El restaurante en un pueblo riojano de 75 habitantes recomendado por ‘The New York Times’: un menú diario de cocina tradicional por 22 euros

El experto gastronómico David Farley aconseja varios establecimientos de cocina tradicional riojana escondidos en pequeños pueblos de montaña

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Viniegra de Abajo, La Rioja
Viniegra de Abajo, La Rioja (Adobe Stock)

Cuando hablamos de La Rioja y su gastronomía, sus vinos aparecen automáticamente en nuestra mente. En efecto, esta región brilla por sus excelentes bodegas y por la enorme tradición vitivinícola que ha pasado durante años de generación en generación. Pero la gastronomía riojana no se reduce a los blancos y tintos que nacen de sus tierras. Esta zona del norte español es también el destino ideal para disfrutar de la cocina tradicional, de los guisos y platos caseros que se sirven en sus restaurantes familiares.

Los mejores de ellos se pueden encontrar en sus pequeños y tranquilos pueblos. Es a estas pequeñas aldeas, rodeadas de montañas escarpadas y campos de cultivo, hasta donde ha viajado el experto gastronómico David Farley, periodista del prestigioso The New York Times. El escritor estadounidense, especializado en viajes y gastronomía, firma un artículo en el que recomienda varios restaurantes de cocina tradicional riojana que se alejan de las zonas más concurridas, saliendo del centro de Logroño para adentrarse en sus áreas más rurales y disfrutar así de la esencia más primaria de su cocina.

Lo cierto es que, más allá de las grandes locomotoras de la gastronomía riojana, estrellas Michelin como Echaurren o Venta Moncalvillo, existen restaurantes familiares en los que la buena cocina se sirve con una sonrisa y un excelente vino de la casa, negocios de toda la vida en los que sus dueños han puesto el alma y años de trabajo. En su artículo, el experto recomienda cinco de estos establecimientos, lugares de parada obligatoria para aquellos que pasen un fin de semana recorriendo los pequeños pueblos rurales riojanos.

Uno de ellos es Casa Comidas Irene, en Viniegra de Abajo, un restaurante que sirve recetas familiares elaboradas a partir de productos de proximidad del Valle del Nejerilla y de las Siete Villas. Con espacio para únicamente 20 comensales y ubicado en el interior de una casa tradicional con techos de vigas de madera, es una de las casas de comidas más conocidas y queridas de la zona.

Interior de Casa Comidas Irene,
Interior de Casa Comidas Irene, en Viniegra de Abajo, La Rioja.

En su artículo, Farley define este pequeño restaurante como un tesoro culinario que pocos extranjeros han tenido la suerte de descubrir aún, una joya escondida en un pequeño pueblo de apenas 70 habitantes. “Si estás dispuesto a enfrentarte a la estrecha carretera montañosa que serpentea a lo largo de la frontera entre La Rioja y Castilla y León, serás recompensado con vistas de altas montañas verdes salpicadas de vacas pastando y un suculento almuerzo en el tranquilo pueblo de Viniegra de Abajo”.

La cocinera al mando, Irene Sobrón, abrió sus puertas en 2013, inaugurando un modelo de negocio basado en ofrecer un único menú del día con tres platos, más el vino de la casa, por un total de 22 euros. Fue esta oferta la que conquistó al crítico estadounidense. “Comimos manitas de cerdo tiernas en una espesa salsa de tomate, tres grandes albóndigas de cerdo en una salsa ligeramente dulce de naranja, y un plato de venado muy intenso cubierto con una salsa de setas”, narra en su artículo, alabando la tradición que se saboreaba en cada bocado de este menú.

Un entorno único

Ya solo el viaje hasta esta pequeña casa de comidas hace que merezca la pena su visita. Conducir hasta allí supone toda una aventura, atravesando carreteras serpenteantes por onduladas colinas cubiertas de viñedos y montañas verdes por doquier. El destino no es menos impresionante, un pequeño pueblo de montaña en el que se respira y se saborea la tradición rural riojana.

Viniegra de Abajo, La Rioja.
Viniegra de Abajo, La Rioja. (Adobe Stock)

Viniegra de Abajo es una localidad integrante de las Siete Villas y se encuentra entre el Camero Nuevo y la sierra de la Demanda, en lo que se conoce como la subcomarca del Alto Najerilla. Más allá de su impresionante entorno, marcado por el bello valle por el que discurre el río Urbión, llama la atención su conjunto urbano con casonas indianas de piedra que conviven con las bonitas construcciones de piedra de tipología ganadera que caracterizan a este pueblo, de tradición trashumante.