Pedro Sánchez se resiste a retirar la tributación del IRPF en el salario mínimo y se aferra a que se calmen las aguas para no tener que rectificar

Si PSOE y Sumar escenificaron este martes un choque sin precedentes, ambos tratan ahora de dar una imagen de que el Gobierno goza de buena salud a pesar de las discrepancias. Las dos almas que integran el Gobierno de coalición, divididas en torno a la decisión de Hacienda de que el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) comience a tributar en el IRPF, buscan reconducir la situación, aunque mantienen sus posiciones contrapuestas.

Buena muestra de lo primero fue la intervención de Pedro Sánchez en la primera sesión de control al Gobierno del nuevo curso político, asumiendo la obligación de que el salario mínimo comience a tributar, pero sin meterse de lleno en los argumentos para “no hacer sangre” con la otra parte del Ejecutivo, tal como explicaron fuentes gubernamentales. “Tenemos este debate porque el Gobierno ha subido un 61% el SMI, con ustedes (PP) siempre en contra”, declaró el líder del Ejecutivo en respuesta al presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, quien había acusado previamente al Gobierno de “quedarse con la mitad de la subida del salario mínimo”.

La parte socialista del Gobierno se resiste a rectificar, una posibilidad que gana enteros en el Congreso dada la amplia oposición a la medida: desde Sumar, socio minoritario de Pedro Sánchez, pasando por otros grupos de izquierdas, como Podemos, ERC, EH Bildu y BNG, hasta el PP y Vox. Por eso, en el Ministerio de Trabajo, en manos de Yolanda Díaz, creen que a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, no le quedará más remedio que dar un paso atrás y mantener el SMI exento de tributación.

“Vamos a ver cómo evoluciona todo”, aconsejan en Ferraz para no adelantar acontecimientos ni pillarse los dedos sobre el futuro de esta medida, que por ahora Sánchez rechazar retirar. Los socialistas esperan que, con el paso de los días, las críticas de la oposición vayan a menos para no tener que verse forzados a rectificar. Mientras tanto, asumen la polémica y lamentan haber perdido “el relato” frente a los detractores.

Por eso, en Moncloa recetan “hacer pedagogía” hasta que amaine la tormenta. A diferencia del martes, cuando la decisión de Hacienda pilló con el pie cambiado incluso a la parte socialista del Ejecutivo, los de Pedro Sánchez salen en bloque a defender la oportunidad de que algunos perceptores del SMI (la medida afecta alrededor de un 20%) paguen IRPF.

El socio mayoritario del Gobierno cree que “no es un obstáculo para lograr el objetivo principal, que es aumentar los ingresos reales y el poder adquisitivo de los trabajadores”, según fuentes de Moncloa. De hecho, consideran que este nuevo criterio es “necesario para que el SMI pueda seguir subiendo”. Los socialistas también agitan la idea de que la desigualdad no se combate con exenciones fiscales, sino con servicios públicos “fuertes”. Por ello, llaman a impulsar una “cultura fiscal responsable” y justifican que esta medida va en la dirección de “desplegar políticas públicas más eficaces”.

Sin embargo, en Sumar creen que la presión por parte de la mayoría de partidos acabará por torcer el brazo a Montero. Aunque ya hay varias iniciativas planteadas por los grupos en el Congreso para que el nuevo salario mínimo esté exento de IRPF (una de Podemos, otra del PP y una tercera, presentada conjuntamente por ERC y BNG), los de Yolanda Díaz apuestan por mantener el diálogo y alcanzar una solución antes de que este asunto llegue a someterse a una votación.

Cabe destacar que el Ejecutivo tiene la opción de vetar las iniciativas que supongan aumento de gasto o disminución de ingresos. Según el artículo 134.6 de la Constitución, las iniciativas de este tipo requieren la confirmación del Gobierno para ser tramitada. Si bien, ante esta posibilidad, Sumar rehúsa comentar si uniría sus votos a los del PP en la Mesa del Congreso para levantar ese hipotético veto.

En este sentido, están dispuestos a dar al PSOE una “salida política”. Esto es, trabajar en una pista de aterrizaje para que los socialistas se retracten sin evidenciar el cambio y evitar además que esta situación pase factura a la coalición. Fuentes de este espacio vaticinan que será la propia Montero quien recoja cable y ven un “avance” el gesto de Sánchez de no defender “abiertamente” la decisión de su compañera de filas. Con todo, en Sumar descartan por ahora recurrir a la mediación del presidente del Gobierno, pero siguen dispuestos a dar la batalla para obligar a sus socios a dar un paso atrás.