En el transporte de cerdos, la bioseguridad juega un rol fundamental para prevenir la propagación de enfermedades entre establecimientos. Lejos de ser un detalle operativo, el cuidado en las condiciones higiénico-sanitarias puede marcar la diferencia entre una producción saludable y una crisis sanitaria que impacte gravemente al sector porcino. Por ello, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) promueve activamente prácticas que refuercen la seguridad sanitaria en cada etapa del traslado de animales.
La clave: una barrera entre lo limpio y lo sucio
El primer paso para garantizar la sanidad en el movimiento de cerdos es delimitar las zonas del establecimiento. Senasa sugiere implementar un perímetro de bioseguridad, una especie de “frontera invisible” que separa las áreas limpias de las sucias. Este espacio puede materializarse con un alambrado o mediante un acceso controlado, donde los trabajadores deben cambiarse las botas, lavarse las manos y pasar por un pediluvio con desinfectante.
El camión, en ningún caso, debería ingresar a la zona limpia del establecimiento. Para ello, se recomienda construir un embarcadero exclusivo que permita cargar y descargar a los animales sin comprometer la bioseguridad del predio. De este modo, se minimiza la posibilidad de que las enfermedades lleguen a las granjas.
Indumentaria y desinfección: un equipo bien preparado
El personal que participa en la carga y descarga de los cerdos debe contar con botas y ropa específica que se usen únicamente en esa área. Además, es indispensable disponer de una mochila desinfectante para rociar las puertas del camión antes de que los animales suban a bordo. Estas acciones, aunque parecen simples, son la primera línea de defensa contra enfermedades como la brucelosis porcina o la enfermedad de Aujeszky.
¿Y el camión? La limpieza, un paso esencial
Los vehículos que transportan cerdos no solo deben estar limpios, sino que esa limpieza debe estar certificada. Senasa exige el Certificado Único de Lavado y Desinfección de Transporte, un documento obligatorio con una vigencia de 72 horas. Antes de iniciar la carga, es fundamental verificar que el camión cumple con los estándares higiénicos necesarios.
La limpieza se realiza en lavaderos habilitados por Senasa o en playas de lavado en los establecimientos de faena. Este proceso incluye tres etapas: eliminación de residuos con agua a presión y cepillos, lavado con detergente y, finalmente, desinfección según las instrucciones del producto. Solo así se garantiza que el vehículo no sea un foco de contaminación.
Trabajando juntos por un sector más fuerte
La bioseguridad no termina en las granjas. Senasa colabora con entidades del sector porcino para mejorar las prácticas en toda la cadena productiva, desde la crianza hasta el transporte y la faena. Estas acciones no solo protegen contra enfermedades endémicas, sino que también reducen el riesgo de introducir patógenos exóticos que podrían devastar la industria.
Además, Senasa recuerda a los productores la importancia de notificar cualquier anomalía sanitaria. Abortos inesperados, diarreas masivas o mortalidades inusuales son señales que deben reportarse de inmediato a través de los canales oficiales. La atención temprana es crucial para contener posibles brotes.
Un futuro más seguro para la porcicultura
El esfuerzo conjunto entre productores, transportistas y entidades sanitarias es el pilar de una porcicultura sostenible y libre de amenazas sanitarias. La bioseguridad no es solo una medida preventiva; es una inversión en el futuro del sector. Porque, al final del día, cuidar de la sanidad de los cerdos es cuidar de la salud de toda la cadena productiva.
Fuente: Senasa