Cómo es vivir la guerra en Ucrania en la piel: “Nos acostumbramos a todo, incluso a lo peor”

Ignacio Hutin y Joaquín Sánchez Mariño compartieron sus experiencias en el frente de batalla del Este europeo, en un diálogo realizado en el stand de Leamos-Bajalibros en la Feria del Libro. “Con el correr de los días, la gente se empieza a acostumbrar a esa locura”, describieron

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Ignacio Hutin y Joaquín Sánchez Mariño dialogaron con Belén Marinone en el stand de Leamos (Nicolas Stulberg)

El antropólogo y politólogo Ignacio Hutin y el cronista Joaquín Sánchez Mariño dialogaron en el stand de Leamos-Bajalibros de la Feria del Libro, sobre sus experiencias en la guerra en Ucrania, un conflicto que ya cumplió un año de la invasión de Rusia. Cada uno cubrió el conflicto armado en distintos momentos y ambos compartieron sus impresiones con Belén Marinone.

“Hay que recordar que la guerra no empieza el 24 de febrero de 2022, sino en 2014. No hay que olvidarse de esos ochos años de guerra y de la destrucción y los muertos que hubo en ese tiempo, como tampoco hay que olvidarse del quiebre previo de las relaciones entre Rusia y Ucrania. La guerra fue muy activa entre 2014 y 2015 y yo estuve en 2017, cuando era una época de una guerra más bien estancada, con dos territorios fuera del control del gobierno central ucraniano. Yo quería ver qué había pasado en esos dos territorios que se habían declarado independientes, Donetsk y Lugansk, porque de pronto ya no se hablaba de ese tema. Lo que más me llamó la atención fue lo que vi en Donetsk, una ciudad gigante antes de la guerra y cuando yo llegué estaba vacía, no había gente en ningún lado y el centro de la ciudad estaba impoluto. Había que alejarse un poquito para ver la destrucción, pero el centro de la ciudad estaba perfecto”, recapituló Hutin sobre la fase previa a la invasión rusa.

“Yo llegué a Ucrania el 27 de febrero, estaba cubriendo para Infobae y entrevistando a un ex combatiente de Malvinas porque se cumplían los 40 años del conflicto en abril de ese año. Me acuerdo que fuimos a dormir al hotel y Putin lanza ese discurso que da a las 4 de la mañana de Argentina. Cuando nos despertamos con mis compañeros de cobertura prendimos la tele y ya estaban las imágenes de los primeros bombardeos que habían lanzado sobre Kiev. Mi experiencia fue muy distinta a la de Ignacio porque la guerra cayó pronto en todo el país y estaban todos revolucionados. La gente se sentía en medio de de un bombardeo por más que no estuviera en alguna de las ciudades atacadas. De repente no pasaba nada, sonaban alarmas, pero la alarma en esos primeros días realmente daba la sensación de una inminencia, había algo que estaba a punto de suceder”, señaló Sánchez Mariño.

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Joaquín Sánchez Mariño e Ignacio Hutin junto a Belén Marinone (Foto: Nicolás Stulberg)
Joaquín Sánchez Mariño e Ignacio Hutin junto a Belén Marinone (Foto: Nicolás Stulberg)

“Después con el correr de los días y de los meses la gente se empieza a acostumbrar a esa locura de la guerra, ya uno sabe que toda alarma no es un bombardeo. Lo que vi es un país que estaba, como yo, acostumbrándose a vivir en un país en guerra. La gente organizándose, por ejemplo las chicas de 17 o 18 años organizándose para tejer telas para el ejército, y muchos otros que se intentaban ir”, describió el periodista de Infobae. Y continuó: “Lo primero que vi a la entrada a Ucrania fue gente parada durante 40 kilómetros de ruta con dirección fuera del país, varios autos abandonados porque la fila no avanzaba. Parecía que estaban tratando de componer una imagen apocalíptica, porque dejaban el auto tirado y abierto con las puertas abiertas, con la ventana baja como si fuese tratando demostrar que no importaba nada más que irse”, continuó su recuerdo.

“Yo recuerdo particularmente el tema de la señal de celular, hay zonas donde no hay ningún acceso, no solo lejos de la ciudad, sino incluso dentro. Lo que pasaba al otro lado de la línea de contacto en estas repúblicas autoproclamadas es que siempre que se cortaba algún servicio como la luz, la culpa oficial era de saboteadores ucranianos, siempre decían lo mismo”, detalló Ignacio Hutin. “Del lado controlado por Ucrania yo pasé bastante tiempo en la ciudad de Mariupol, un caso muy particular porque mucha gente que vivía al otro lado de la línea de contacto, del lado controlado por los separatistas, se fue a Mariupol porque era la ciudad más grande controlada por el gobierno ucraniano. De un día para el otro la ciudad creció exponencialmente, llegó mucha gente con nuevas ideas y nuevos proyectos, se abrieron cafés, bares y restaurantes y había una movida cultural impresionante en una ciudad que estaba a 10 km del frente”, señaló el antropólogo y politólogo

“Ahí más o menos la vida era normal, más allá de que de noche se escuchaban los bombardeos y demás. A mí me tocó estar en el frente en primera línea, en trincheras, y todos los kilómetros alrededor de la línea de contacto son zonas abandonadas, donde solamente hay casas destruidas y me quedó muy marcado eso. Lo otro que recuerdo mucho de esa zona es soldados españoles que me contaban los libros que se robaban porque quedaban ahí tirados. Así pasaba también con muebles y otro montón de cosas. La gente se fue y sus lugares se convirtieron en pueblos fantasmas tomados por una brigada”, rememoró el politólogo y periodista, autor del libro Ucrania / Donbass: una renovada guerra fría.

"La gente se sentía en medio de de un bombardeo por más que no estuviera en alguna de las ciudades atacadas", contó Joaquín Sánchez Mariño (Foto: Nicolás Stulberg)
"La gente se sentía en medio de de un bombardeo por más que no estuviera en alguna de las ciudades atacadas", contó Joaquín Sánchez Mariño (Foto: Nicolás Stulberg)

Hutin también compartió los momentos en que sintió temor de perder la vida: “Hubo dos ocasiones en particular que tuve miedo, una cuando fui al frente en primera línea. Aunque yo iba como periodista, iba acompañando un ejército y que te señalen ahí a 200 metros ‘eso es el enemigo, si disparan bajá la cabeza’. Estar parado en una trinchera con tierra hasta el pecho y pensar que en cualquier momento te pueden disparar porque vos tenés un casco... ¿Qué saben del otro lado si sos periodista o si sos argentino? Esa sensación marea, y eso que estuve en una época relativamente tranquila”.

Su relato concluye con otra vívida anécdota. “La otra situación que recuerdo fue en un búnker civil subterráneo a unos 200 metros del frente en un barrio completamente abandonado al oeste de Donetsk, donde como decía Joaquín vive gente mayor, sobre todo mujeres que no se quisieron ir. Pasé una noche ahí bajo tierra con gente que llevaba años viviendo en esa situación, con los bombardeos que se escuchaban arriba a pocos metros. Eso fue muy extraño. Nos terminamos acostumbrando a todo, incluso a lo peor. Por eso hay gente, sobre todo mayor, que se queda ahí aún con todos los riesgos, que decide morir en su tierra. Es algo muy similar a lo que pasó en Chernobyl, donde volvió gente ilegalmente a esa zona”.

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