El ritual de Año Nuevo que no se hace a medianoche del 31 de diciembre, pero marca el comienzo del año

No ocurre con el brindis ni las doce uvas. Este ritual se hace antes —o incluso después— y muchos lo consideran clave para empezar el año con orden

Guardar
Este ritual puede efectuarse antes
Este ritual puede efectuarse antes o después del 31 de diciembre, sin fórmulas fijas ni exigencias de horario.

Mientras el reloj marca los últimos segundos del año y la atención se concentra en abrazos, fuegos artificiales y rituales de medianoche, hay una práctica que ocurre lejos del conteo regresivo y que, para muchas personas, resulta incluso más decisiva. No implica correr con maletas, cambiarse de ropa interior ni repetir deseos a toda velocidad. Se hace antes —o después— del 31 de diciembre y tiene más que ver con cerrar que con atraer.

Aunque pasa desapercibido frente a las cábalas tradicionales, este ritual silencioso cumple un rol importante: no se trata de pedir fortuna inmediata, sino de preparar el terreno para iniciar el año con intención y claridad. Es un gesto más reflexivo, que ayuda a ordenar el entorno y la mente antes del cambio de ciclo.

Se trata del ritual de ordenar, limpiar y soltar, una acción menos visible, pero cada vez más valorada como paso previo para empezar un nuevo año con mayor claridad mental y emocional.

Mientras la atención suele enfocarse
Mientras la atención suele enfocarse en cábalas tradicionales y festejos, un número creciente de personas opta por despedir el año a través de la limpieza y el orden, buscando iniciar el nuevo ciclo con mayor claridad y ligereza. - Crédito: Infobae / Gemini / Imagen ilustrativa

Limpiar antes de pedir: el sentido de cerrar ciclos

A diferencia de las cábalas clásicas, este ritual no tiene una hora exacta ni una forma única. Puede hacerse días antes de Año Nuevo o durante los primeros días de enero. Consiste, básicamente, en ordenar espacios, revisar objetos acumulados, desechar lo que ya no se usa y tomar decisiones conscientes sobre lo que se quiere dejar atrás.

Desde la psicología, este tipo de acciones cumplen una función concreta. Ordenar el entorno ayuda a reducir la sensación de saturación mental y favorece la percepción de control. No es casual que muchas personas asocien el inicio de un nuevo ciclo con la necesidad de “hacer limpieza”, no solo material, sino también simbólica.

En el Perú, esta práctica suele aparecer de manera silenciosa: desde la limpieza profunda de la casa antes de fin de año (desde adentro hacia afuera) hasta la costumbre de regalar o donar ropa y objetos en desuso. No siempre se nombra como ritual, pero cumple ese rol.

Barrer la casa, desde adentro
Barrer la casa, desde adentro hacia afuera, antes de la medianoche, es una costumbre extendida en varios hogares, asociada a la idea de eliminar energías negativas y permitir que el nuevo año encuentre un espacio limpio y renovado. - Crédito: Infobae / Gemini / Imagen ilustrativa

Menos superstición, más intención

A diferencia de las cábalas de medianoche, que suelen estar cargadas de expectativa inmediata, este ritual propone algo distinto: preparar el terreno. La lógica es simple: antes de atraer algo nuevo, hay que hacer espacio.

Desde una mirada psicológica, el acto de soltar objetos también activa procesos internos. Desprenderse de cosas asociadas a etapas pasadas puede facilitar el cierre emocional de experiencias, relaciones o decisiones inconclusas. No cambia lo vivido, pero ayuda a resignificarlo.

Por eso, muchas personas lo consideran clave. No promete resultados mágicos ni prosperidad instantánea, pero sí ofrece una sensación concreta: empezar el año con menos peso.

El acto de soltar va
El acto de soltar va más allá de la superstición: implica una decisión consciente de revisar qué se conserva y qué se descarta, facilitando el cierre de ciclos personales sin esperar resultados inmediatos. - Crédito: Infobae / Gemini / Imagen ilustrativa

Cómo se practica (sin reglas rígidas)

Este ritual no exige elementos específicos ni fórmulas fijas. Puede tomar distintas formas:

  • Ordenar un ambiente puntual de la casa que estuvo postergado todo el año
  • Revisar papeles, agendas, archivos digitales o correos acumulados
  • Deshacerse de ropa, objetos o recuerdos que ya no representan el presente
  • Escribir aquello que se desea cerrar y descartarlo conscientemente

Lo importante no es el método, sino la intención de cierre. A diferencia de otros rituales, aquí no se pide nada. Se deja ir.

En el Perú, la costumbre
En el Perú, la costumbre de limpiar la casa o donar pertenencias en desuso se mantiene vigente como una forma de preparar el terreno para recibir el año nuevo, aunque muchas veces pase desapercibida frente a otros rituales. - Crédito: Infobae / Gemini / Imagen ilustrativa

Por qué sigue ganando espacio

En un contexto marcado por la sobrecarga emocional, la incertidumbre económica y el cansancio acumulado, este tipo de rituales más introspectivos gana terreno. No requieren exposición ni espectacularidad, y se adaptan a distintas creencias.

Además, funcionan como una pausa real. Mientras la medianoche pasa rápido, este ritual exige tiempo, decisión y cierta incomodidad: mirar lo que ya no sirve y asumir que no todo se arrastra al año siguiente.

La limpieza del hogar funciona
La limpieza del hogar funciona como un gesto de cierre y reorganización personal. - Crédito: Infobae / Gemini / Imagen Ilustrativa

Un gesto silencioso, pero potente

No hay fotos ni fuegos artificiales para este ritual. Tampoco horarios estrictos. Sin embargo, para muchos, es el verdadero punto de partida del nuevo año. No porque garantice cambios externos, sino porque ordena algo más profundo: la forma en que se empieza.

Cerrar antes de avanzar. Soltar antes de pedir. En silencio, sin conteo regresivo, pero con intención.