“The Crown”: los 90 de la corona británica con algunos altibajos y datos reveladores

La quinta temporada de The Crown ya está disponible en Netflix. Con un nuevo elenco, la serie comienza su despedida ya que luego de la sexta entrega, la ficción se despedirá definitivamente. En 2016 se estrenaba este título que cambiaría la manera de contar sucesos históricos.

Lejos de ser un documental, The Crown contó con muchas licencias la historia de Inglaterra de este siglo que tuvo como protagonista a la regente más importante hasta la fecha: Isabel II, que llegó a cumplir 70 años como reina. Su reciente muerte no es un dato menor para esta serie que incluso suspendió sus grabaciones de la sexta temporada como una manera de homenaje y respeto.

Contar la historia de la reina Isabel II es una tarea compleja para cualquier inglés. ¿Dónde pararse y qué postura tomar ante cada una de las decisiones a lo largo de 70 años de reinado? Resulta a simple vista una tarea titánica. Pero Morgan se cargó a sus espaldas esta responsabilidad y la realizó con una mirada exacta y detallista, una de las mejores series de los últimos años.

Esta quinta entrega nos lleva a los años 90 cuando la corona atraviesa una gran crisis: los gastos de la realeza que son mal vistos por el primer ministro y el pueblo en general, sumado a esto las rupturas matrimoniales de tres de sus hijos: Ana, Carlos y Andrés y el escándalo que suscitó la entrevista de Lady Di donde reveló datos íntimos de su vida dentro del matrimonio y del palacio de Buckingham. Todos estos conflictos recorren varios de los episodios de esta entrega, algunos contados de manera acertada y otros no tanto. Pero hay un hilo conductor que es el amor de las parejas, que muchas veces no forma parte de un flujo de contante de buenas acciones, que atraviesa crisis y rutinas y está en cada uno hacerlo sobrevivir o apagarlo para siempre. Y de eso sabe hasta la misma Reina que debe enfrentar la falta de atención hacia su marido.

El paso del tiempo se comienza a notar y la reina cumple 40 años como líder del pueblo del Reino Unido y su espíritu sobre cómo dirigir el destino de su Inglaterra sigue firme: “Una soberana no puede mostrar sus emociones, entonces las entierra”, dice Isabel ahora en la piel de Imelda Staunton que le recuerda al espectador que nada ha cambiado en el corazón de esta mujer. Quienes siguen a The Crown han sido testigo de cada una de las difíciles decisiones que ha tomado esta reina para cumplir su función más allá de sus deseos.

La actriz Elizabeth Debicki asume ahora la interpretación de Lady Di, que se encuentra decidida a contar su verdad a quien se le cruce en su camino. Lejos de aquella jovencita callada y sumisa de la temporada anterior, esta Diana decide poner punto final a su calvario. Así primero publica sus memorias en aquella biografía autorizada escrita por Andrew Morton, Diana, una historia real y luego realiza una entrevista televisiva donde cuenta a viva voz el martirio de su matrimonio.

Esta nueva tanda de episodios no fue bien recibida en el Reino Unido por parte del crítica y los medios más importantes, fueron categóricos: “Su elenco es caricaturesco, la trama está repleta de discursos aburridos y varios episodios podrían haberse descarado por completo. El drama real nunca ha sido menos relevante”, dijeron desde el diario inglés The Guardian. Como ésta, se emitieron opiniones similares que apuntaban también a varios errores sobre cómo sucedieron los hechos. Es importante tener en cuenta que los acontecimientos que se cuentan en esta temporada son cercanos y fueron contemporáneos de muchos espectadores y críticos. Los años 90 casi que fueron ayer.

Distinta tal vez sea la mirada de un espectador extranjero que apenas si tuvo contacto con algunos de los hechos contados en The Crown. Así mismo, más allá de la rigurosidad histórica (en definitiva se trata de una ficción) la serie muestra algunas grietas que no aparecían en temporadas anteriores.

Como un sube y baja, encuentra en el episodio tres, dedicado al origen del padre de Dody Al-Fayed (última pareja de Diana Spencer que murió junto a ella en Paris en su auto cuando huían de los paparazis), Mohamed (encarnado por Salim Daw), su mejor capítulo. El relato perfecto en 40 minutos de la vida de este hombre, con su origen humilde en Egipto y su deseo de formar parte de los vínculos estrechos con la reina, resulta de una calidad estética y argumentativa perfecta. Y deja plantado los obstáculos que tuvo que superar por su origen y la discriminación que sufrió. Un hombre millonario, dueño del Ritz y las tiendas Harrods, por solo mencionar algunas de sus empresas, que debió demostrar que era digno de respeto a pesar de ser árabe. Una síntesis perfecta de toda una vida relatada en un episodio.

Capítulo aparte es el de la princesa Margarita (ahora en la piel de Lesley Manville), la hermana de la reina que luego de una vida de excesos y frustraciones amorosas recuerda aquel viejo amor que no pudo ser con Peter Townsend. Fue Lillibeth (como llamaban los cercanos a la reina) quien se opuso a esta relación porque Peter era un hombre divorciado. Son momentos de reconciliación y de dejar los reproches en el cajón delos recuerdos y es Margarita quien conecta a la reina con su origen y su veredero yo.

Las preguntas que deja esta temporada remiten a cómo se sale de esta crisis sin una reina como fue Isabel. Un personaje que irónicamente no tiene muchos episodios para ella sino para quienes la rodean. Es una temporada también compleja porque debe enfrentarse con el hecho de que Isabel II ya no está en este mundo y su hijo Carlos está en funciones.

A pesar de todo esto, The Crown es una de las mejores (sino la mejor) series salida de la factoría de Netflix que logró darle una calidad única las ficciones producidas en plataformas.

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