La postura de la vela, el ejercicio de yoga que mejora la circulación sanguínea y ayuda a reducir el estrés

Conocida como ‘sarvangasana’, es una de las posiciones más populares debido a sus múltiples beneficios para el organismo ya que, al realizarla, se invierte el flujo sanguíneo, lo que facilita el retorno venoso

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El yoga combina ejercicio físico y meditación para mejorar fuerza, postura y flexibilidad. Favorece la respiración consciente, reduce ansiedad, fortalece huesos y articulaciones, mejora el sueño, la inmunidad y la salud cardiovascular, aportando equilibrio emocional y bienestar integral.

El yoga se ha convertido en uno de los deportes estrella para quienes necesitan liberar tensiones y reducir el estrés que genera la rutina diaria. Diversos estudios en neurociencia asocian la práctica regular, entre dos y tres veces por semana, con mejoras notables en la salud mental. Pero, de entre todas las posturas, la de la vela, o sarvangasana, destaca por la necesidad de una ejecución precisa, así como por los múltiples beneficios que aporta al organismo ya que, entre otras cosas, mejora la circulación sanguínea y ayuda a calmar la mente.

Actualmente, la popularidad del yoga ha dado lugar a múltiples variantes adaptadas a distintas necesidades, y su presencia se ha expandido en gimnasios y centros de bienestar. Entre las modalidades destacan el Bikram yoga, practicado a temperaturas elevadas para favorecer la eliminación de toxinas; el Aeroyoga, que introduce cuerdas o telas y la experiencia de ingravidez; y estilos clásicos como Sivananda Yoga o Hatha Yoga. Todas estas disciplinas comparten el objetivo de integrar cuerpo, mente y emociones a través de la respiración y las posturas.

Por qué la postura de la vela es tan importante en el yoga

Una mujer practica yoga. (Freepik)
Una mujer practica yoga. (Freepik)

Sarvangasana, conocida como la postura de la vela, destaca como una de las posiciones más reconocibles dentro del yoga. Para ejecutarla, la persona eleva el cuerpo, apoyándose en hombros, nuca y brazos, mientras mantiene las piernas extendidas de forma vertical. Diversos manuales de yoga la mencionan como la “reina de las asanas” debido al impacto que produce en el organismo.

Al adoptar esta postura, se invierte el flujo sanguíneo, lo que facilita el retorno venoso y linfático desde las extremidades inferiores hasta el corazón y los órganos internos. Esta inversión contribuye a estimular la circulación, alimentar las glándulas endocrinas y optimizar la función de los órganos abdominales.

Así, fortalece brazos, hombros y los músculos del cuello, y suele emplearse como preparación para posturas más avanzadas. A pesar de sus múltiples beneficios, en varias secuencias de yoga se reserva para la parte final de la práctica.

Cómo realizar la postura de la vela, paso a paso

Postura de la vela, un
Postura de la vela, un ejercicio de yoga con múltiples beneficios para la salud. (Pinterest)

La postura de la vela consiste en elevar el cuerpo sosteniéndose con los hombros, la nuca y los brazos, manteniendo las piernas rectas hacia arriba. Su ejecución demanda precisión en la alineación y la técnica, debido a la exigencia física que implica.

La práctica se inicia acostado boca arriba, con brazos y piernas extendidos y realizando respiraciones profundas. El movimiento continúa elevando las piernas y la pelvis, apoyando la zona lumbar con las manos. Los codos deben mantenerse doblados para brindar firmeza y estabilidad. Al adoptar la postura final, las piernas permanecen extendidas hacia el techo, la columna alineada y la mirada fija en ese punto.

El tiempo recomendado de permanencia oscila entre 30 segundos y un minuto, con respiración continua. Para salir de la postura, es clave descender las piernas y la espalda de forma pausada, antes de recuperarse en una posición relajada. Sarvangasana requiere supervisión y guía adecuada, especialmente para quienes se inician en el yoga.

Cuáles son los beneficios de la ‘sarvangasana’

Esta postura de inversión, que sostiene el cuerpo sobre los hombros y la nuca con las piernas elevadas verticalmente, favorece la circulación sanguínea al facilitar el retorno venoso y estimular el sistema vascular. El ejercicio de compresión y descompresión en la región del cuello incide en el funcionamiento de las glándulas endocrinas, especialmente tiroides y paratiroides, lo que puede contribuir al equilibrio hormonal.

La ejecución de esta asana fortalece los músculos abdominales, estira la columna vertebral y ayuda a corregir tensiones posturales. Además, se asocia con un efecto calmante sobre el sistema nervioso, alivia el estrés y mejora la función respiratoria al expandir el pecho.

Algunos practicantes señalan mejoras en el aspecto de la piel y el cabello, así como un alivio de la fatiga y la pesadez en las piernas gracias al mejor flujo sanguíneo. Estas características consolidan a la postura de la vela como una de las más recomendadas en la práctica regular del yoga.