
Los incendios forestales que están haciendo arder gran parte de nuestro país desnudan, una vez más (como en la época de la pandemia), la incapacidad del Estado peruano para actuar frente a problemas de esta envergadura. El Estado no solo no está preparado para atender este tipo de desastres provocados por la ignorancia e indolencia de la gente; sino que el actual gobierno y el Congreso se han dedicado a promover normas que atentan contra la salud de nuestros bosques: apertura de carreteras que vulneran bosques; fomento de la minería, legal e ilegal, que atenta cada vez más las diezmadas cabeceras de cuenca y contamina los ríos; proyectos de inversión pública para reforestar con pino y eucalipto, especies exóticas y altamente inflamables. En resumen, autoridades que miran al bosque como un motín a ser repartido por la mafia que está acaparando los poderes, intentando titular en zonas de vocación forestal; y que esperan lograr metas internacionales de conservación de biodiversidad desde sus escritorios.
Los incendios nos están matando, hay 10 muertes humanas e incontable pérdida de flora y fauna. Como ejemplo; más de 1000 hectáreas del hogar del oso andino hechas cenizas, cenizas que están listas para encenderse y seguir ganando otros espacios, afectando valiosos ecosistemas como los páramos. Solemos olvidar que el bosque nos proporciona servicios para nuestra supervivencia, servicios que pronto ya no tendremos, tales como agua, aire limpio, alimentos, medicina, temperatura regulada, etc. Así como vamos solo quedarán en el recuerdo. Se vienen grandes pérdidas económicas, pero principalmente ambientales y sociales; se vienen épocas de hambruna y de enfermedades respiratorias, mentales y las que podamos imaginar; se vienen épocas difíciles para las cuales debemos estar preparados ahora, no mañana ni el próximo año, ya no hay tiempo para más.

Yo creo en los milagros, claro que quiero que llueva y ayude a tantos héroes y heroínas invisibles de las comunidades locales y voluntarios que arriesgan su vida por salvar un poco de sus bosques, sus campos de cultivo, su propósito de vida que es cuidar la naturaleza que los alberga. Pero, también, soy una mujer de ciencia, y sé que las lluvias serán cada vez más insuficientes, que estamos quemando a nuestras bombas de generación de agua que son los bosques y los páramos, sé que las olas de calor serán más intensas y cualquier chispa encenderá velozmente todo lo que encuentra a su paso.
La urgencia de un cambio
La crisis climática ha sido provocada por la especie más destructiva que jamás haya existido, la humana. Por eso, el mayor milagro que espero, en medio de este frustrante desastre, es que cambiemos nuestra forma de concebir la vida de una vez por todas; que tomemos conciencia y dejemos de ser cortoplacistas e insistamos en nuestros nefastos hábitos de consumo e ineficientes modelos de producción. ¿Tenemos que atender hoy el fuego? Sí, eso es urgente. Pero mañana, cuando lleguen las lluvias, debemos sentarnos y pensar seriamente en un nuevo tipo de desarrollo, porque el modelo actual solo nos está trayendo caos y terror. Yo sé que no es tarea fácil, pero tampoco es imposible, tenemos una gran maestra que es la madre tierra y a valientes guardianas y guardianes de nuestra casa común, quiénes día a día nos enseñan con el ejemplo.
Hay que ser valientes, creativos y atrevidos si queremos que las cosas cambien y mejoren, ya no hay espacios para la tibieza; y si las autoridades no responden a la altura de las circunstancias, pues salgamos a levantar nuestras voces y a exigir lo que por derecho es nuestro, el derecho de vivir en un ambiente sano. Que esta tristeza e impotencia que nos alberga a las y los que venimos conservando y defendiendo nuestro patrimonio natural y cultural se transforme en nuestra mayor fortaleza para no rendirnos y contagiar de nuestro amor y convicción de que sí son posibles los cambios a toda la población, no solo del Perú sino del mundo.

PD: Como Red Nacional de Conservación Voluntaria y Comunal “Amazonía Que Late” hace unos días iniciamos una campaña para la recolección de fondos en apoyo a 3 de nuestras redes regionales más afectadas, la Red AMA (Amazonas), Red Andes del Norte (Cajamarca y Piura) y Red San Martín. Agradecemos infinitamente a todas las personas que están colaborando con tanta generosidad. Los recursos recaudados están siendo utilizados para intentar apagar el fuego, en víveres, agua, equipos, combustible para las maquinarias, movilización de jóvenes voluntarios, entre otros. El dinero va directamente a las cuentas de las redes que están reportando de manera permanente y transparente. Pero aún es insuficiente, por lo que hacemos un llamado a la ciudadanía para que sigamos poniendo nuestro granito de arena, la solidaridad es un alimento que nos impulsa a seguir en esta lucha. Infinitas gracias.

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