel Gahona, fue asesinado mientras realizaba una la cobertura de una protesta. Dos reconocidos periodistas, Miguel Mora y Lucía Pineda Ubau, fueron apresados en su televisora Cien Por Ciento Noticias, encarcelados y enjuiciados. Los edificios de Cien por Ciento Noticias y el diario Confidencial, de Carlos Fernando Chamorro, están ocupados militarmente sin explicación legal alguna. Unos 60 periodistas se han ido al exilio para proteger sus vidas y sus libertades.

Álvaro Rivera, jefe de imprenta de La Prensa. Ya se acabó el papel regular de diario y ahora se está utilizando el de las revistas, hasta que se agote (Óscar Navarrete)
Álvaro Rivera, jefe de imprenta de La Prensa. Ya se acabó el papel regular de diario y ahora se está utilizando el de las revistas, hasta que se agote (Óscar Navarrete)

Don Jaime Chamorro espera que Daniel Ortega cumpla el compromiso de liberar el papel secuestrado que asumió en las negociaciones con la oposición. "Ojalá pase", dice esperanzado. Asegura que Ortega no verá morir a La Prensa. "Llegara a los cien años", sentencia.

Álvaro Rivera, jefe de la imprenta de La Prensa, tiene 32 años de manejar el monstruo mecánico que es la rotativa. Como si de un domador de dragones se tratara, Rivera presume de la Goss Urbanite. "Comenzó con cuatro módulos y le hemos agregado módulos y la perfeccionamos".

Por ahora, Rivera es la única alma que deambula por el galerón en penumbra. Hace un año, a esta misma hora, todo era movimiento en la rotativa. "Estamos trabajando al 20 por ciento de la capacidad", dice Rivera. La rotativa imprimía por unas seis horas continuas, y el resto del tiempo pasaba en mantenimiento. Ahora trabaja solo dos horas y hasta despedimos al personal que le daba mantenimiento. Lo hacemos nosotros mismos", explica.

A las nueve de la noche el monstruo metálico se desperezara con rítmicos estertores. Volverá el olor a tinta fresca y aunque sea por un rato, como lo ha hecho durante medio siglo, vomitará los periódicos de mañana.

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