Fermín Cabanillas
Castaño del Robledo (Huelva), 6 dic (EFE).- La localidad onubense de Castaño del Robledo puede presumir de contar con los adornos de Navidad más sostenibles, ya que todos los que lucen en sus calles están hechos de forma artesanal, mediante la técnica del ganchillo.
Se trata de una tradición en este pueblo, que durante el año está habitado por unas 80 personas, pero que estos días de puente multiplica su población, con mucha gente que acude atraída por la llamativa forma de celebrar la Navidad en este rincón de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche.
Pese a las bajas temperaturas, el municipio se llena de turistas que recorren sus calles para toparse con un Papá Noel con sus renos a base de ganchillo, una maqueta de su plaza principal incluido el Ayuntamiento o guirnaldas colgadas en las distintas vías con cero emisiones de alumbrado porque están hechas con el mismo método artesanal.
En este pueblo han aprendido a dar un paso más en la elaboración del 'amigurumi', la costumbre japonesa de tejer pequeños muñecos mediante técnicas de croché o ganchillo, gracias al centro Guadalinfo, entre otras entidades, y la labor de Manuela Pérez, que desde este centro lo ha fomentado entre los vecinos de todas las edades.
Fue hace unos diez años cuando comenzó a gestarse la idea de que sus adornos navideños tuviesen un nuevo aire, aunque lo que se planteó inicialmente fue que se colocaran algunos elementos en sus farolas, al mismo tiempo que se mantenía el alumbrado tradicional.
En el año 2020, en plena pandemia, el Ayuntamiento decidió destinar parte del presupuesto dedicado al alumbrado navideño a ayudas sociales para las personas más perjudicadas, pero como no se quería prescindir de la celebración de la Navidad en sus calles, se organizó todo para que el ganchillo se extendiese.
La idea fue evolucionando y se pensó en diseñar con ganchillo varias réplicas de monumentos locales, incluido el edificio del Ayuntamiento, con el atractivo añadido de que está réplica en concreto está colocada delante del mismo edificio consistorial, lo que permite a quien acude a verlo comparar ambas creaciones, una junto a la otra.
La concejala de Cultura, Francisca Sánchez Cabeza, explica a EFE que la vinculación de vecinos y visitantes con la idea es tal que “no existe el vandalismo”, y solo en una ocasión “desapareció un muñeco de nieve, pero apareció poco después”.
“Se empezaron haciendo poquitas cosas y cada año tenemos más adornos y más público que viene a visitarnos”, explica, mientras recorre algunos de los puntos del pueblo donde están los más llamativos, y dice que no solo los vecinos colaboran, sino “gente que viene el fin de semana, se lleva los materiales y cuando vuelve ya entrega el trabajo hecho”.
Y todo con cero impacto ambiental porque se usan en exclusiva materiales reciclados, todos los adornos que se colocan en el pueblo están hechos a mano, hasta el ‘caganer’, la figurita típica de los belenes catalanes, que se encuentra en el belén de la iglesia, el cual también está hecho completamente de ganchillo.
Se trata de un espectáculo gratuito y al aire libre, que se reparte en varios puntos del pueblo y se pueden visitar a pie en un corto paseo, siempre con la condición de intentar no tocar los adornos para asegurar su preservación, aunque algunas de las zonas expositivas se han vallado para verlas de cerca pero sin que se corra riesgo de que se estropeen. EFE
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(Foto) (Vídeo)
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