Mujer rompe ventanas de una sede del Ministerio Público en Lima y muere por graves cortes

Una tragedia ocurrió en las primeras horas del viernes 26 de abril en el Cercado de Lima, donde una mujer no identificada perdió la vida tras desangrarse en la vía pública. El incidente tuvo lugar en el jirón Cusco, exactamente en el cruce con la avenida Abancay, después de que, aparentemente bajo los efectos del alcohol, la mujer causara daños en una sede del Ministerio Público, rompiendo los cristales de las ventanas.

Testigos del hecho indicaron que la mujer no estaba sola en sus últimos momentos; estaba acompañada por otras personas también bajo estado de ebriedad. Tras el acto vandálico contra la propiedad del Ministerio Público, sufrió cortes que llevaron a una grave hemorragia. Se desplazó con dificultad hacia una propiedad cercana, donde eventualmente colapsó por la pérdida de sangre.

A pesar de la rápida respuesta de los servicios médicos, fue declarada fallecida en el lugar. Las autoridades han iniciado una investigación sobre el suceso, centrando esfuerzos en localizar a las personas que estaban con ella durante y después del incidente, con la ayuda de las cámaras de seguridad.

Este lamentable suceso resalta no solo las consecuencias trágicas del consumo excesivo de alcohol sino también el impacto de los actos de vandalismo en la seguridad pública y personal. La investigación en curso busca esclarecer las circunstancias exactas que rodearon la muerte de la mujer y determinar responsabilidades.

En Perú, un alarmante 35 % de la población enfrenta un uso problemático del alcohol sin admitirlo, esclareció Alfredo Saavedra, director de Adicciones del Instituto Nacional de Salud Mental (INSM). A esta preocupante estadística se suma que entre el 8 % y el 10 % de los ciudadanos están en riesgo de desarrollar una dependencia grave hacia el alcohol, lo que acentúa la situación crítica de salud mental en el país.

La revelación surge de los análisis efectuados por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (Inei), la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) y el INSM, los cuales indican un profundo desafío en el reconocimiento y tratamiento del alcoholismo como trastorno.

Según Saavedra, el alcohol, más allá de ser una droga socialmente aceptada, actúa como un depresor, llevando a muchos a consumirlo en un intento por evadir problemas emocionales, lo que puede desencadenar en abuso y dependencia. Esta situación podría llevar a graves trastornos mentales, incluyendo la ansiedad, depresión y otras adicciones.

Alfredo Saavedra advirtió sobre los desafíos que plantean las adicciones en la salud mental en Perú, señalando el incremento de atenciones por consumo de alcohol del Ministerio de Salud (Minsa), que pasaron de 46,090 en 2020 a 70,972 en 2022, lo que representa un aumento cercano al 65 %.

Estos datos resaltan la creciente necesidad de reconocer el consumo problemático de alcohol y buscar asistencia profesional para abordarlo adecuadamente. Según el especialista, un indicador clave de la necesidad de ayuda es el deterioro de relaciones personales y problemas laborales directamente vinculados al consumo de alcohol.

En Perú, la población cuenta con una serie de números de emergencia esenciales para enfrentar situaciones críticas, como la violencia familiar o sexual, accidentes de tráfico, incidentes relacionados con la salud pública, entre otros. Entre las líneas más importantes se destacan el soporte de EsSalud para mujeres víctimas de violencia y su entorno familiar en el número 014118000 (opción 6), la línea 100 para denuncias contra la violencia familiar y sexual, y el 105 como central policial.