De la película de Rodrigo a la bici del delivery: la particular historia de Agostina Alarcón, la hija de Pablo Alarcón y Claribel Medina

"Una vez un amigo me hizo la carta astral y me dijo 'tenés muchas vocaciones, ya vas a encontrar algo que reúna todas ellas'. Ahí entendí por qué soy actriz: es la manera en la que puedo ser un montón de cosas a la vez". Agostina Alarcón es hija de Pablo Alarcón y Claribel Medina, pero para ella el mandato familiar no existió.

Vendió artesanías en la calle, comida vegana en un puesto en Ciudad Universitaria, tocó el charango en el subte y repartió folletos. Estudió para ser cocinera y diseño industrial… Hasta que encontró la felicidad arriba del escenario. Con una carrera formada en el circuito under, actualmente integra los elencos de Tenemos Visitas (Teatro Carlos Carella) y Tregua para la Orquesta (Teatro El Tinglado), y le llegó el turno de la pantalla gigante.

La actriz de 24 años interpreta a la última pareja de Rodrigo Bueno en la película que cuenta la vida del cantante cordobés: "Fui al casting para ser una de sus bailarinas. Pero mientras hacía la entrada en calor me presentaron a Rodrigo Romero (quien interpreta al cuartetero), y me dijeron: '¿Por qué te viniste así vestida? ¿No te dijeron que tenías que aprenderte el guión para hacer el personaje de la novia?' Me brillaron los ojos, ¡estaba feliz! A las dos semanas me llamaron para confirmármelo. Todavía me acuerdo de esa sensación: pegué un grito tan fuerte que mi papá tuvo que bajar corriendo para ver si me había pasado algo".

Fue elegida, según cuenta a Teleshow, porque es "viva, alegre y todo el tiempo muy 'arriba', como la última pareja de él". Para interpretar a su personaje se tiñó de pelirroja y vio innumerables videos del cantante que le permitieron descubrir un perfil que hasta el momento desconocía.

"Me encontré con un ídolo. Ahí me cerró todo. Dije 'wow', este tipo tenía un ángel. Sus canciones tienen una energía que me pusieron la piel de gallina. Y las letras de sus canciones dicen cosas que nos pueden pasar a todos. Está buenísimo porque las escuchás y decís '¡dale, vamos a bailar!'", dice Agostina.

Compartió set de grabación con actores como Fernán Mirás, Malena Sánchez y Flor Peña, a quien conocía desde muy chica por acompañar a sus padres al trabajo durante su infancia: "Fue muy fuerte encontrármela ahí porque teníamos otros roles. ¡Dejé de ser la nena de mamá! Ella me vio y me dijo 'no podías elegir otro camino'".

—Sin embargo, vos hiciste de todo.

—Sí, mi hermana, por ejemplo, se acaba de recibir de bióloga. Le gusta el arte pero hace otras cosas. Yo también hice de todo. Ahora trabajo de delivery a través de la aplicación Glovo. Cuando no estoy en el teatro o entrenando me subo a la bici y hago los repartos. De todas formas, desde que me decidí a dedicar mis energías a la actuación estoy feliz, me siento muy relajada.

—Tener a tus padres de maestros debe haber hecho las cosas más fáciles…

-Cuando tengo un casting le digo a mi mamá "sentate conmigo a estudiar el guión, repasémoslo hasta que encontremos algo interesante para desarrollar". Creo que sí, corro con un poco de ventaja porque son unos capos en lo que hacen. Son dos mega comediantes, cada uno en su especialidad. Tengo que admitir que cuando me vienen a ver al teatro siento un poco de presión y pienso que me tengo que esforzar el doble, me agarra como un ataque de ansiedad. Por eso ahora les digo que ni me avisen cuando vienen.

—¿Y vos los vas a ver a ellos?

—Sí, siempre. Cuando era mas chica iba a los infantiles que hacía mi mamá, y también a las obras que eran más para adultos; a veces me quedaba dormida porque no las entendía. Era súper fanática de Canciones para mirar que hizo con Fabián Gianola. A mi viejo también lo iba a ver, aunque quizás más de grande.

—El año pasado hiciste la obra El Paraíso de los Juegos con tu mamá, ¿cómo fue esa experiencia?

-La escribimos juntas, la hicimos de principio a fin. La obra hablaba de la modernidad y de cómo usar la tecnología de una manera más sana, en vez de abusar de ella. Entonces mezclamos mi conocimiento de chica millennial y el concepto de mi mamá del juego. No fue nada fácil, aunque nunca lo es… Pero la verdad es que fue más complicado que lo normal. Nos cagamos a palos… Bueno no, pero nos insultamos un montón. El tema fue que ya me había imaginado mi personaje y después ella quería cambiar cosas. Tuve que ceder y terminó siendo una obra re linda y una gran experiencia.

—Con tu papá trabajaste este año.

—Sí, estuvimos seis meses en cartel con la obra Band Bang. Él estaba con este proyecto hace años, laburándolo un montón y yo me terminé recontra involucrando. Armamos las máscaras, diseñamos el vestuario, hicimos los planos de la escenografía.

—¿La convivencia fue más pacífica?

—Sí, porque con él tengo otro tipo de relación. Vivimos juntos, entonces ya aprendimos a charlar. Al principio había algún que otro roce porque él quería que todos tuviésemos el proyecto al hombro y en algún momento tenés otras prioridades. ¡¿Justo tenés ganas de que a la una de la mañana me ponga a dibujar la escenografía?! Quedé con mis amigas a cenar, ¡dejame disfrutar de mis 24 años! Así eran las charlas… Pero la pasamos bien.

—¿Cómo se encuentra él de salud?

—Tuvo algunos problemas cardíacos pero es una persona con un espíritu muy activo y creo que jamás se dejaría estar. Cambió muchos hábitos de su vida cotidiana: empezó a hacer más actividad física, redujo la sal, el aceite y el vino en su alimentación, y se toma unos jugos asquerosos. "Deberías tomar uno vos", me dice siempre. "A lo mejor a los 75 años lo hago", le respondo. Lo noto bien, es un hombre grande y siempre va a tener sus mejores y sus peores días. No se puede creer lo bien que está para la edad que tiene.

—¿Cómo es tu relación con su pareja, Lucía Galán (la famosa cantante del dúo Pimpinela)?

-Me llevo re bien. Ellos recién volvieron de Nueva York y Las Vegas, estuvieron de vacaciones. Me mostraron unas fotos tremendas. Mi papá estaba agotado y ahora volvió renovado: ¡me dijo que quiere recorrer festivales de teatro por el mundo!

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