
* Este contenido fue producido por expertos del Instituto Weizmann de Ciencias, uno de los centros más importantes del mundo de investigación básica multidisciplinaria en el campo de las ciencias naturales y exactas, situado en la ciudad de Rejovot, Israel.
En un enjambre de mosquitos que parece flotar en el aire, las parejas de insectos se vuelven inseparables por un tiempo. Vuelan juntos por el enjambre, como si estuvieran conectados por un lazo invisible, y oscilan uno alrededor del otro como una pareja de bailarines.
Los científicos se han preguntado sobre esta peculiar pareja: ¿Son estos mosquitos quizás dos rivales observándose mutuamente? ¿O, por el contrario, dos aliados uniendo fuerzas? ¿O es un macho acercándose a otro mosquito para ver si, por casualidad, es una hembra la que se unió por error al enjambre de machos? Investigadores del Instituto Weizmann de Ciencias, en colaboración con científicos de Estados Unidos, han demostrado que la pareja probablemente no tenga nada que ver con las preferencias sociales de los mosquitos.
Que se formen parejas de insectos dentro del enjambre es sorprendente, considerando lo caótico que es un enjambre y la velocidad a la que vuelan los mosquitos: unos 10 centímetros por segundo. Sin embargo, científicos de la Universidad de Stanford, que habían observado el apareamiento en el enjambre experimental de mosquitos no picadores, Chironomus riparius, en su laboratorio, observaron que algunas parejas cruzaban todo el enjambre de lado a lado hasta ocho veces.

En un trabajo anterior, el profesor Nir Gov y el investigador postdoctoral doctor Dan Gorbonos del Departamento de Física Química y Biológica del Instituto Weizmann desarrollaron un modelo físico para explicar la formación de un enjambre de insectos.
Propusieron que los insectos se atraen entre sí por el zumbido que emiten al volar y que tienden a acelerarse entre sí proporcionalmente a la intensidad del zumbido.
Los investigadores también asumieron que, como es común en los sistemas biológicos sensoriales, los insectos adaptan continuamente su sensibilidad al ruido: se desensibilizan al zumbido de fondo ruidoso en el centro de la “fiesta”, mientras que su sensibilidad aumenta en los bordes del enjambre, donde el zumbido es más débil. Dado que su modelo implica estos dos factores (adaptación y una especie de atracción gravitatoria que puede operar a distancias relativamente largas), los científicos lo denominan una especie de “gravedad adaptativa”.

En el nuevo estudio, Gov y Gorbonos aplicaron su modelo para ver si podía explicar el fenómeno del emparejamiento. Tras analizar las trayectorias de los mosquitos registradas por las cámaras de Stanford, concluyeron que el emparejamiento se explica por una interacción entre los dos factores que influyen en el zumbido: atracción y adaptación.
Cuando los mosquitos revolotean cerca del centro del enjambre, el ruido a su alrededor es tan intenso y, en consecuencia, su sensibilidad tan baja, que no prestan suficiente atención al zumbido de los individuos a su alrededor.
Pero si dos mosquitos vuelan juntos lejos del centro del enjambre, su sensibilidad aumenta gradualmente, por lo que, en algún momento, el zumbido que perciben mutuamente se vuelve más intenso que el ruido de fondo del enjambre, atrayéndolos, lo que los impulsa a formar una pareja estrecha.

Una vez que se establece esta atracción, pueden permanecer tan cerca que el zumbido mutuo se percibe más fuerte que el ruido general, y permanecen emparejados hasta que este delicado equilibrio se rompe. Basándose en estos principios, los científicos predijeron correctamente las trayectorias de las parejas de mosquitos únicamente mediante modelos físicos, sin necesidad de invocar ninguna motivación biológica potencial para el comportamiento de los insectos.
Además de explicar un fenómeno intrigante observado en insectos, estos hallazgos podrían aplicarse al comportamiento colectivo en otros sistemas biológicos, como bandadas de aves o grupos de bacterias o células. Los hallazgos también podrían resultar útiles en entornos no biológicos, por ejemplo, para predecir posibles interacciones dentro de grupos de robots o drones.
Los autores del estudio incluyeron al doctor Kasper van der Vaart, el doctor Michael Sinhuber y el profesor Nicholas T. Ouellette de la Universidad de Stanford, y el Prof. James G. Puckett del Gettysburg College.
La investigación del profesor Nir Gov cuenta con el apoyo del Instituto Ilse Katz de Ciencias de los Materiales e Investigación en Resonancia Magnética y de la Familia Harold Perlman. El profesor Gov ocupa la Cátedra de Biofísica Lee y William Abramowitz.
Últimas Noticias
Por qué realizar un número elevado de repeticiones de abdominales podría aumentar el riesgo de lesiones
La cantidad no es lo más importante, sino la técnica y la variedad de movimientos. Women’s Health recomienda priorizar una rutina equilibrada para fortalecer la zona media sin riesgos

Mindfulness: la clave para disminuir ansiedad, aliviar el dolor y fortalecer el cerebro
El creciente interés por nuevas prácticas de bienestar está transformando la forma en que muchas personas enfrentan los desafíos cotidianos y buscan una vida más equilibrada

¿Agua o soda? Cuál es mejor para acompañar el café
Si bien algunos bares sirven el café con un vaso de agua, hace años que la soda también ocupa ese lugar. ¿Provocan distintos efectos en el organismo al acompañar la cafeína?

¿Alacena o en la heladera?: guía para conservar correctamente los condimentos
Especialistas en seguridad alimentaria explican que la mayoría pueden guardarse fuera del refrigerador sin riesgo sanitario, aunque la calidad y el sabor pueden verse afectados según el tipo y la frecuencia de uso

Las 20 preguntas frecuentes sobre el cuidado del cabello: desde la caída hasta rutinas personalizadas
A partir de las inquietudes más comunes en los salones de belleza, el estilista Leonardo Rocco brindó respuestas y recomendaciones clave para lucir una melena radiante
