
Argentina es uno de los países de mayor consumo de quesos en la región. Se estima que en el país se consume un promedio de más de 11 kilos de queso al año per cápita, según las últimas estadísticas difundidas por el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA).
En el país se producen alrededor de 450.000 toneladas de queso al año de más de 100 variedades. El 50% de la producción nacional de leche se destina a la elaboración de este producto.
Sin embargo, a pesar de ser el predilecto de las reuniones, la mayoría de los argentinos desconoce las bondades y características de cada tipo de queso, las diferencias que existen entre los que son duros, semiduros, blandos, tiempos de maduración de cada uno y cómo conviene maridarlos para destacar las virtudes de cada tipo.
“El argentino es un gran consumidor de quesos pero conoce poco sobre los diferentes tipos y procesos artesanales de su elaboración. De hecho, muchos argentinos compran queso por el genérico: Pategrás y Reggianito, tal vez desconociendo posibles diferencias en la elaboración que otorgan distinto sabor y valor a cada marca, algo que, por ejemplo, en el vino sí ocurre”, señala Nicolás Cañete, gerente de Marketing de Mastellone.

Desde Mastellone Hnos. que cuenta con más de 92 años de trayectoria en la elaboración de quesos y productos, se realizó una cata de quesos en el Palacio Duhau, con el objetivo de profundizar sobre las distintas variedades de quesos de “La Serenísima Selección” y cómo maridarlos con diferentes bebidas que aumentan el disfrute a la hora de consumirlo.
En esta oportunidad, se degustaron el nuevo queso semiduro Estilo Campo, el tradicional Pategrás y los quesos duros Sardo, Provolone, Grana Pampeana (desarrollo propio de la marca) y Parmesano de más de 12 meses de maduración, que, si bien la empresa no comercializa, por tradición familiar lleva décadas elaborándolo. Durante la cata, los participantes pudieron disfrutar y apreciar las distintas características de estas variedades de quesos, conocer el mejor maridaje para cada uno de ellos, sus distintas formas de corte y la temperatura apropiada en la que deben consumirse para así mejorar la experiencia al momento de su consumo.
“Conocer más sobre los quesos ayuda no sólo a elegir mejor, pudiendo identificar diferencias por variedad y por marca, sino también a elevar la experiencia de consumo, disfrutando del queso a su temperatura ideal, con el corte apropiado y con un maridaje perfecto.”, explica Cañete.
Cuatro claves fundamentales para apreciar un buen queso
En primer lugar es fundamental reconocer y evaluar el queso desde los sentidos, y hacerlo de manera consciente: observar el color, sentir el aroma, la textura (en mano y en boca), el gusto (sabor más aroma), y la persistencia en boca.
Otra de las claves que se necesitan conocer es la maduración del queso. Se trata de la etapa final de la elaboración, donde desarrolla su sabor, aroma y textura característicos. Además del tiempo, también son importantes aspectos como la temperatura, la humedad del queso y la experiencia de quien lo elabora para saber cuándo está en su punto perfecto.
En tercer lugar, la temperatura de consumo. El queso no debe servirse frío, ya que las bajas temperaturas ocultan su verdadero sabor y su aroma. En el caso de los quesos semiduros y duros, lo ideal es consumirlos entre 30 minutos y 1 hora después de sacarlos de la heladera, para disfrutarlos en su mejor expresión.
Por último, el corte. El queso no debe cortarse de cualquier manera: El corte apropiado está dado por la forma y el tipo de pasta de cada uno.

Los quesos más elegidos
Estilo Campo: De sabor suave, es un semiduro único en el mercado argentino, inspirado en quesos de origen alemán (Tilsit o Havartis). La presencia de abundantes y pequeños ojos en la masa es su característica distintiva. Es un queso excelente para maridarlo con una cerveza tipo Pilsen.

Pategrás: Un clásico argentino, de pasta semidura, ojos lisos y redondos de entre 10 y 20 mm, y de sabor levemente picante. Es recomendable acompañarlo por ejemplo con un vino blanco del estilo Chardonnay.

Sardo: De tradición italiana, 3 meses de maduración y sabor levemente salado y graso. Por ese sabor es un gran aliado del Malbec para su mayor disfrute.

Grana Pampeana: Desarrollo exclusivo de La Serenísima, inspirado en el Grana Padano italiano. Es un queso duro de 8 meses de maduración, aroma ligeramente frutal y sabor intenso leve, con notas torradas a fruta seca. Al igual que ocurre con el Sardo, este tipo de queso se puede acompañar con un Malbec.

Provolone: Con 6 meses de maduración, se trata de un queso duro de gran aroma y de sabor intenso y picante. Es un gran aliado de vinos tintos como el Cabernet para aprovechar y resaltar todo su sabor.

No caben dudas de que el queso es uno de los favoritos de los argentinos. Es por eso que una cata es perfecta para reconocer sus bondades y características y así poder disfrutarlo en todo su esplendor.
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