La estrategia de una escuela cordobesa para sostener la continuidad pedagógica

La docente Lucía Faroni relató la adaptación virtual que tuvieron que afrontar a partir del 16 de marzo

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La situación de pandemia nos tomó de sorpresa, como a toda la sociedad. Nos despedimos el viernes 13 de marzo para reencontrarnos al siguiente lunes, pero eso nunca sucedió. En nuestra institución nos llevó dos días organizarnos y poner en práctica un camino que aún seguimos recorriendo, explorando y tratando de mejorar: el camino de la virtualidad.

Un aspecto de nuestra escuela que fue a nuestro favor es que ya contábamos con dos plataformas virtuales desde el año pasado: Mi escuela digital, para lo relacionado a la gestión de notas, asistencias y seguimiento; y EdModo: que permite crear evaluaciones, asignación de tareas y compartir material.

En abril comenzamos con clases virtuales semana de por medio a través de Zoom y Google Meet. A medida que la cuarentena se fue extendiendo, decidimos realizar los encuentros de manera semanal.

Más avanzada la cuarentena, recurrimos a la plataforma TICMAS, que puso a nuestra disposición de manera totalmente gratuita todos sus contenidos, lo que permitió que los alumnos pudieran recorrer una secuencia de manera interactiva a través de una aplicación.

Nos sentimos afortunados porque nuestra comunidad educativa cuenta con la posibilidad de acceder a un dispositivo con conexión a internet, y por ello nuestro vínculo con los conocimientos y el acompañamiento es muy estrecho pese a esta situación.

En el inicio de está segunda etapa se habló por primera vez de la escasa posibilidad del regreso a las aulas, y en el caso de regresar lo harían solo los alumnos de sexto año. Por lo tanto tuvimos que ajustar y formalizar ciertas metodologías que veníamos incorporando desde el inicio de la cuarentena como:

-Clases virtuales semanales de 60 a 90 minutos aproximadamente. Los alumnos tienen un total de 5/6 clases diarias (incluidas materias especiales como educación física, taller de cine y fotografía, pasantías)

-Llevamos un registro, no de notas, sino del proceso de aprendizajes del alumno. Lo que se llama una rúbrica en donde se va realizando y tomando registro de una evaluación formativa.

-Se toma asistencia en las clases virtuales ya que en ese momento se presenta el tema y se va construyendo de manera conjunta. En estos encuentros se estableció como norma institucional que ingresen con la cámara encendida así podemos interactuar de forma más óptima.

-Los actos escolares, ya desde la primera etapa, también se realizaron de manera virtual. Fue un desafío y una incertidumbre muy grande para los docentes que estaban a cargo, pero la experiencia resultó hermosa.

-Ya no hablamos de planificación anual sino de secuencias que vamos planteando en base a los contenidos prioritarios.

Nuestro mundo escolar se volvió 100% virtual y no solo por las clases. Las reuniones de departamento, de personal, reuniones con familias, trabajo con el gabinete pedagógico y los docentes de integración para alumnos con diferentes adecuaciones. Todo es desde la virtualidad tratando de mantener la cotidianeidad que había antes de esta pandemia.

Poniendo todo nuestro corazón a lo que hacemos y apoyándonos como equipo comenzamos con muchas energías, ideas y propuestas esta nueva etapa.

Por Lucía Faroni - Docente de física y matemática de nivel medio del Instituto Milenio Villa Allende, Córdoba.