
Abordar la diferencia entre los ataques de pánico y los ataques de ansiedad es crucial debido al impacto significativo que ambos trastornos pueden tener en la vida de las personas.
El trastorno de pánico tiene una prevalencia en la población mexicana que oscila entre el 1% y el 3.6%. No obstante, cuando se consideran aquellos que han experimentado un ataque de pánico en alguna ocasión, la cifra asciende al 23%, de acuerdo con Angélica Juárez Loya, doctora en psicología de la salud por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), consultada para el artículo Ataques de pánico afectan al 3.6% de los mexicanos en Gaceta UNAM.
Este padecimiento es parte de los trastornos de ansiedad, los cuales, en términos generales, pueden afectar a entre el 8% y el 29% de la población mexicana. Diferenciar estos dos trastornos permite una mejor comprensión de cada condición y puede ayudar a las personas a buscar el tratamiento adecuado con un profesional.
¿Cuáles son las características de cada uno?
Las notas sobre la distinción entre estas dos condiciones están publicadas en el sitio especializado en salud mental, Good Therapy, y fueron escritas por Regina Lazarovich.
Lazarovich es una psicóloga clínica estadounidense que tiene una amplia trayectoria trabajando con pacientes que padecen trastornos de pánico, obsesivo-compulsivo (TOC), ansiedad social, de ansiedad generalizada y fobias específicas.
“Aunque las personas a menudo confunden los ataques de pánico con los ataques de ansiedad y usan los términos indistintamente, los profesionales de la salud mental los consideran distintos. Mientras que los ataques de pánico están incluidos en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (quinta edición) conocido como DSM-5, los ataques de ansiedad no lo están”, menciona la especialista.
La diferencia principal entre estos dos trastornos es que los ataques de pánico se relacionan con algo que está sucediendo en el momento, la reacción se relaciona al miedo que provoca estar frente a un peligro inminente. Al contrario, la ansiedad se centra en una situación futura y se acompaña de pensamientos preocupantes sobre situaciones que no han ocurrido.
Ataque de pánico

“Las personas que experimentan ataques de pánico recurrentes, inesperados, acompañados de preocupación repetida por tener más ataques de pánico o sus consecuencias están luchando con un trastorno de pánico”, menciona Regina.
El pánico es una reacción de miedo frente a lo que se percibe como un peligro inminente. Se acompaña de pensamientos como “me estoy volviendo loco” o “estoy teniendo un ataque al corazón”.
Los síntomas son súbitos, intensos y duran entre 10 y 30 minutos. Durante un ataque de pánico, es común intentar escapar de la situación o buscar ayuda inmediata.
Los ataques de pánico están asociados con la agorafobia, que es el temor a encontrarse en lugares de los que resulta difícil escapar o donde no se puede pedir ayuda. Estos pueden presentarse con o sin la presencia de agorafobia.
Ataque de Ansiedad

“Aunque todo el mundo se siente ansioso de vez en cuando, la ansiedad y la preocupación excesivas y continuas que interfieren con las actividades diarias son una señal de Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG)”, según Lazarovich.
Las personas que padecen trastorno de ansiedad generalizada (TAG) están constantemente preocupadas por escenarios catastróficos en diversas áreas de su vida y tienen dificultades para manejar la incertidumbre, concentrarse y tomar decisiones.
Entre los síntomas se incluyen sensación de fatiga, irritabilidad, tensión y nerviosismo. También pueden experimentar molestias estomacales como náuseas, diarrea o síndrome del intestino irritable. Pueden persistir durante días o meses, llevando a largo plazo a problemas como tensión muscular, inquietud, irritabilidad y trastornos del sueño. Las conductas derivadas de la ansiedad incluyen evitar situaciones o tomar precauciones adicionales.
Otra manifestación común de la ansiedad es el trastorno de ansiedad social o fobia social. La especialista asegura que si la ansiedad o la evitación de situaciones sociales afectan significativamente la calidad de vida, podría estar presente un trastorno de ansiedad social.
“Las personas que luchan con ansiedad social se sienten nerviosas e incómodas en situaciones sociales porque se preocupan por ser juzgadas… También tienen dificultades para expresar sus opiniones, hacer solicitudes o mantener contacto visual”, menciona el artículo de Good Therapy.
La gente puede temer y evitar conocer gente nueva, asistir a fiestas o reuniones sociales, hablar en público, ser el centro de atención, salir con alguien, ir a trabajar o a la escuela, hablar por teléfono o hacer cosas como comer delante de otros. Los síntomas pueden ir desde ruborizarse hasta temblores y aturdimiento, pasando por malestar estomacal, sudoración, tensión y mareos.
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