La amenaza de que la parálisis parlamentaria continúe inquieta a Sumar, mientras que el PSOE, el partido mayoritario en el Gobierno, resta importancia a la sequía legislativa que azota la legislatura desde que comenzó (en agosto del año pasado). De hecho, en la parte socialista del Ejecutivo normalizan la idea de que se vean obligados a gobernar sin el concierto del Parlamento, como apuntó Pedro Sánchez, a base de reales decretos y órdenes ministeriales.
Esta situación amenaza con empeorar si el Ejecutivo no consigue aprobar los Presupuestos de 2025, la principal baza que tiene Sumar para evitar quedar rezagados en el seno del Gobierno ante unas encuestas que siguen dibujando su declive. Con la reducción de la jornada laboral todavía en el aire, los de Yolanda Díaz ven en la negociación de las cuentas un escaparate importante para lograr medidas que lleven su sello y, de esta manera, ganar peso en el Gobierno de coalición.
Varias fuentes del espacio progresista, conformado en el Congreso por hasta siete fuerzas, afirman seguir con preocupación el ambiente pesimista que rodea las semanas previas a la negociación de las cuentas públicas, un proyecto todavía pendiente de acordarse entre las dos almas que sostienen la coalición gubernamental. Estas voces, como también en Moncloa, reconocen la complejidad de que la mayoría que invistió a Pedro Sánchez de luz verde a los Presupuestos cuando los apoyos más delicados para el Gobierno, Junts y ERC, tienen que afrontar un importante momento de reflexión en octubre y noviembre, respectivamente.
Una voz con peso en el grupo parlamentario teme que estas formaciones seguirán poniendo palos en las ruedas a la acción del Ejecutivo durante los próximos meses. Y es que, la celebración de estos cónclaves, no solo servirá para reorganizarse (con la tensión interna que eso conlleva), ya que sendos partidos independentistas, cuyo apoyo es imprescindible para el Gobierno, también redefinirán su estrategia en Madrid después de las derrotas que han sufrido en las últimas citas electorales. Después de que quede aclarada su hoja de ruta, estas fuentes creen que la legislatura definirá su rumbo.
Pero desde el partido creado por la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo no solo ponen el foco en la actitud de estas fuerzas, pues también temen que el PSOE baje los brazos y de por perdida su capacidad legislativa. Esta situación pone en guardia a Sumar, una formación que está en el Gobierno para “transformar”. “Al PSOE le basta con gestionar, pero a nosotros no”, añaden estas voces para sostener que la escasez de normas ambiciosas por parte del Gobierno beneficia al PSOE en detrimento de Sumar.
Sumar quiere implicarse en la negociación
Estas voces señalan que los Presupuestos son la piedra angular de buena parte de sus planteamientos. Por ello, fuentes de la dirección de la formación creada por la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo plantean la opción de negociar de manera conjunta con las diferentes fuerzas del arco parlamentario para reforzar la apuesta por aprobar unos nuevos Presupuestos. Es decir, coliderar las negociaciones con los grupos e “intensificar la imagen” de la búsqueda de acuerdos con estos partidos.
En las tres negociaciones presupuestarias anteriores, el PSOE siempre llevó la voz cantante. De esta manera, el socio minoritario (Unidas Podemos) negociaba en el seno de la coalición y, una vez las cuentas desembarcaban en el Congreso, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, se empleaba con el resto de aliados parlamentarios. En esta ocasión, Sumar quiere remangarse para evitar que la posibilidad de llevar a cabo un proyecto ambicioso (la vivienda será un asunto mollar) caiga en saco roto.
En esta línea, otras fuentes cercanas a la dirigente gallega añaden que Sumar abordará con el PSOE en el marco de la negociación presupuestaria, cuando se retome, varias medidas fiscales que se quedaron en el aire en marzo. En concreto, subir el impuesto a los ricos y crear uno para las grandes herencias, además de retomar el compromiso de la mejora de la progresividad en el IRPF.