Un reciente estudio publicado en Environmental Health Perspectives ha establecido un vínculo entre el uso de productos para el cuidado del cabello y la piel y niveles elevados de ftalatos en niños pequeños. Los ftalatos son químicos disruptores endocrinos que pueden interferir con las hormonas del cuerpo, generando inquietudes sobre sus efectos durante periodos críticos del desarrollo infantil, según el documento.
El equipo de investigación, liderado por Michael Bloom, profesor de la Universidad George Mason, examinó datos clínicos de niños de entre 4 y 8 años, recolectando muestras de orina y encuestas sobre el uso de productos para el cuidado personal en las últimas 24 horas. Los resultados mostraron una relación entre el uso reciente de lociones, ungüentos y acondicionadores y concentraciones más altas de ftalatos en la orina de los niños, de acuerdo con Michael Bloom.
La doctora Lynn Goldman, pediatra y epidemióloga que anteriormente se desempeñó como administradora adjunta de sustancias tóxicas en la Agencia de Protección Ambiental (EPA), señaló que hasta ahora las preocupaciones sobre la exposición a ftalatos se habían centrado principalmente en la dieta. Los ftalatos pueden filtrarse en los alimentos desde envases de plástico y equipos de procesamiento, como tubos y cintas transportadoras, según el estudio citado.
El estudio observó diferencias en la exposición a ftalatos según raza y etnia. Los investigadores encontraron asociaciones significativas entre el uso de aceites para el cabello y niveles elevados de ftalatos en niños identificados como hispanos, asiáticos e isleños del Pacífico. En contraste, el uso de loción corporal se vinculó con ciertos tipos de ftalatos en niños blancos, pero no en niños negros o hispanos. Bloom explicó que estas diferencias podrían deberse a los tipos de productos comercializados para diferentes grupos raciales y étnicos.
En general, los niños negros presentaron los niveles más altos de ftalatos en la orina. Estos hallazgos coinciden con investigaciones previas que indican que muchos productos de belleza dirigidos a comunidades de color contienen niveles más elevados de estas sustancias químicas, de acuerdo con los datos presentados.
La doctora Shruthi Mahalingaiah, profesora adjunta de salud ambiental y reproductiva en la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard, quien no participó en el estudio, destacó la importancia de entender las exposiciones en poblaciones vulnerables como los niños. Según Mahalingaiah, conocer estas diferencias según el origen racial y étnico puede ayudar a los investigadores a diseñar estrategias para reducir dichos riesgos, de acuerdo con el medio NPR.
Estudios anteriores habían relacionado la exposición a ftalatos durante el embarazo y la primera infancia con efectos adversos, incluyendo desarrollo cerebral deficiente y problemas de comportamiento en los niños. Además, se ha sugerido que la exposición a estos químicos podría contribuir a la pubertad temprana en niñas, junto con otros factores como la obesidad y el estrés. Los ftalatos son conocidos por su capacidad para imitar, bloquear o interferir con las hormonas del cuerpo, según las conclusiones del equipo de la Universidad George Mason.
Michael Bloom y sus colegas subrayan que, aunque los ftalatos no permanecen largos periodos en el cuerpo, sus exposiciones acumulativas podrían tener efectos adversos a largo plazo. La evidencia científica sobre los efectos nocivos de los ftalatos es cada vez más convincente, lo que inquieta especialmente respecto a los niños pequeños cuyo cerebro se encuentra en desarrollo activo.
Lynn Goldman sugirió que, a pesar de las crecientes preocupaciones, los padres no deberían asumir la responsabilidad de verificar los ingredientes de los productos. En su opinión, este es un papel que corresponde a la FDA y la EPA. Según Goldman, se necesita más investigación para que los reguladores examinen más de cerca estos químicos y comprendan mejor sus efectos acumulativos sobre los niños y otras poblaciones vulnerables.
Shruthi Mahalingaiah señaló que la creciente popularidad de los productos de cuidado personal entre preadolescentes y adolescentes, impulsada por las redes sociales, es un recordatorio de los posibles riesgos de una exposición continua a sustancias químicas disruptoras endocrinas. Esta preocupación llevó a Mahalingaiah a recomendar aplicaciones como YUKA, que permiten a los consumidores escanear códigos de barras de productos y detectar posibles problemas de salud relacionados con los ingredientes, según el informe, de acuerdo con NPR.