
Steve Finnan, fue una pieza clave del plantel del Liverpool y campeón de la Champions League en 2005 bajo la dirección de Rafa Benítez, enfrenta en la actualidad una grave crisis personal y financiera que amenaza con arruinar buena parte de lo construido tras una carrera deportiva exitosa. Su situación es el resultado de una cadena de infortunios legales y comerciales que comenzó poco después de su retiro del fútbol profesional y que, con el paso del tiempo, lo ha dejado ante los tribunales de insolvencia en Londres por deudas acumuladas.
Al colgar las botas, Finnan decidió asociarse con su hermano Sean en el sector inmobiliario, esperando encontrar una nueva fuente de estabilidad y rendimiento económico. Las cosas, sin embargo, pronto comenzaron a torcerse. En 2016, Finnan detectó irregularidades y documentos poco claros en la administración del negocio por parte de su hermano, lo que le llevó a tomar medidas legales para esclarecer la situación y recuperar importantes sumas invertidas en el proyecto común.
El primer paso de Finnan fue llevar su caso ante los tribunales. En 2018, el Tribunal Superior de Justicia reconoció su derecho a aproximadamente cuatro millones de libras, una resolución que parecía poner punto final a la disputa. No obstante, este aparente triunfo fue efímero, ya que Sean Finnan fue declarado en bancarrota al año siguiente, una circunstancia que dejó la sentencia sin efecto real y privó a Steve de cualquier compensación económica. “El dinero parecía haberse agotado en parte por gastos personales de Sean y por costes legales elevados”, dejó constancia el exfutbolista en una comunicación escrita durante aquel periodo.

Con la bancarrota de su hermano, lejos de acabar, comenzó una fase aún más enmarañada de litigios. Steve Finnan se vio inmerso en procedimientos judiciales contra distintos bufetes de abogados. Particularmente relevante fue su querella contra el despacho Charles Russell Speechlys, al que acusó de negligencia profesional y reclamó por ello nada menos que 6,9 millones de libras por el daño sufrido en la gestión de su conflicto inicial. Esta demanda fue rechazada, incrementando además su vulnerabilidad ante nuevos gastos judiciales. Intentó llevar más lejos la disputa intentando que uno de los abogados fuera encarcelado por desacato, acción que solo agravó su panorama económico.
A este escenario se sumaron desencuentros con un segundo despacho, Candey Ltd, debido al pago reclamado de honorarios profesionales, y cuya resolución fue igualmente adversa para Finnan. Cada nuevo fallo judicial, aunque de menor cuantía que los primeros montos en juego, fue agregando una carga financiera creciente y asfixiante. Según sus propios cálculos, la aventura inmobiliaria y la subsiguiente batalla legal lo llevaron a perder 3,3 millones de euros en préstamos, casi 3 millones más por la depreciación de las acciones que poseía, y alrededor de 460.000 euros en diversas costas y honorarios legales.
Steve y una década de disputas legales
Actualmente, el resultado de casi una década de disputas se traduce en un proceso de insolvencia por el impago de una factura de menos de 50.000 libras, una cantidad derivada de una de las múltiples batallas legales fallidas, que se ventila en el Central London County Court. Para evitar la bancarrota, Finnan apeló la orden, alegando que la complejidad de su caso excedía la jurisdicción del tribunal de condado y denunciando además supuesta parcialidad por parte del juzgado. Sin embargo, el Tribunal Superior rechazó de plano estos argumentos. El juez consideró la apelación “totalmente sin mérito”, interpretando que solo buscaba aplazar el trámite del proceso de bancarrota. De momento, el caso permanece inscrito en la lista de insolvencias a la espera de nuevas resoluciones, manteniendo en vilo el futuro financiero de quien fue uno de los héroes en la final legendaria de Estambul, cuando Liverpool revirtió la historia para consagrarse en Europa.
Originario de Limerick, Irlanda, y nacido el 24 de abril de 1976, Steve Finnan representa el perfil del futbolista de bajo perfil y gran entrega, alejado del brillo mediático, pero imprescindible en el engranaje de sus equipos. Con más de 50 apariciones como internacional por Irlanda y una carrera que lo llevó del Fulham al Liverpool —donde sumó más de 200 partidos e integró el plantel que ganó la FA Cup en 2006 además de la Champions—, se consolidó como un lateral fiable y constante. Tras sus pasos finales en el Espanyol y el Portsmouth, Finnan se retiró en 2010, cerrando una etapa deportiva marcada por la discreción y la profesionalidad. Ahora, a casi dos décadas de su mayor éxito, afronta las consecuencias de una etapa posterior tan desafiante como imprevisible.
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