España pierde su estatus en el top 10 mundial donde más se invierte: ajustar el impuesto sobre sociedades podría ser una solución, según los economistas

España ha salido por primera vez en cuatro años del top 10 mundial de países más atractivos para la inversión extranjera directa (IED). Así lo recoge el último informe elaborado por el Instituto de Estudios Económicos (IEE) junto a Kearney, que analiza el panorama actual y las razones que han llevado a que la economía española descienda al puesto once del FDI Confidence Index 2025.

El documento, titulado ‘La confianza empresarial y la inversión extranjera en España’, expone los factores que explican esta caída, pero también subraya las oportunidades y medidas que podrían ayudar a recuperar el protagonismo internacional como destino inversor.

El IEE señala, en primer lugar, la creciente complejidad regulatoria y el aumento de barreras burocráticas, que dificultan tanto la llegada como la operación de empresas extranjeras. Los inversores perciben que los trámites administrativos son lentos y costosos, lo que resta competitividad frente a otros destinos.

A esto se suma una presión fiscal sobre las empresas superior a la media europea, que afecta a la rentabilidad de los proyectos y puede favorecer la deslocalización. Según el informe del IEE, los impuestos corporativos y otros gravámenes han ido en aumento en los últimos años, elevando los costes de operaciones para los inversores.

La inseguridad jurídica es otro aspecto que preocupa al capital extranjero. Cambios en la legislación, falta de estabilidad normativa y dudas sobre la protección de los derechos de propiedad obstaculizan la toma de decisiones a largo plazo. La inestabilidad política de distintos periodos recientes también se interpreta como un factor de riesgo añadido.

Otros elementos que destacan en el informe son la necesidad de avanzar en innovación y digitalización -ámbitos en los que España se sitúa por debajo de la media europea– y el descenso en ránkings internacionales de libertad económica y competitividad fiscal.

A pesar de la pérdida de confianza reflejada en el índice mundial, España mantiene atractivos que siguen captando el interés inversor. El informe del Instituto de Estudios Económicos resalta la ubicación estratégica del país, que funciona como puerta de entrada a los mercados europeos, africanos y latinoamericanos.

Además, la economía española presenta una importante diversificación sectorial, con posiciones destacadas en energías renovables, turismo, industria manufacturera y servicios avanzados. Las infraestructuras de transporte y telecomunicaciones se consideran de calidad, y el país cuenta con mano de obra cualificada y ciudades como Madrid o Barcelona que cuentan con hubs de innovación.

Asimismo, España se sitúa en posiciones destacadas a nivel internacional en ámbitos como las energías renovables, la tecnología, el turismo y los servicios avanzados Por último, las iniciativas públicas, incentivos fiscales y proyectos destinados al desarrollo digital y sostenible completan la lista de puntos fuertes.

Según los datos recogidos por el IEE en su informe, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Suecia, Países Bajos, México, Japón, Italia y Noruega son los diez primeros del listado de países que más invierten en España.

En concreto, durante el periodo de 2020 y 2024, las inversiones estadounidenses en nuestro país alcanzaron los 6.676 millones de euros de promedio anual. Una cifra considerablemente superior a los 1.427 millones de euros al año que invirtió Estados Unidos durante 2008 y 2013, lo que demuestra su interés en la economía española.

Por su parte, Reino Unido ha invertido una media de 5.197 millones de euros de promedio anual desde la pandemia hasta 2024, destacando la IED realizada el pasado año que fue de 12.000 millones de euros.

Por sectores, la inversión extranjera se concentra especialmente en la industria manufacturera, el sector de las energías renovables, la información y las telecomunicaciones, la construcción, las actividades financieras, el comercio y el turismo. En los últimos años, ha crecido la inyección de capital en proyectos tecnológicos, biotecnología, fintech e inteligencia artificial.

El Instituto de Estudios Económicos propone en su estudio una serie de medidas para revertir la tendencia negativa. Entre sus recomendaciones destacan:

• Simplificar y agilizar los trámites administrativos, para que la puesta en marcha de empresas extranjeras sea más rápida y menos costosa.
• Garantizar la estabilidad regulatoria y reforzar la seguridad jurídica, con una protección efectiva de los derechos de propiedad y reglas de juego predecibles.
• Ajustar la política fiscal para hacerla más competitiva y cercana a la media europea, especialmente en cuanto a impuestos sobre sociedades.
• Fomentar la inversión en innovación, digitalización y formación, para posicionar a España en sectores estratégicos globales.
• Mantener la estabilidad política y buscar consensos en las políticas económicas esenciales para los inversores internacionales.
• Mejorar la imagen exterior del país como destino de inversión y promover la relocalización de empresas que buscan acercar su producción a Europa.

El informe del IEE concluye que nuestro país afronta el reto de recuperar posiciones en el mapa mundial de la inversión extranjera, pero cuenta con las condiciones necesarias para lograrlo. El éxito dependerá de la capacidad para aplicar reformas que mejoren el entorno empresarial y ofrezcan seguridad, incentivos y oportunidades a quienes buscan invertir y crecer en España.