Consumo, inversión y tasa de ahorro en Argentina 2020

La economía cada vez más se expresa con cambios que impactan en el campo de la comercialización y el consumo. Necesidades, bienes y servicios están en constante evolución. Sin embargo, hay aspectos que no han cambiado en las bases de la economía. El carácter limitado de los recursos de una sociedad se llama “escasez”.

Si consumo hoy mucho de algo tendré menos de eso mismo en el futuro. Al menos que tengamos en cuenta una “regla de oro” propuesta por el economista norteamericano Edmund Phelps donde es la tasa de ahorro que maximiza el nivel del estado estacionario o el crecimiento del consumo. ¿Qué dilema no?

Todas las baterías por parte del Gobierno están puestas en el incremento del consumo. En ese contexto, los empresarios tienen dos inquietudes. al menos. Primero, si se dará un rebote pero luego tendremos una nueva caída. Dos: ¿están dadas las condiciones para recuperar el terreno de la inversión?

El Premio Nobel de Economía Robert Solow fue un especialista en Teoría del Crecimiento y en su modelo dejaba clara la respuesta. Un estado estacionario con una tasa de ahorro del 100% implica que todos los ingresos van a la inversión de capital para la producción futura, lo que implica, a nivel estacionario, que el consumo constante es cero. Una tasa de ahorro del 0% implica que ninguna inversión de capital nuevo se está realizando, por lo que el capital se deprecia sin reemplazo. Esto hace que el estado estacionario sea insostenible, excepto cuando la producción es cero, que a su vez implica un nivel de consumo cero. El nivel de ahorro de la “regla de oro” implica que la propensión al ahorro es tal que el consumo per cápita se encuentra siempre en su máximo valor constante posible.

En Argentina las tasas de ahorro son bajas. Nuestra moneda sigue con la espada de Damocles de la inflación y encuentra en los plazos fijos que ajustan por UVA su único refugio. Las familias siguen sujetas a un presupuesto limitado a pesar de la “socialización del ingreso” ejecutada por el gobierno vía impuestos con distribución social. Dentro de los sectores sociales beneficiados solo el 38 % derivará este excedente en sus ingresos al consumo directo de bienes. El resto se distribuye entre pago de deudas, servicios o ahorro.

El futuro condiciona nuestras decisiones presentes. Las ventas minoristas de acuerdo a la CAME cayeron 3,5% anual en enero 2020. En la modalidad online crecieron 1,8% anual y en locales físicos descendieron 4,1%. Aunque solo un 28,8% de los comercios relevados percibe que el clima de consumo mejoró, un 86,1% espera que las ventas mejoren en los próximos tres meses.

Sobre una proyección de la demanda respecto de donde planean realizar sus compras los argentinos en 2020, en conglomerados urbanos a nivel país, el 45% lo hará en supermercados; 22%, en almacenes; 18,1%, en autoservicios orientales; 10,3%, en hipermercados; y 3,5% en ferias. Mientras el programa Precios Cuidados, el acuerdo de quita de IVA y la Tarjeta Alimentar pasan por las grandes cadenas de hiper y supermercados, a los cuales el Gobierno desea controlar en definitiva, terminan favoreciéndolas derivando potencial demanda hacia estos canales.

Por otra parte, si se cruza por edades y nivel educativo, también la demanda se da en canales alternativos. Los aspectos sociales y culturales de cada generación también influyen en la toma de decisiones.

En este sentido y a los efectos de favorecer a los canales alternativos de compra, a través de un proyecto de ley elaborado por el diputado nacional Marcelo Orredo, del interbloque Cambiemos, se planteó el reintegro de IVA para las compras realizadas exclusivamente en pequeños comercios y ferias de agricultura familiar. El Gobierno prevé invertir 60 mil millones de pesos para activar el plan Argentina contra el Hambre, y desde Cambiemos creen que debería ser estímulo de reactivación de las economías regionales en favor de las Pymes y no de las grandes cadenas.

En la misma dirección, dirigentes de CAME mantuvieron una reunión con Javier Antonietti jefe de gabinete de Daniel Arroyo (Ministro de Desarrollo Social de la Nación) para tratar que la tarjeta AlimenTAR llegue a las pymes con medidas diferenciales.

Así, un incremento del consumo no significa incremento de la inversión; el motor de la economía en el sistema empresario es el “afán personal” y su combustible para invertir es la búsqueda del beneficio; y las personas toman decisiones valorando constantemente costes y beneficios.

En el gobierno de Macri, con caída del consumo y actividad económica, muchas empresas cerraron. Con el gobierno de Cristina Kirchner, en su segunda presidencia, muchas pymes también cerraron a pesar del crecimiento de la economía y el consumo en años impares de contexto eleccionario. La carga impositiva para micro y pequeño empresario es letal. Cuando el consumo se expande los impuestos que debe pagar son tan elevados que nos les deja margen ni excedentes para reinvertir en mejorar su producción, su competitividad y su productividad.

Warren Buffet tiene una gran máxima: “No ahorres lo que queda después de gastar, gastá lo que queda después de ahorrar”. En Argentina los excedentes para ahorrar son escasos y los incentivos para hacerlo en nuestra moneda, nulos. Al obligar a hacerlo mediante el impuesto PAIS a la compra de divisa extranjera, seguramente la idea del consumo financiado a baja tasa respecto de inflación, sea la opción tomada por la mayoría de los argentinos. Sin embargo, consumo sin inversión es igual a la inflación que tenemos y de la cual no podemos salir. Hace años que tenemos inflación de oferta. Crédito a baja tasa para favorecer inversión sin beneficios por alto nivel impositivo es un costo de oportunidad que pocos empresarios están dispuestos aceptar. El riesgo empresario siempre existe pero en un mercado en competencia no cuando el Estado compite con el empresario para ver cuantos impuestos más le puede cobrar o cuanto más de su beneficio se puede llevar.

En la novela satírica “Rebelión en la Granja”, George Orwell escribió: “El hombre es la única criatura que consume sin producir”. Sin incentivos ni beneficios, la rebelión en Argentina está en un empresario poco dispuesto a incrementar la inversión. Es facultad del Gobierno revertir esta situación estacionaria desde hace años.

El autor es director de la Consultora Focus Market