El asteroide ‘asesino de ciudades’ tiene aún más probabilidades de impactar la Luna en 2032

El asteroide 2024 YR4, descubierto en 2024, ofrece una oportunidad única para observar un evento astronómico

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El asteroide 2024 YR4, descubierto
El asteroide 2024 YR4, descubierto en 2024, ofrece una oportunidad única para observar un evento astronómico. (Crédito: X / @esa)

El espacio exterior puede ser terrorífico. Vacío, pero lleno de peligros que, en ocasiones, son impredecibles. Incluso en el interior de la heliosfera —la región espacial que se encuentra bajo la influencia del viento solar y su campo magnética— existen todavía cosas por descubrir. En diciembre de 2024, sin ir más lejos, se detectó el asteroide 2024 YR4 y, en un principio, los astrónomos creían que podía impactar en la Tierra. O, mejor dicho, que existía una probabilidad inusualmente elevada de colisión.

En febrero de 2025 llegaron las primeras estimaciones de su trayectoria: situaban la probabilidad de impacto con la Tierra durante su “regreso” orbital en 2032 en un notable 3,1%. Un porcentaje mínimo en términos cotidianos, pero lo bastante significativo si se considera el potencial devastador de un objeto de entre 53 y 67 metros de diámetro, dimensiones similares al asteroide que arrasó Tunguska (Siberia, Rusia) en 1908. Un asteroide “asesino de ciudades”.

Un poco más probable que impacte en la Luna

Afortunadamente, en cuestión de semanas el escenario se volvió mucho menos preocupante para la Tierra. Los científicos rebajaron el riesgo de impacto a una fracción insignificante, descartando prácticamente toda posibilidad de una colisión. Sin embargo, la noticia venía con un giro: ese mismo análisis mantenía a la Luna como posible objetivo en la trayectoria de 2024 YR4, con un riesgo calculado entonces en torno al 3,8%.

Según informan desde Science Alert, la comunidad astronómica ha mantenido la vigilancia sobre el asteroide, y los nuevos datos publicados modifican, de nuevo, el guion. Observaciones recientes obtenidas con el telescopio espacial James Webb (JWST) en mayo de 2025 han permitido a la NASA afinar los cálculos y elevar la probabilidad de impacto lunar hasta el 4,3%. Andy Rivkin, del Laboratorio de Física Aplicada Johns Hopkins, lideró el equipo responsable de esta última actualización.

La trayectoria del asteroide 2024
La trayectoria del asteroide 2024 YR4.

Si bien el riesgo no es ni mucho menos extremo, la noticia resulta relevante en varios sentidos. Por un lado, por tranquilizar: el posible impacto de 2024 YR4 sobre la Luna no tendría consecuencias catastróficas. Ni destruiría el satélite ni alteraría su órbita. Pero sí abriría una oportunidad única para observar de cerca la formación de un cráter de grandes dimensiones, un fenómeno de relevancia científica. La posibilidad de asistir al proceso, medir sus efectos y analizar los materiales eyectados promete datos valiosos sobre la geología lunar y la interacción de cuerpos celestes en el sistema solar.

El destino de 2024 YR4 sigue, por ahora, marcado por la incertidumbre. Los astrónomos advierten que calcular trayectorias precisas exige observaciones regulares, y en estos momentos el asteroide se encuentra demasiado lejos para ser estudiado con detalle. Cada cuatro años, sin embargo, vuelve a acercarse lo suficiente a la Tierra como para permitir nuevas mediciones.

Imágenes del bólido que ha cruzado Portugal, captadas por Antonio J. Robles desde Sevilla (@RedSpmn/X)

La próxima ventana de observación llegará en diciembre de 2028, cuando telescopios y radares podrán seguir el rastro del asteroide con mayor precisión. Los cálculos dejarán entonces menos margen a la especulación y, si el destino se alinea, la ciencia quizás pueda presenciar un evento que pocas veces ha tenido la oportunidad de documentar: la creación de un cráter de impacto en la Luna a partir de un visitante espacial que, por fortuna para la Tierra, acabó eligiendo otro objetivo.

Mientras tanto, la comunidad astronómica mantiene la mirada puesta en los datos y las simulaciones, sabiendo que cada actualización permite comprender un poco mejor qué posibilidades ofrece el cosmos.