Ana Adan, catedrática de psicobiología: “Dormir otros cinco minutos entre alarmas es una barbaridad”

La experta explica porque nos sentimos más cansados a pesar de dormir más y la importancia de tener un horario fijo

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Una mujer despertándose con la
Una mujer despertándose con la alarma

Lo primero que observamos con el cambio de hora son los beneficios. El pensamiento de que dormiremos más es reconfortante y se instala rápidamente en nosotros. Pero hay cosas importantes que conocer sobre este aspecto que no son tan buenas como pensamos. Este fin de semana, como cada año, hemos experimentado el cambio de hora, un ajuste que nos ofrece una hora extra de descanso, pero que también puede alterar nuestro ciclo de sueño.

Aunque la idea de dormir más tiempo pueda parecer tentadora, expertos en salud advierten que este pequeño trastorno horario puede generar dificultades para conciliar el sueño en los primeros días tras el cambio. Esto se debe a que, con la llegada del horario de invierno, los días se acortan y oscurece más temprano, mientras que nuestro cuerpo sigue manteniendo el mismo ritmo, lo que puede dificultar la relajación nocturna.

El impacto de este desajuste no solo afecta a la hora en que nos vamos a la cama, sino también a cómo nos despertamos por la mañana. Es común caer en la tentación de dormir “cinco minutos más” o configurar varias alarmas, pero ¿realmente nos ayuda este comportamiento? Según los expertos, aunque esta práctica pueda parecer inofensiva, en realidad podría estar perjudicando la calidad de nuestro descanso y afectando nuestra energía durante el día.

Las alarmas: ¿aliadas o enemigas del descanso?

El funcionamiento del sueño es un proceso delicado que depende de varios factores, como la hora en la que nos acostamos y la calidad de nuestro descanso. Para Ana Adan, un sueño restaurador requiere entre siete y ocho horas ininterrumpidas. Las personas que se despiertan fácilmente con una sola alarma son aquellas que han alcanzado el descanso necesario, ya que su cuerpo está suficientemente recuperado. En cambio, aquellos que necesitan varias alarmas, según la especialista, probablemente no han alcanzado una recuperación completa.

Dormir con el wifi encendido (TikTok)

La interrupción del sueño con alarmas repetitivas no solo afecta a la calidad del descanso, sino que también dificulta que el cuerpo logre pasar por las fases reparadoras del sueño, especialmente la fase REM, esencial para la memoria y la concentración. Lo que provoca fatiga, somnolencia y falta de concentración. También puede causar estrés, ya que el cuerpo entra en un estado de alerta o de “lucha o huida” repetidamente, aumentando los niveles de cortisol.

El problema de dormir “cinco minutos más”

La tentación de dormir unos minutos adicionales entre alarmas es común, pero tiene sus consecuencias. Según Adan, los cinco o diez minutos que muchas personas intentan recuperar entre cada despertador apenas suponen un beneficio real. Más bien, lo que ocurre es que el cuerpo vuelve a entrar en un estado superficial de sueño, sin alcanzar las fases profundas de descanso.

Algunas personas tienen problemas para
Algunas personas tienen problemas para dormir por sus hábitos durante el día. (Freepik)

Esto, a largo plazo, puede generar un mayor cansancio y aumentar la sensación de fatiga durante el día. Además, los expertos coinciden en que esta práctica puede llevar a un ciclo vicioso donde el cuerpo se acostumbra a interrumpir su descanso de manera constante, afectando tanto la calidad como la cantidad de sueño.

Por todo esto, aunque el cambio de hora puede ofrecernos una pequeña oportunidad de descanso adicional, lo cierto es que el desajuste en nuestros horarios puede tener efectos negativos en nuestro sueño. La clave para aprovechar al máximo este tiempo extra de descanso está en evitar la tentación de las alarmas múltiples y mantener una rutina de sueño regular y reparadora.