
Nadie esperaba que un virus contagiara a más de 480 millones de personas. De la misma manera, muchos no esperan que la invasión de Rusia a Ucrania pueda afectarnos al otro lado del mundo.
La pandemia empezó de a poco, muy lejos de nuestro país; a casi nadie le importó. Fue creciendo lentamente, expandiéndose. Hasta que llegó el día en que nos preocupamos; nos asustamos tanto, que cerramos todo. ¿Y si con esta guerra, que cumple un mes, pasa lo mismo en poco tiempo? “No puede ser”, responderá la mayoría. Pero es el mismo “no puede ser” que dijimos hace dos años.
Las Pymes son la columna vertebral, invisible, de nuestra economía. Individualmente no tienen poder, por lo que el gobierno de turno prefiere enfocarse en las grandes empresas. Pero en conjunto y gracias a su dinamismo y atomización, son la base del futuro de cualquier país.
Estos son los siete puntos clave para cuidar y hacer crecer nuestras PyMEs, en un contexto internacional como en el que estamos inmersos. Ocuparnos, en lugar de preocuparnos.
1. Los precios internacionales están locos, igual que en la pandemia. Hoy el petróleo aumentó a niveles no vistos en mucho tiempo, mientras hace dos años lo regalaban. El costo del transporte, por diferentes motivos, después de bajar muchos años, tiene una tendencia alcista que la guerra acelera. La PyME, preventivamente, puede conseguir productores más cercanos, hacer más eficientes sus rutas y, en el corto plazo, estoquearse. Así como en la pandemia aprendimos que no podemos depender de un solo canal de venta, este es momento de entender que tampoco podemos depender de un solo proveedor.
2. Los reportes de la FAO -organismo de las Naciones Unidas- arrojaron un 20,7% de aumento de los alimentos en febrero de 2022 contra el mismo mes, un año atrás, a nivel global. Entre esos aumentos y los de los demás commodities a nivel global, es de esperar una inflación creciente, en cascada, que se sumará a la local. Por más que al gobierno de turno no le guste, la PyME debe usar el costo de reposición como la variable para pensar sus precios. Proteger su negocio es más importante para el empresario PyME que cuidar el del gobierno. La incertidumbre aumenta, además, de las tasas de interés a nivel global. Si el dinero quema en la Argentina, esto solo puede empeorarlo.
3. Como en cada crisis, nuestros clientes nos juzgarán por nuestro proceder por mucho tiempo. Recuerdo que, cuando lideraba una empresa multinacional, hubo un importante cliente al que no le entregamos un producto estratégico en la crisis del 2002 (le debía mucho dinero a la empresa), y como represalia dejó de comprarnos por quince años. La incertidumbre genera ruidos de corto plazo, que desaparecen si nos alejamos. Viendo las grandes tendencias: la crisis es una oportunidad para construir relaciones de largo plazo. En otras palabras, aunque es un momento en donde se puede abusar de los consumidores, aquellos que los cuiden construirán un futuro más sólido.
4. Más de 450 grandes empresas dejaron de operar en Rusia como señal de apoyo a Ucrania. Considero que, las empresas deben tomar partido, involucrarse. El consumidor no compra, únicamente, “un producto”, sino a la empresa (o al dueño detrás de ella), y pretende que exista una coherencia. Esa confianza con el consumidor puede construirse tomando partido en diferentes ámbitos, más allá de la guerra: ecología, salud, etc. Incluso a costa de perder una porción de la masa de clientes.
5. Habrá más inconvenientes de corto y mediano plazo en la cadena de abastecimiento. Es un buen momento para estudiar el “juego de la cerveza”: todavía hoy hay, a nivel mundial, un problema de containers vacíos (literalmente hay que ir a buscarlos a lugares a donde no vamos habitualmente). Es de esperar que, en unos años, sigamos resolviendo tanto este problema como las consecuencias de la guerra.
6. Los incrementos de precios y las tasas de interés, más los problemas en las cadenas de abastecimiento, llevarán a los clientes a invertir menos y reparar más. Si la PyME hace ambas cosas, tal vez sea el momento de focalizarse en servicios que, además, sean independientes de los precios internacionales.
7. El mundo parecía estable, hasta que apareció el coronavirus. Deseamos con mucha fuerza volver a “la normalidad” y, cuando parecía que volvíamos (esa normalidad tan anormal argentina), un país invade a otro de una manera que no pensábamos volver a ver. Es momento de entender que la normalidad es el cambio y, para eso, debemos pensar siempre en escenarios futuros. Porque también es verdad que cada vez tenemos más vida por delante.
Esto también pasará.
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