Gioconda Belli, Laura Restrepo y Sergio Ramírez hablan en la FIL sobre cómo es escribir desde el exilio

Tres escritores latinoamericanos que viven fuera de su país de origen compartieron con la audiencia de la Feria Internacional del Libro cómo se motivan a partir de una realidad lejana a sus orígenes

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¿Qué significa para un autor escribir lejos de casa?, esta pregunta fue el pretexto perfecto para reunir a tres reconocidos exponentes de la literatura latinoamericana que escriben lejos del territorio que los vio nacer, alejamiento, en ocasiones, por convicción y otras por obligación, pero en todas las opciones una realidad lejana al hogar.

En el marco de la Feria Internacional del Libro Guadalajara 2022 los escritores Laura Restrepo (Colombia), Gioconda Belli y Sergio Ramírez (Nicaragua) se reunieron para dar cátedra de cómo construyen sus relatos, ensayos y ficciones desde otras latitudes.

“Es como esa patria, esa casa que no tenemos, la vamos cargando y la vamos haciendo donde vamos; siempre llevo conmigo a Nicaragua, es un país tan chico que siempre digo que es como portátil”, expresó Gioconda Belli.

En el foro Escribir fuera de casa, los autores detallaron cómo se han convertido en activistas políticos y sociales desde las trincheras y los fascinantes mundos de los libros, la palabra y la lengua. Los tres escritores tienen mucho en común, todos se han involucrado en la política en sus propios países buscando luchar en contra de la injusticia y la opresión; el resultado, textos que, de una manera u otra, los han llevado al exilio, una situación que los motiva a seguir la labor literaria, una lucha que se vuelve lejana en el plano físico y cercana con sus compatriotas. En la conversación moderada por Mayra Gonzáles, compartieron con los asistentes de la FIL su pasión para seguir vigentes y activos a pesar de las distancias.

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No tengo dónde vivir. Escogí las palabras. Allá quedan mis libros Mi casa. El jardín, sus colibríes. Las palmeras enormes. Las apodadas Bismarck. Por su aspecto imponente. No tengo dónde vivir. Escogí las palabras, hablar por los que callan, entender esas rabias que no tienen remedio. Se cerraron las puertas, deje los muebles blancos, la terraza donde bailan volcanes a lo lejos, el lago con su piel fosforescente, la noche afuera y sus colorines trastocados. Me fui con las palabras bajo el brazo, ellas son mi delito, mi pecado”. Fragmento de “Despatriada”, de Gioconda Belli.

La charla arrancó con este poema escrito por la nicaragüense leído por Mayra Gonzáles, al tiempo que la autora de “La mujer habitada” y ganadora del Premio LiberPress de Literatura, reveló que para vivir y escribir lejos de casa tuvo que redefinir la noción de lo que representa una casa. Belli, quien aprovechó para presentar su libro de ensayos “Luciérnagas”, expresó que el desplazamiento otorga la posibilidad de “plantearse un propio centro”. Relató que, al vivir lejos, el escritor carga toda su casa, desde lo que se es y se lleva adentro.

“Del otro lado hay un cerrojo, por lo tanto, yo no puedo regresar a mi país y no puedo sentarme al margen del camino a llorar por esa imposibilidad. Si no que el dolor, la ausencia, la nostalgia, tengo que transfórmalo en materiales de lo que yo vivo, que es la escritura, es mi oficio, para eso vivo y de ella uno nunca se retira. Llevamos la escritura a cuestas estemos donde estemos”, explicó por su parte Sergio Ramírez.

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El autor de “Ese día cayó en domingo” relató a la audiencia de la FIL cómo fueron sus primeros días de exilio junto a su familia y la maleta abierta. “Lo que más me afligía en los días recientes de mi exilio era andar de un hotel a otro, de una casa a otra en la incertidumbre de lo que pasaría conmigo y mi mujer, solos y lejos del país”. Ramírez reconoció que la inestabilidad de no contar con un sitio lo atormentaba y solo estuvo tranquilo cuando pudo instalarse y hacer un estudio, reinstalarse representa estar “dentro y fuera de Nicaragua”.

La escritora colombiana Laura Restrepo se sumó a la conversación y recordó cómo, de forma atropellada, tuvo que huir de su país junto a su pequeño hijo de cuatro años y poco más que una maleta. Restrepo afirmó que México es un país que siempre mantiene las puertas abiertas para los exiliados y agradeció haber sido bien recibida, gracias, entre otras cosas, a las intervención de Gabriel García Márquez con el gobierno mexicano. “México nos recibió con las puertas abiertas, todos conseguimos casa, estuvieron pendientes si nos faltaba algo, nunca se nos cerró la puerta”, expresó la escritora.

“Como han dicho Sergio y Gioconda, los latinoamericanos nunca sufrimos un verdadero exilio, siempre tenemos países hermanos a donde llegar, tenemos una memoria colectiva. Tenemos esa movilidad que nos permite sentirnos en casa, estando en distintos países. Ahora se viene en la humanidad lo que va ser, la era de los grandes enormes exilios”, concluyó Restrepo en su intervención en la FIL Guadalajara.

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